El escultor catal¨¢n de Renoir
La exposici¨®n de Fundaci¨®n Mapfre recupera la obra conjunta de Ricard Guino y el pintor
Poder ver una obra tan ic¨®nica como es Baile en el Moulin de la Galette de Pierre-Auguste Renoir fuera de su ambiente natural ¡ªel Museo de Orsay¡ª, resulta excepcional. La obra, que refleja magistralmente el ambiente bohemio de uno de los templos del ocio parisino, tan solo ha viajado fuera de la capital francesa en cinco ocasiones: a Nueva York, a San Petersburgo, a Tokio y, en dos ocasiones, a Barcelona: la primera en 1917 y, ahora, como estrella de la exposici¨®n Renoir entre mujeres que permanece abierta en la sede de la Fundaci¨®n Mapfre hasta el 8 de enero. Pero la muestra barcelonesa contiene otros atractivos m¨¢s all¨¢ de esta pintura. Entre ellos descubrir a un Renoir escultor eclipsado por sus obras pict¨®ricas. Pero, sobre todo, poder ver el trabajo de un artista catal¨¢n, pr¨¢cticamente desconocido, como es Ricard Guino i Boix (1890-1973), que trabaj¨®, mano a mano, con Renoir en la elaboraci¨®n de sus esculturas de las que podemos ver media docena en esta muestra. Hasta ahora, Ricard o Richard Guino (tras obtener la nacionalidad francesa en 1925) no hab¨ªa tenido casi visibilidad. En Girona, su ciudad natal, el museo de historia s¨ª conserva algunas de sus piezas y el artista da nombre a una de las calles de esta capital, pero el principal museo catal¨¢n, el Museo Nacional de Arte de Catalu?a (MNAC), no conserva ninguna de las obras de este escultor.
Ricard Guino ten¨ªa 20 a?os cuando lleg¨® a Francia en 1910. Hijo de un ebanista se hab¨ªa formado en la escuela de Bellas artes de Girona y luego en la de Barcelona. En una de las exposiciones que hizo en esta ¨²ltima ciudad, el escultor Aristides Maillol lo descubri¨® y comprob¨® que a los dos les inspiraba el ideal cl¨¢sico de belleza femenina mediterr¨¢nea. Por eso le invit¨® a que trabajara para ¨¦l en uno de sus talleres en Francia.
Renoir realiz¨® alg¨²n trabajo escult¨®rico al comienzo de su carrera, pero las piezas de mayor relevancia las hizo cuando ya era un artistas reconocido en su plena madurez. En 1913, con 72 a?os, la artritis reumatoide no imped¨ªan al reconocido maestro seguir pintando, pero si trabajar la materia, una de sus preocupaciones desde joven. Por eso busc¨® que alguien le ayudara a plasmar en tres dimensiones su esp¨ªritu creador; "unas manos h¨¢biles que sustituyeran a las suyas, que ya desfallec¨ªan", escribe Julie Gandini, conservadora del Instituto Nacional del Patrimonio de Francia en el cat¨¢logo de la exposici¨®n. Primero se baraj¨® al propio Maillol, que declin¨® la propuesta por estar inmerso en sus grandes obras, pero este le recomend¨® a Guino, con apenas 24 a?os y su alumno m¨¢s destacado, que entr¨® a trabajar con el pintor ese mismo a?o.
Renoir busc¨® unas manos h¨¢biles que sustituyeran a las suyas, que ya desfallec¨ªan", escribe escribe Julie Gandini, en el cat¨¢logo de la exposici¨®n.
Renoir conceb¨ªa la idea general de sus obras, casi todo desnudos de mujer y Guino los materializaba y daba forma. La relaci¨®n se prolong¨® hasta 1918, un a?o antes del fallecimiento de Renoir, en las que realizaron cl¨¢sicos desnudos de figuras en pie, sobre todo peque?as Venus en bronce de formas rotundas, casi arquitect¨®nicas, pero tambi¨¦n bajorrelieves como El Juicio de P¨¢ris (1914), uno de los primeros proyectos que realizaron juntos y que se expone en Barcelona; ba?istas y mujeres que lavan la ropa arrodilladas, como Gran Lavandera (1917), que sostiene la ropa como si fueran dos columnas. Pero tambi¨¦n retratos como el famoso busto Madame Renoir (1916) que representaba a la joven mujer del pintor cubierta con su caracter¨ªstico sombrero y que en la exposici¨®n se exhibe junto a Maternidad, de 1885, en la que Cagnes Aline Charigot, se representa amamantando al peque?o Pierre, el hijo de ambos, luciendo la misma imagen.
Pero el trabajo conjunto junto al maestro, considerado por algunos como una de las cumbres de la escultura moderna, le jug¨® una mala pasada a Guino ya que qued¨® sepultado por la reputaci¨®n de Renoir, que adem¨¢s era el ¨²nico que firmaba los trabajos.
Sin embargo, en 1965, uno de los hijos de Guino --que sigui¨® siendo escultor despu¨¦s de 1928 creando todo un mundo sensual ¨ªntimo y l¨²dico--, reclam¨® el 50% de la autor¨ªa de todas estas obras comenzando un juicio por los derechos de autor in¨¦dito. Tras el an¨¢lisis riguroso de las piezas, en 1971 se reconoci¨® la coautor¨ªa de las mismas por la Corte de Par¨ªs que valor¨® la participaci¨®n esencial de Guino en el trabajo creativo. Adem¨¢s de las obras del Museo de Orsay y de L'Orangerie que pueden verse en Barcelona se conservan obras firmadas (desde 1971) por Renoir-Guino en la Tate Gallery de Londres, en el Moma de Nueva York y en otros museos de Estados Unidos.
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