El or¨¢culo de la mala memoria
El ensayista estadounidense David Rieff aborda en una charla los conflictos de Europa
Con el ensayista estadounidense David Rieff participamos en el congreso de Sabidur¨ªa y Conocimiento que organiza la Cadena Ser en C¨®rdoba. El p¨²blico ocupa todas las butacas del Teatro G¨®ngora y asiste con inter¨¦s al debate, participa en el coloquio y reprende con dureza a los que no son de su agrado. Son la prueba de una reconfortante vitalidad. Al fin y al cabo, aqu¨ª de lo que se trata es de discutir.
David, cuya placidez y sorna desmienten el t¨®pico del enervado vecino de Manhattan, aborda la encrucijada cr¨ªtica de los dilemas europeos con su sofisticado escepticismo. El objeto de la conversaci¨®n es conocer la visi¨®n que tiene un intelectual americano de nuestros conflictos. Al comenzar la charla los enumeramos en desorden: el Brexit, los refugiados, el burkini, el euro, la responsabilidad en la guerra de Siria, el poder de Alemania¡
Como referente de autoridad cito la cr¨ªtica que hizo Hans Magnus Enzensberger al tinglado burocr¨¢tico de la Comisi¨®n Europea y al entramado de organismos que despliegan su agenda legislativa al margen del Parlamento Europeo. El c¨ªtrico informe de Enzensberger, que fue recibido como la queja de un intelectual enojado, no ha sido desmentido y no parece que ning¨²n representante en la c¨¢mara com¨²n se haya hecho eco de sus serias acusaciones contra la indolencia, la ceguera pol¨ªtica o la complicidad de los gestores europeos.
Respecto al burkini, la cuesti¨®n se trat¨® como si la prenda femenina fuera el espacio crucial de nuestras contradicciones. Se considera que el pa?uelo o el velo no es un s¨ªmbolo religioso sino la marca de una sumisi¨®n: la mujer musulmana ha sido obligada a esconder y disimular (por razones que nos parecen sumamente enigm¨¢ticas) la existencia de su cuerpo (su cabello, su rostro, sus pechos, sus piernas). Por otro lado, la democracia debe garantizar el libre albedr¨ªo de sus ciudadanos y si las mujeres desean cubrirse seg¨²n sus creencias o siguiendo la costumbre popular en sus pa¨ªses de origen, la ley no debe impedirlo. Surge entonces la pregunta: el burkini que envuelve a la mujer desde la coronilla de su cabeza hasta los tobillos, ?lo establece la doctrina de una fe mis¨®gina o la coerci¨®n patriarcal que ejerce el poderoso entorno que las rodea?
Como David Rieff piensa al margen del dictamen que emite lo pol¨ªticamente correcto, sus reflexiones nos cogen siempre desprevenidos. Hay que leer sus libros como si fueran una receta. Pues no hay ejercicio intelectual m¨¢s recomendable: ponernos en cuesti¨®n, procurarnos una confrontaci¨®n inteligente con las ideas ajenas, hurgar en la penumbra de nuestras preferencias y hacer tambalear las sacrosantas convicciones del ego.
Quiz¨¢ sea en el asunto de la Memoria Hist¨®rica en donde Rieff es m¨¢s perturbador. A mi juicio, estamos obligados a ofrecer reparaci¨®n moral a los que fueron las v¨ªctimas derrotadas y sacrificadas en la Guerra Civil. Creo que debemos sacar a los fusilados de las tumbas furtivas a las que fueron arrojados y rehabilitarlos con un homenaje colectivo. Y creo que esta operaci¨®n deber¨ªa haberla llevado a cabo hace a?os la derecha conservadora espa?ola. Este gesto habr¨ªa sido de una potencia c¨ªvica admirable. Pero no se hizo entonces, cuando correspond¨ªa hacerlo: durante la Transici¨®n, y cada d¨ªa es m¨¢s irreparable el olvido. David Rieff afirma en su ensayo (Contra la memoria, Debate) que la memoria pol¨ªtica es la causa de un nuevo conflicto pues inevitablemente act¨²a como acusaci¨®n y agravio contra los otros.
Maldita sea. Hemos llegado tarde otra vez.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.