La lecci¨®n catalana de Trump
Cumplir las leyes solo cuando conviene es lo mismo que aceptar los resultados electorales solo cuando se vence
Los cuatro a?os de Proc¨¦s ¡ªo de procesismo, seg¨²n los observadores m¨¢s maliciosos¡ª han producido una abundante literatura sobre las excelencias de la Catalu?a futura. No est¨¢ prohibido so?ar y menos imaginar, entre otras razones porque es gratis. Pero a veces no son el deseo o la imaginaci¨®n las que m¨¢s nos cuentan sobre c¨®mo queremos que sean las cosas sino nuestros propios actos y gestos, m¨¢s elocuentes de lo que solemos pensar sobre nuestras aut¨¦nticas intenciones.
Esto es lo que est¨¢ ocurriendo con la rebeli¨®n municipal que ha organizado la CUP para poner contra las cuerdas a los Mossos, al consejero de Interior Jordi Jan¨¦ y al propio Gobierno de Carles Puigdemont, conmin¨¢ndoles a que se sumen a la desobediencia de las ¨®rdenes judiciales que ordenan retirar banderas esteladas de los ayuntamientos, anulan resoluciones soberanistas o sencillamente citan a acudir al juzgado para declarar ante denuncias interpuestas y aceptadas.
La CUP no tiene secretos. Su objetivo es perfectamente coherente para una formaci¨®n que quiere la ruptura con la democracia constitucional, la salida del euro y de la OTAN, y la construcci¨®n sobre sus cenizas de una rep¨²blica de trazas pr¨®ximas a la Venezuela chavista. Sus consejos municipales pueden decidir con toda naturalidad que la medida m¨¢s pertinente para las jornadas electorales es hacer ondear una bandera de partido como la estelada en el edificio del ayuntamiento. O que ser¨¢n laborables los d¨ªas del calendario festivo que se identifican con la denostada democracia espa?ola. Y tambi¨¦n que no hace falta obedecer los requerimientos judiciales para enmendar las presuntas ilegalidades cometidas ni hay que acudir a declarar cuando lo considere conveniente un juez.
M¨¢s dif¨ªcil de entender es que compartan estas actitudes autoridades sobre el papel m¨¢s solventes, como son la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, o el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. Se puede estar en favor del derecho a decidir, como la primera, e incluso de la independencia m¨¢s o menos expr¨¦s, como el segundo, y no desatender la legalidad vigente a conveniencia. Esta es una e indivisible y no puede estratificarse, distinguiendo una legalidad municipal y una legalidad catalana, estas leg¨ªtimas y emanadas del pueblo soberano, y luego otras espa?ola y europea, menos leg¨ªtimas y endosables a las ¨¦lites, castas y burocracias.
Nadie ha prohibido las banderas esteladas. Nadie puede ni debe limitar la libertad de expresi¨®n. El problema es pretender vulnerar los reglamentos y las normas que cuidan del funcionamiento de las elecciones con la exhibici¨®n de banderas y s¨ªmbolos partidistas en instalaciones vinculadas a los comicios que se celebran y hacerlo para m¨¢s mofa en nombre de la libertad de expresi¨®n; o desatender las resoluciones y citaciones judiciales en nombre del pueblo soberano o, lo que es m¨¢s grave, declarar la desobediencia a la m¨¢s alta instancia de arbitraje constitucional a trav¨¦s de una resoluci¨®n parlamentaria, como sucedi¨® el pasado 9N.
Aunque sean de la CUP, es preocupante que quienes exhiban tal confusi¨®n sean cargos electos con capacidad de decisi¨®n sobre sus administraciones y sus presupuestos, porque indica que pueden desatender la ley tambi¨¦n en otros ¨¢mbitos. Pero m¨¢s alarmante es que la compartan fuerzas de Gobierno en Catalu?a y en Barcelona, y, no por lo que dicen ni siquiera por lo que hacen, sino por el mensaje que hacen llegar a la poblaci¨®n sobre la Catalu?a futura que tienen dibujada en sus mentes. Pol¨ªtica es pedagog¨ªa. Cada comportamiento pol¨ªtico es una lecci¨®n impartida que tendr¨¢ luego consecuencias.
?C¨®mo ser¨¢ esa rep¨²blica catalana que propugnan los desobedientes? ?Estar¨¢ permitido colgar banderas partidistas en locales municipales cuando se celebren elecciones? ?Ser¨¢ optativo el cumplimiento de las leyes y de las ¨®rdenes judiciales?
Las respuestas que da la CUP y sus amigos a estas preguntas son las mismas de Donald Trump respecto a los resultados electorales: solo los acepto si gano, solo asumo las leyes que me favorecen. Quien no respeta la legalidad ahora mal puede exigir que se respete ma?ana aun cuando esta legalidad lograra ser ¨²nicamente catalana. Atendiendo al reparto del voto y a la divisi¨®n de la opini¨®n p¨²blica ante la independencia, la desobediencia que la CUP practica y que otros jalean contiene una firme promesa en favor de la discordia civil y del enfrentamiento entre catalanes. Que, por cierto, no ser¨ªa una novedad en la historia de Catalu?a.
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