De noche en el cementerio
Vigo organiza visitas guiadas, teatralizadas y en penumbra a la principal necr¨®polis de la ciudad
¡°Luz de luna, aunque alg¨²n d¨ªa me vaya, no dejes de ser as¨ª, la sombra m¨ªa que me falta¡±. En el cementerio de Pereir¨®, el m¨¢s grande y monumental de Vigo, no hay farolas que iluminen la noche a los vecinos que lo moran. Los guardas marchan cuando cierra, y el que quiera saltar la tapia con alguna intenci¨®n prohibida tiene que?valerse a oscuras. Un enterrador cuenta que a veces, por la ma?ana, aparecen "latas de cerveza y bolsas de patatas fritas"; en otras ocasiones, restos de alg¨²n "ritual de brujer¨ªa"; ¡°los cacos", sin embargo, "ya apenas vienen¡±.
Hoy, un d¨ªa cualquiera de la semana previa a Difuntos, no habr¨¢ sombras furtivas bajo esta luna escu¨¢lida porque el Ayuntamiento organiza visitas guiadas que empiezan al atardecer y acaban entrada la noche. No han quedado plazas libres para ninguna jornada. 200 personas, 25 almas cada vez, han querido recorrer a tientas, alumbradas solo por candiles ag¨®nicos y alguna peque?a linterna, las r¨²as pobladas de unos vigueses que, como en la vida, siguen distingui¨¦ndose por habitar pisos apilados o suntuosas mansiones, en calles secundarias o en elegantes avenidas principales.
Los gu¨ªas son algunos de los ilustres muertos de este cementerio. Concepci¨®n Arenal, jurista y escritora, defensora de presos y pobres, abanderada de la causa feminista. Mar¨ªa de los Milagros Elduayen y Mart¨ªnez, marquesa e hija de Jos¨¦ Elduayen Gorriti, varias veces ministro y, seg¨²n reza en su tumba, en posesi¨®n de honores tan ex¨®ticos como la ¡°medalla de oro con borlas de drag¨®n volante del imperio de Anami¡± o la ¡°cruz del doble drag¨®n del imperio de China¡±. Tambi¨¦n, con su espada envainada y callado como un sepulto sin flores, acompa?a el recorrido el m¨¢s celebrado h¨¦roe local, Bernardo Gonz¨¢lez del Valle, Cachamu¨ª?a, que lider¨® al pueblo en la expulsi¨®n de los franceses en 1809.
El haz de luz que llevan en la mano va descubriendo en la negrura del jard¨ªn f¨²nebre rincones misteriosos, capiteles corintios, ojivas, templetes neog¨®ticos y modernistas, ¨¢ngeles, parcas, ni?os desmoronados, sudarios, alfas y omegas, lechuzas, antorchas de piedra. Tambi¨¦n los apellidos de los prohombres que hicieron grande la industria local, y epitafios rom¨¢nticos como ese de la luz de luna que ya no dibuja la sombra del que est¨¢ ah¨ª soterrado, el arquitecto y artista Agust¨ªn P¨¦rez Bellas. O el de tres hijas de un empresario del cine que se llev¨® de un soplo la tuberculosis: ¡°Hubo tres d¨ªas amargos con tres horas de viento maldito que os arrebataron para siempre. Triste vida la nuestra desde entonces¡±.
¡°Yo muero en Vigo en 1880 de un catarro cr¨®nico¡±, cuenta Arenal reencarnada en el cuerpo vivo de una gu¨ªa, con su mo?o y su sobrio traje oscuro que va arrastrando por la gravilla de la ciudad de los muertos. Fue enterrada en un camposanto que se desmantel¨® por razones de salud p¨²blica y trasladada a Pereir¨® despu¨¦s de su inauguraci¨®n en 1898.
El primer sepultado fue Jes¨²s Rodr¨ªguez, un ni?o pobre de 11 a?os, pero ahora aqu¨ª duermen su sue?o eterno, en un corredor de panteones que es un escaparate de vanidades, sin mezclarse demasiado con los otros, millonarios benefactores que volvieron de la emigraci¨®n y grandes conserveros, muchos de origen catal¨¢n, que llegaron atra¨ªdos por la sardina. Tambi¨¦n unos 300 fusilados de la Guerra Civil, muertos aqu¨ª mismo contra la tapia, e incontables soldados de los frentes de Cuba y Filipinas que arribaban al puerto moribundos o fenecidos. Pintores, m¨²sicos, jugadores del Celta, un campe¨®n de Espa?a de ciclismo (Manuel Neira) y hasta un esgrimista que se bati¨® con Valle Incl¨¢n (Atilio Pontanari).
Prudentemente distanciados el uno del otro, est¨¢n Humberto Baena, que quiz¨¢s a¨²n vivir¨ªa si no se hubiera convertido, con 24 a?os, en uno de los ¨²ltimos asesinados por Franco, y Ces¨¢reo Gonz¨¢lez, el millonario productor del r¨¦gimen que catapult¨® a Lola Flores y otras celebridades pret¨¦ritas. M¨¢s all¨¢ reposa Isaac Fraga, un magnate de las salas de cine que empez¨® con un proyector y un caballo y trajo en 1930 la primera pel¨ªcula sonora al noroeste de la pen¨ªnsula. Cerca de ¨¦l, un amigo de Verne, Antonio Sanjurjo Bad¨ªa, inventor de la colmena de cristal, para ver trabajar a las abejas; creador de un batiscafo torpedero y varios ingenios m¨¢s. Al franc¨¦s lo conoci¨® en una de las visitas de este a Vigo. El motor del vapor Saint Michel, el barco del escritor, se averi¨® y Sanjurjo lo repar¨®.
Aqu¨ª, como en tantas partes, hay genios que un d¨ªa se apagaron, gente buena y golfos famosos como el Pollo Varela, hijo ¨²nico de la v¨ªctima del crimen de Fuencarral, condenado luego por el asesinato de una prostituta. Recorrer un cementerio es pasear por la historia de un pueblo. El alcalde de Vigo, Abel Caballero, asegura que la idea de las visitas nocturnas y teatralizadas a Pereir¨® parti¨® de ¨¦l, como una forma de "difundir su rico patrimonio arquitect¨®nico" y de reencontrar a los vivos "con sus ra¨ªces".
Toca a muerto la campana de la capilla, y el Dodge que aqu¨ª llaman "Carneiro", un coche mortuorio de 1937 fabricado en madera labrada, negro y barroco, se aproxima entre las hileras de nichos desde la oscuridad m¨¢s profunda. Trae dentro un ata¨²d.
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