Mortadelo y Filem¨®n cobran 8 euros¡ a la semana
Ib¨¢?ez somete a sus dos personajes a la precariedad laboral en ¡®Sueldecitos m¨¢s bien bajitos¡¯
?Cu¨¢nto cobran Mortadelo y Filem¨®n? Pues ocho euros¡ Pero no a la hora, no¡ a la semana. S¨ª, los recortes de sueldo y la precarizaci¨®n laboral tambi¨¦n han llegado a la T.I.A: el Ministerio les ha rebanado el presupuesto, como es bien visible en las 46 p¨¢ginas de Sueldecitos m¨¢s bien bajitos (Ediciones B: tirada de 15.000 ejemplares en castellano; 2.600, en catal¨¢n), la nueva entrega de las aventuras de los ya hace a?os m¨ªticos personajes, creados en 1958, por Francisco Ib¨¢?ez y que se puso a la venta el pasado mi¨¦rcoles.?
La miseria salarial conlleva un tan obligado como tragic¨®mico pluriempleo y los consecuentes enga?os en el enunciado de las ofertas laborales, que arranca ya en la portada (el trabajo de alta peluquer¨ªa no deja de ser una burda labor de esquilador de burros) y afecta a todos los estratos de la agencia: Ofelia hace horas extra de cabaretera en un revista musical de sesentonas; el profesor Bacterio, unas chapucillas como lampista y hasta el Super pilla al vuelo unas suplencias como barrendero. Mortadelo y Filem¨®n transportar¨¢n a pata ata¨²des de una funeraria, trabajar¨¢n a lo bruto en el campo, destrozar¨¢n una obra de construcci¨®n o trasladar¨¢n enfermos sin ambulancia por media Espa?a.
El pluriempleo del c¨®mic tiene mucho del real que viv¨ªan los espa?oles en los a?os 50. ¡°Claro que lo sufr¨ª: trabajaba en un banco como botones hasta el mediod¨ªa y luego me iba corriendo a casa a dibujar en el tablero; ya estando en el oficio, he estado much¨ªsimo tiempo sin vacaciones: llegu¨¦ a sacar seis ¨¢lbumes al a?o; cuando hacer 15 p¨¢ginas de historieta a la semana era casi imposible, yo ya hac¨ªa veinte¡; pero incluso hoy lo doy por bien empleado¡±, comenta Ib¨¢?ez, al parecer incombustible a pesar de sus 80 a?os ya bien cumplidos: este ya es su tercer ¨¢lbum de 2016, tras El capo se escapa (en alusi¨®n a la fuga del Chapo Guzm¨¢n) y el siempre puntual especial cuando hay unos Juegos Ol¨ªmpicos: esta vez, los de R¨ªo de Janeiro. En cualquier caso, Ib¨¢?ez tiene claro que las aventuras de Mortadelo y Filem¨®n "no est¨¢n al servicio de la cr¨ªtica social: no es su funci¨®n ni pienso en ello; su esencia es el gag generado por ellos mismos, el gag continuado, un poco copiado de ese celuloide rancio que ve¨ªa de peque?o, los cortos de Charlot, Harold Lloyd o La Pandilla¡±, enumera.
A ello, revela, le a?ade alg¨²n personaje de actualidad, alg¨²n cameo gr¨¢fico, tipo Rajoy o Barack Obama (Barrac Mojama en este ¨¢lbum), o m¨¢s de un gui?o verbal, tipo sacar a pasear a un perrazo de una ricachona llamada Koplovilla o la presencia de un ejecutivo de sueldazo millonario y poseedor, claro, de tarjetas black. ¡°Su presencia es una excusa para justificar cierta actualidad, pero solo abordo temas pol¨ªticos o sociales candentes cuando creo que van a durar a?os, como El Tesorero, sobre B¨¢rcenas, o ?Elecciones!; el de los sueldecitos, desgraciadamente, va en esa l¨ªnea: estaremos as¨ª tiempo¡±.
Mis personajes no est¨¢n al servicio de la cr¨ªtica social: no es su funci¨®n ni pienso en ello; su esencia es el gag generado por ellos mismos, el gag continuado, un poco copiado de ese celuloide rancio que ve¨ªa de peque?o, los cortos de Charlot, Harold Lloyd o La Pandilla"
A pesar de encontrarse, como lanza con humor, ¡°en la Estaci¨®n Terminus, esperando entrar en la v¨ªa del desguace¡±, admite Ib¨¢?ez que el sector vive un momento dorado como nunca antes; y ah¨ª se enmarca el preg¨®n de Javier P¨¦rez And¨²jar, donde le cit¨®, reivindicando la cultura popular, entre otros muchos del gremio: ¡°Tengo que darle las gracias por hablar de nosotros; a?os atr¨¢s, este reconocimiento no exist¨ªa: los Escobar, Pe?arroya, Cifr¨¦, Raf¡ ¨¦ramos invisibles para los medios¡±. Y ya instalado en la nostalgia, tiene un recuerdo para V¨ªctor Mora, fallecido el pasado verano: ¡°Un tipo extraordinario: le conoc¨ª en el diario La Prensa, una cabecera de la llamada Prensa del Movimiento; su Capit¨¢n Trueno es casi coet¨¢neo de mi Mortadelo; luego me ayud¨® mucho en mis inicios en Bruguera¡±.
Tambi¨¦n agradece el recent¨ªsimo t¨ªtulo de Ramblista de Honor: ¡°Es el paseo por excelencia de Barcelona; de ni?o iba mucho porque ten¨ªa una amigo que viv¨ªa por ah¨ª y a¨²n recuerdo cuando se pod¨ªa correr por ¨¦l, antes de que el ej¨¦rcito de ocupaci¨®n del turismo lo haya dejado intransitable¡±. En realidad, alg¨²n gui?o t¨¢cito a Barcelona suele haber a menudo en sus obras; as¨ª, en Sueldecitos¡, hay referencias a las largas obras de la L¨ªnea 9 del metro y aparecen unos manteros africanos (presencia pol¨¦mica en la capital catalana), a quienes Mortadelo y Filem¨®n, trabajando en el servicio de limpieza municipal, tiran sus pertenec¨ªas a un cami¨®n de basura confundi¨¦ndolas con una bolsa de desechos.
En la pr¨®xima aventura, Ib¨¢?ez ubicar¨¢ a Mortadelo y Filem¨®n en un hipermercado de pueblo encadenando gags, claro, en cada una de las secciones del centro comercial
Infatigable, Ib¨¢?ez ya est¨¢ perge?ando la nueva aventura larga (se acerca ya a las 200) de sus dos desastrosos agentes: ¡°Antes de acabar una historieta ya estoy pensando en la siguiente¡±, admite. Parece ser que los ubicar¨¢ en un hipermercado de pueblo encadenando gags, claro, en cada una de las secciones del centro comercial. Respira un poco porque el guion siempre ha sido la faceta que m¨¢s le ha agobiado: ¡°Es m¨¢s importante que los dibujos: si no funciona, est¨¢s abocado al fracaso¡±, resume. Una vez tiene el tema y el maldito guion del mismo, arranca con lo gr¨¢fico: ¡°Empiezo a hacer gags sobre ellos, las primeras vi?etas¡±. Luego viene lo de pasarlo ya a un papel en blanco formal ¡°y ah¨ª recreo la idea si es necesario y veo, con el l¨¢piz ya en la mano, qu¨¦ no funciona¡±. Y de ah¨ª la cosa va a lo de pasarlos a tinta, ¡°procurando que los dibujos no sean planos, que salgan de la p¨¢gina, como si tuvieran relieve¡±. Solo entonces es donde Ib¨¢?ez admite que empieza a delegar: ¡°Muchos dibujantes j¨®venes no saben crear historias, pero s¨ª pasar muy bien a tinta¡±.
A lo de darle color ya hace mucho tiempo que Ib¨¢?ez no se dedica. ¡°En Bruguera, cuando hablaba de eso, me dec¨ªan: ¡®No se preocupe, de eso ya se encargan en el taller¡¯. Y cuando les hac¨ªa ver que en una p¨¢gina una chaqueta era verde, en otra ya era azul y en una tercera, rosa, me respond¨ªan: ¡®Nada, nada, nimiedades, todo se vende; usted a crear y a crear'¡±. Y en eso sigue.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.