Carles Canut se viste de mujer
El actor interpreta en ¡®La Sra. Oliver¡¯ a un enfermo de c¨¢ncer que intenta reconciliarse con su familia
El veterano actor Carles Canut ha interpretado todos los papeles posibles en el teatro, pero solo se hab¨ªa vestido de mujer sobre el escenario en una ocasi¨®n. Fue en la obra El deseo cogido por la cola de Pablo Picasso. Canut interpretaba a Angustias Verde, una chica que llevaba vestidos vaporosos, de gasa transparente. De esa interpretaci¨®n ha llovido mucho. Fue en 1968, durante el Ciclo de Teatro Latino en el Teatre Romea. Quiz¨¢ por este motivo, hace unos meses, cuando le lleg¨® el gui¨®n de La Sra. Oliver, se adentr¨® en seguida con entusiasmo en el texto.
El espect¨¢culo se representa hasta el domingo en el Teatre Tantarantana y en ¨¦l Canut da vida a un hombre enfermo de c¨¢ncer que vive en un asilo. Al darse cuenta de que le acecha la muerte, decide llamar a su familia y cerrar heridas. Van a su encuentro su ex mujer (Llu?sa Mallol), y su hijo (Dani Arrebola). La particularidad es que este padre enfermo se hace llamar se?ora Oliver. Es bisexual. Tiene predilecci¨®n por los chicos jovencitos y viste de mujer, con vestido, bolso, y pamela si hace falta. Con este atuendo acude a saludar a su familia, con quien lleva una d¨¦cada distanciado.
¡°No se sabe si viste as¨ª por llevar la contraria a su familia, o porque de verdad le gusta. Sigue llevando barba y no tiene pluma, lo que da mucho juego. No feminizar el personaje ha sido un reto¡±, detalla el protagonista. La obra, escrita y dirigida por I?aki Garz, trata sobre la muerte, pero lo hace con grandes dosis de humor. ¡°Durante los ¨²ltimos diez a?os la familia apenas se ha visto. Los tres se reencuentran en un parque. Hay muchos temas del pasado por cerrar y todo gira a partir de una pregunta: ?Cu¨¢l es la ¨²ltima cosa que queremos que recuerden de nosotros?¡±, desgrana el director.
A medida que transcurre el encuentro, una vez roto el hielo, emergen rencillas. Los problemas latentes les han perseguido durante a?os como un mal perfume. El padre quiere aclarar de una vez con su hijo, a quien maltrata psicol¨®gicamente, un asunto espinoso; la muerte de otro hermano ocurrida a?os atr¨¢s. Tambi¨¦n quiere suavizar la relaci¨®n con su ex mujer. Ambos aceptan con naturalidad los nuevos gustos sexuales y est¨¦ticos del protagonista.
¡°En realidad la obra es un canto a la buena muerte. Deber¨ªamos morir como nos gustase, sin perder la dignidad, sin deteriorarnos¡±, desgrana Canut. Garz escribi¨® la obra casi como un desahogo. Hab¨ªa trabajado en dos montajes anteriores duros, ¡°intensos¡±. ¡°Necesitaba una liberaci¨®n, por eso hago una lectura amable de la muerte, el padre solo quiere fallecer en paz¡±, confiesa.
Garz huye tanto de parafernalias esc¨¦nicas como de gestos sobreactuados. Prefiere situar al espectador cerca de los actores, dar fuerza a las miradas, los silencios, los peque?os gestos. Por esto define el montaje como cinematogr¨¢fico. Tambi¨¦n ayuda la escenograf¨ªa, en la que solo hay los elementos indispensables; una mesa y unas sillas para escenas de interior; un banco para exteriores. ¡°El p¨²blico es como si fuese el ojo de la c¨¢mara. No me gusta el teatro decorativo ni los gestos exagerados¡±, afirma el autor de La Sra. Oliver. Para apaciguar el rencor, los personajes se r¨ªen de s¨ª mismos. ¡°No son personas derrotadas, al contrario¡±, indica Canut.
El montaje es una producci¨®n de Tantarantana Teatre y de ?caro Teatre. Canut compagina las funciones de La Sra. Oliver con los ensayos de La taverna dels Bufons, que se estrenar¨¢ en diciembre en el Teatre Romea, y pone de relieve la importancia de seguir actuando en salas alternativas. ¡°El teatro alternativo necesita ayuda, hacen cosas muy interesantes. A veces hay que dejar de lado lo medi¨¢tico¡±, concluye el actor.
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