Al rescate del ¡®otro¡¯ Clav¨¦
¡®L¡¯aplec del Remei¡¯ muestra en el TNC la cara oculta de un pionero del teatro l¨ªrico catal¨¢n
Vivimos en un pa¨ªs que es puro esperpento. Mientras que el Liceo, buque insignia de la ¨®pera, ni estrena ni hace gran cosa por recuperar el teatro l¨ªrico catal¨¢n, el Teatro Nacional de Catalunya (TNC) le da una lecci¨®n de fe en la difusi¨®n de ese olvidado patrimonio con el reestreno de L¡¯aplec del Remei, de Josep Anselm Clav¨¦, primera zarzuela en lengua catalana que se conserva y que, para m¨¢s inri, se estren¨® en el Liceo, y con ¨¦xito, en 1858. El alma mater del rescate es Xavier Albert¨ª, director del TNC y de un espect¨¢culo que reivindica tanto al Clav¨¦ compositor como al federalista republicano y activista revolucionario que padeci¨® persecuci¨®n y exilio por defender sus ideales progresistas.
Travestido para la ocasi¨®n como la ¡°aclamada¡± directora polaca Wanda Pitrowska, Albert¨ª empu?a la batuta con energ¨ªa para darle una segunda oportunidad a una de las muchas reliquias del teatro l¨ªrico catal¨¢n que acumulan polvo en los archivos. Y la merece, sin duda, L¡¯aplec del Remei, elegida para abrir la temporada del TNC con una corta agenda de funciones en su Sala Gran que finaliza este domingo.
Si Josep Anselm Clav¨¦ (1824-1874), solo recordado hoy en d¨ªa como referente del movimiento coral, hubiera nacido en Francia, probablemente ser¨ªa un autor respetado en el g¨¦nero de la opereta que hizo c¨¦lebre a Offenbach; sigue su modelo en la zarzuela biling¨¹e de costumbres L¡¯aplec del Remei ¡ªjuntarse es el remedio¡ª para ofrecer, bajo apariencia festiva, una cr¨ªtica feroz de las miserias pol¨ªticas de la sociedad de su tiempo y, por lo visto en el TNC, tambi¨¦n del nuestro.
No deja t¨ªtere con cabeza Clav¨¦ al satirizar, y de paso hacer llegar a la sociedad los valores republicanos, a la reina regente, Mar¨ªa Cristina de Borb¨®n, y a su hija Isabel II, que fueron a Catalu?a a tomar los ba?os como en la pieza hacen Do?a Socorro y su hija en una visita a Caldes. Tampoco la clase pol¨ªtica se libran de sus dardos envenenados.
L¨¢stima que en lugar de una representaci¨®n teatral en toda regla, lo que ofrece el TNC es una versi¨®n de concierto disfrazada y aderezada con gags y acciones teatrales abiertamente deudoras del genial y surrealista universo de Carles Santos; se llevan la palma el coro de ba?istas de Caldes que cantan bebiendo en porr¨®n y el ascenso en gr¨²a de Tuietes, la noieta protagonista, mientras sube al agudo en la gran aria de coloratura... puro homenaje a Santos.
Bravo a las voces. El bar¨ªtono Josep Ram¨®n Oliv¨¦ luce una voz de hermoso color en su d¨²o amoroso con la soprano Mar¨ªa Hinojosa, magnifica en los n¨²meros de mayor calado belcantista Antoni Comas, el tenor fetiche de Santos, saca buen partido a las coplillas de Gim¨¦nez en un kal¨® inventado, pero, maldita la gracia, tiene que hacer de invidente que no para de tropezar y caerse por el escenario, recurso teatral penoso y de mal gusto. Completan a buen nivel el reparto la mezzosoprano Marta Fiol, el bar¨ªtono Miquel Cobos y el actor Roberto G. Alonso.
Bravo tambi¨¦n a la Orquestra Simf¨°nica de l¡¯Escola Superior de M¨²sica de Catalunya (ESMUC), bien adiestrada en los ensayos por el director de orquesta Xavier Puig, y al acertad¨ªsimo Coro de les Gl¨°ries Catalanes. Todos rayaron a buena altura en la funci¨®n del viernes, con la sala llena de p¨²blico.
La partitura tiene siete n¨²meros, en edici¨®n cr¨ªtica de Francesc Cort¨¦s, as¨ª que, para ampliar la duraci¨®n del espect¨¢culo (una hora y 25 minutos) se a?aden piezas como Els xiquets de Valls, La Maquinista y L¡¯Euterpense, fantas¨ªa sinf¨®nica sobre motivos de Clav¨¦ de Nicolau Manent, con arreglos de Jordi Cornudella. La cruz del montaje son las arengas que ensalzan hasta el hartazgo las virtudes de Clav¨¨ y que el actor Oriol Gen¨ªs defiende, con la mejor voluntad del mundo, en unos parlamentos algo tediosos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.