Los controvertidos refer¨¦ndums
El primer refer¨¦ndum del que se tiene noticia fue aquel en que Pilatos pregunt¨® a a la gente reunida a qui¨¦n quer¨ªa salvar de la muerte, si a Barrab¨¢s o a Jesucristo, con el resultado conocido. Falto deliberaci¨®n, sobr¨® exaltaci¨®n
La instituci¨®n del refer¨¦ndum ha sido objeto de innumerables cr¨ªticas, elogios y controversias. Se ha utilizado y se utiliza en reg¨ªmenes democr¨¢ticos pero tambi¨¦n en sistemas pol¨ªticos autoritarios y dictatoriales. En Espa?a lo sabemos bien. Hay pa¨ªses con larga tradici¨®n en el tema como la siempre mencionada Suiza, y otros que han empezado a usarlo muy recientemente. Lo que les ha puesto nuevamente de actualidad ha sido su cada vez m¨¢s frecuente utilizaci¨®n y la sorpresa que se han llevado en muchos casos los que los han organizado pensando que con ello ratificar¨ªan y reforzar¨ªan la legitimidad de sus decisiones. En efecto, los recientes casos de Gran Breta?a, Hungr¨ªa y Colombia, con resultados adversos a los auspiciados por sus promotores han hecho sonar de nuevo todas las alarmas.
Sabemos que desde 1945 se han celebrado en Europa unos 900 refer¨¦ndums (la mitad en Suiza). Expertos en el tema, Braulio G¨®mez de la Universidad de Deusto y Joan Font del CSIC, afirman que un poco m¨¢s de la mitad (53'5%) los ganaron los gobiernos que los convocaron. Se ganan m¨¢s los que son obligatorios por ley que los convocados por iniciativa popular o de manera extempor¨¢nea por el gobierno. ?Por qu¨¦ se siguen convocando a pesar de lo incierto de su desenlace? Parece claro que son bien vistos por la poblaci¨®n ya que aparentemente no hay nada m¨¢s democr¨¢tico que pedir directamente a la poblaci¨®n que se pronuncie sobre un dilema concreto. A menudo, se busca reforzar la legitimidad de decisiones que de tomarse directamente por los ¨®rganos previstos, gozar¨ªa de respaldo legal, pero quedar¨ªan dudas sobre el apoyo que el tema suscita entre el conjunto de la poblaci¨®n afectada. Y ello es m¨¢s frecuente en tiempos como los actuales en los cuales la desafecci¨®n democr¨¢tica ha aumentado al mismo tiempo que la desconfianza frente a unas instituciones consideradas poco representativas.
Las virtudes de los refer¨¦ndums quedan limitadas por sus defectos. Simplifican la complejidad de los temas sobre los que se quiere dirimir; se mezcla el tema en cuesti¨®n con otras variables en juego (popularidad del gobierno, situaci¨®n econ¨®mica,¡); reducen la pluralidad al obligar a la polarizaci¨®n; la posibilidad de manipular la pregunta mixtifica el resultado (recordemos la pregunta en el refer¨¦ndum sobre la OTAN); no siempre la deliberaci¨®n necesaria para tomar la decisi¨®n se ve favorecida por la existencia de informaci¨®n fiable que muestre las consecuencias reales de una u otra alternativa (recordemos la manipulaci¨®n de Farage en el Brexit) o se ve dificultada por el formato binario con el que se fuerza la votaci¨®n. Sin mencionar el hecho que al d¨ªa siguiente de la consulta, los problemas que justificaron su celebraci¨®n no queden ni mucho menos resueltos. Dice Zagrebelsky, magistrado de la Corte Constitucional italiana, en su libro El crucifijo y la democracia, que el primer refer¨¦ndum del que se tiene noticia fue aquel en que Pilatos pregunt¨® a la gente reunida a qui¨¦n quer¨ªa salvar de la muerte, si a Barrab¨¢s o a Jesucristo, con el resultado conocido. Falt¨® deliberaci¨®n, sobr¨® exaltaci¨®n, concluye el magistrado.
Volvemos en Catalu?a a la pantalla del refer¨¦ndum. La situaci¨®n de bloqueo pol¨ªtico en Espa?a y la nula voluntad del PP o del sector hoy hegem¨®nico del PSOE para buscar respuestas a la evidencia de un 80% de la poblaci¨®n catalana descontenta con el status quo del autonomismo y que precisa respuestas a necesidades perentorias como la vivienda o el sustento diario, vuelven a situar la consulta como un instrumento que dilucide voluntades y obligue a cambios. No sirvi¨® el 9N ni tampoco la reconversi¨®n en plebiscitarias de las elecciones del 27S. La necesidad de mantener la tensi¨®n y evitar fisuras en el bloque independentista obliga a fijar un nuevo D¨ªa D y a renovar la ya manoseada hoja de ruta, sin considerar otras alternativas. Tenemos un a?o para conseguir que el refer¨¦ndum sea algo m¨¢s que una nueva prueba de que existe un problema. Y no parece f¨¢cil con el escenario que tenemos. Temas clave son censo, seguimiento y aceptaci¨®n internacional, preguntas, existencia o no de porcentajes m¨ªnimos de participaci¨®n, etc. Al final, lo determinante ser¨¢ que la convocatoria concite la necesidad de participar de todas las personas con derecho al voto, y no solo de los que son partidarios de la independencia. El refer¨¦ndum puede ser ¨²til si se trabajan a fondo los aspectos que permitan reforzar las notables potencialidades y reducir los evidentes defectos de un controvertido instrumento democr¨¢tico.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UB
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