Memoria y ambici¨®n pol¨ªtica
Necesitamos un modelo de ciudad para la globalizaci¨®n, lo que exige soluciones que no pasen por la memoria del pasado sino por la imaginaci¨®n y el futuro
ste es un art¨ªculo pol¨ªtico, impropio de un espacio dedicado al urbanismo metropolitano, pero es que el Ayuntamiento de Barcelona est¨¢ haciendo una jugada pol¨ªtica para reforzar su demo, su ¡°circunscripci¨®n¡± electoral. Vista la exposici¨®n del Born, que es la cosa m¨¢s cutre que imaginarse puede desde que el lenguaje expositivo empez¨® a evolucionar, queda claro que el objetivo era poner las estatuas en la plaza. As¨ª que hay que entender por qu¨¦. Y por qu¨¦ all¨¢.
Ha habido decenas de art¨ªculos, de manera que no es novedad explicar que el Ayuntamiento pretende establecer una memoria republicana por encima de la memoria hegem¨®nica del catalanismo. Para el catalanismo, la Rep¨²blica es un episodio, fugaz y esperanzador, en el cual se plasmaron unos valores que siguen presentes y activos. Los referentes son, pues, variados, anteriores y posteriores. Ahora bien, esta memoria no despierta ning¨²n eco en aquellos barrios en que Colau capta la mayor¨ªa de votos.
En los barrios de lengua castellana, la memoria es republicana. Les cuento una an¨¦cdota. Hace poco vino a Barcelona el presidente del Ateneo de Madrid, un erudito, hombre vivaz y nonagenario, curioso, en fin, un personaje, que hablaba y todas sus referencias ven¨ªan de la Rep¨²blica, porque para un progresista espa?ol ¡ªpara un ¡°vencido¡±¡ª ese es el alfa y el omega de su estar en el paisaje.
Oponer las dos memorias, que se superponen en la Rep¨²blica es tramposo, pero no es la primera vez que se intenta reducir el catalanismo a un juego burgu¨¦s que no tiene nada que ver con la ¨¦pica revolucionaria de los barrios. Y estamos en lo mismo, a pesar de que la capacidad de ruptura de los Comuns es voluntariamente inferior al soberanismo, que es el que hoy plantea abiertamente el conflicto con un Estado que ahora mismo estrena un gobierno que es mejor no calificar. Un gobierno que consolida otra vez el modelo de la Transici¨®n y su pl¨¦tora de intereses cruzados, su pomada.
Y aqu¨ª est¨¢ el punto crucial de la exposici¨®n. Pretend¨ªa poner delante del espejo a una sociedad que aguant¨® las dos estatuas en exhibici¨®n durante d¨¦cadas, para ahora ¡°interaccionar¡± ¡ªque dir¨ªa la CUP¡ª a fuerza de huevos y indignaci¨®n. Es decir, una sociedad que hizo lo mismo que hicieron los se?ores Vinyas y Risques, promotores de la exhibici¨®n. Y tiene gracia este vericueto porque su partido, el omn¨ªmodo PSUC, fue precisamente el que lider¨® la estabilizaci¨®n del r¨¦gimen del 1978, porque era el que ten¨ªa una capacidad real de movilizaci¨®n. Mandaron a la gente a casa, literalmente; mientras el escaso independentismo del momento hizo una campa?a contra la Constituci¨®n, peque?a, si se quiere pat¨¦tica, pero honesta. Eso tambi¨¦n est¨¢ en la memoria del catalanismo. Y eso explica en parte el choque de memorias, que, en puridad, deber¨ªa ser la ¨²ltima ocupaci¨®n de un Ayuntamiento democr¨¢tico.
Mientras tanto, Ada Colau se fue a Bogot¨¢ y a Quito a dialogar con las ciudades del mundo, una cosa que ocup¨® vocacionalmente a Joan Clos, que ahora act¨²a como anfitri¨®n en nombre de la Naciones Unidas. La gran aportaci¨®n de Clos, la creaci¨®n de United Cities, cuya sede est¨¢ en la calle Aviny¨®, se aburre bastante, dicho sea de paso. Pero la alcaldesa de Barcelona dijo algo importante, estrat¨¦gico: es la hora de las mujeres al mando de las ciudades, las dos cosas van juntas. Esto nos remite a un tri¨¢ngulo interesante que se est¨¢ creando entre Par¨ªs, Madrid y Barcelona, siendo Manuela Carmena el v¨¦rtice m¨¢s d¨¦bil, por insubstancial, y dejando fuera, no s¨¦ por qu¨¦, a la joven alcaldesa cinco estrellas de Roma.
La cuadratura de este tri¨¢ngulo puede forjar un polo fuerte, basado en la mucha ambici¨®n pol¨ªtica y, advierto, en los s¨ªmbolos. Digamos que coinciden en un programa de menos coches y ¡°bienvenidos refugiados¡±, que est¨¢ bien y conecta, pero no todav¨ªa en un modelo de ciudad para la globalizaci¨®n, que nos plantea cosas tan complejas, dif¨ªciles y poco ideol¨®gicas.
Es decir, que necesita soluciones que no pasan por la memoria sino por la imaginaci¨®n y el futuro. Que pasan por articular nuevos mecanismos pol¨ªticos y sobre todo por colaboraciones, sumas poco sectarias, transparencia, pragmatismo y sabidur¨ªa. Es lo que se supone que pueden aportar las mujeres a la gobernanza, si no es que pretenden construir un espacio pol¨ªtico excluyente que las consolide en el poder. Ah, y felicidades, Ada, por la criatura.
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