La noche de las multitudes
Manu Chao y Kiko Veneno mandaron en la jornada m¨¢s concurrida de las fiestas
Tras las lluvias de la noche del viernes, las multitudes se echaron a la calle para celebrar a su patrona en una noche del s¨¢bado marcada por las multitudes. Pues de multitud hay que calificar al gent¨ªo que se acerc¨® al F¨®rum para ver como Manu Chao volv¨ªa a ser profeta en la Merc¨¨, ya su fiesta, espacio que domina siempre que quiere simplemente manteni¨¦ndose fiel a s¨ª mismo, haciendo de la entrega f¨ªsica y de la m¨²sica acelerada por un bombo impenitente su sempiterno santo y se?a. De igual manera, en la plaza de la Catedral, Kiko Veneno hizo peque?a la explanada acariciando al respetable con sus gui?os populares, sus tiernas historias de pillos entra?ables, amores c¨¢lidos e inacabables deseos de vivir aunque las cosas se pongan feas, que casi siempre lo han estado para sus personajes. Fueron dos de los destacados conciertos de unas fiestas musicales que atestaron de p¨²blico hasta no dejar margen a ning¨²n espectador m¨¢s en la Damm, que al trasladar sus actividades vinculadas al BAM de la calle Rosell¨®n al interior de su f¨¢brica ha movido de espacio el problema sin acabar de solucionarlo del todo.
Pero uno de los instantes m¨¢s significativos de la noche lo ofreci¨® Cathy Claret en la Catedral, quien al iniciar su concierto se mostr¨® emocionada por estar actuando all¨ª y dijo, ella, nacida francesa pero hija n¨®mada de la vida acogida como una igual por los gitanos barceloneses, ¡°esta noche me siento muy de Barcelona¡±. Y s¨ª, la ciudad la acog¨ªa en cierto modo de forma oficial dej¨¢ndola explicar por fiestas y en un escenario noble su suave fusi¨®n flamenca por medio de canciones que hablan de esperanza, de respeto a lo gitano, mostr¨® su bandera, ella que dijo no ser de banderas, y por extensi¨®n de los n¨®madas y personas que escogen vivir de otra manera. En ese mismo escenario m¨¢s tarde Kiko Veneno demostr¨® que si bien las sillas que se disponen frente al escenario son un detalle necesario para los m¨¢s mayores, facilitan el colapso del espacio en conciertos como el suyo. Una multitud se api?¨® en los laterales de la zona con sillas para cantar a pleno pulm¨®n ¡°Echo de menos el crujir de tus tostadas/sentir por el pasillo tu gato que ara?a¡±. Por cuestiones de volumen quiz¨¢s no fue la mejor idea usar un grupo de cuerda para hacer temas por otra parte preciosos como ¡°La casa cuartel¡± o ¡°Dice la gente¡±, pero al menos quienes previsores lograron silla los pudieron disfrutar sin poluci¨®n de las conversaciones de los que pugnaban por acercarse para o¨ªr los arreglos ac¨²sticos. En cualquier caso un exitazo de lo popular y meridional.
A todo esto el cielo se iluminaba con rel¨¢mpagos lejanos, y hasta dejo caer una tenue lluvia en el F¨®rum, mientras tras la actuaci¨®n de la Sra Tomasa, Manu sacud¨ªa su multitud sacudi¨¦ndose ¨¦l mismo, gorra calada, camisa roja, micro golpe¨¢ndole el pecho a la altura del coraz¨®n en se?al de entrega. Pasa el tiempo y este barcelon¨¦s de adopci¨®n mantiene la velocidad de un repertorio en el que solo hay una canci¨®n que muta hasta convertirse en otras diferentes, que pasaron por el F¨°rum como un tif¨®n. Por el contrario, el epicentro del BAM en la dupla Corominas/?ngels propuso una noche m¨¢s calmada en la que destac¨® Eska, una cantautora improbable hecha realidad, al tomar los mimbres del folk ingl¨¦s para con ayuda de un contrabajista y un guitarrista acercarlos a la tradici¨®n de una mujer joven y negra que dispone de una voz estupenda. Por su parte Chris Cohen, norteamericano p¨¢lido, se ajust¨® al t¨®pico de la melancol¨ªa indie con un cancionero delicad¨ªsimo en clave del pop de los sesenta donde brillaron tanto los estribillos como los sorprendentes giros que presentaba cada canci¨®n, no sometida al imperio del puente-estribillo-puente. La m¨²sica bailable occidental de Balogi y sus ra¨ªces africanas y el perfume del desierto de Imarhan pusieron la nota en el Moll de la Fusta, un espacio no masificado en una noche de multitudes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.