La detenci¨®n de Berga, un anticipo de lo que viene
Ser¨ªa contradictorio que el conflicto catal¨¢n quedara fuera de la pol¨ªtica de di¨¢logo anunciada por Rajoy
Por breve que fuera ¡ªunas pocas horas¡ª la detenci¨®n el viernes pasado de la alcaldesa de Berga, Montserrat Ventur¨®s, es un incidente de los que permiten el aprovechamiento pol¨ªtico para los dos bandos confrontados y alimenta una espiral de acci¨®n-reacci¨®n que ambos consideran provechosa para sus fines. El partido de la alcaldesa, la CUP, lo utiliza como demostraci¨®n pr¨¢ctica de que es factible la desobediencia como m¨¦todo para la ruptura con las instituciones del Estado espa?ol. Lo ven como un anticipo del gran momento de la desobediencia masiva, que por su magnitud no podr¨ªa ser contenida. Por la otra parte, los pol¨ªticos del PP tipo Garc¨ªa Albiol aplauden lo que presentan como prueba de la firmeza de su partido y su gobierno ante los independentistas y sus intentos de desbordamiento pol¨ªtico y legal.
A todos les sirve, adem¨¢s, para presentarse como los protagonistas del conflicto: unos como vanguardia, otros como muralla, y para presionar a quienes les critican desde sus respectivos flancos. Al PP le va de perlas para hacer o¨ªdos sordos a las continuas llamadas del PSC al di¨¢logo y a emprender una reforma federal de la Constituci¨®n. Al PDECat le disgusta que le pongan en aprietos desde el bando independentista, pero al consejero de Interior, Jordi Jan¨¦, le permite presentar a su gobierno y su partido como garantes del cumplimiento de la legalidad, incluso cuando no les gusta: gentes de orden, al fin y al cabo.
M¨¢s todav¨ªa, a la CUP el incidente de Berga le permite distanciarse de Junts per S¨ª y reclamarse m¨¢s consecuentemente rupturista a los ojos de quienes se han encandilado con la apuesta independentista. Le sirve para acusar al partido del presidente Carles Puigdemont de doblegarse a los requerimientos de la justicia espa?ola, algo que seg¨²n ella demuestra la blandura de la derecha catalana nacionalista cuando llega la hora de la confrontaci¨®n directa con las instituciones del Estado.
La transparencia del dirigente de la CUP, Benet Sallellas, cuando reproch¨® al consejero Jan¨¦ la discreci¨®n de la polic¨ªa en la conducci¨®n de la alcaldesa ante el juez es de agradecer: la CUP quer¨ªa una detenci¨®n con previo aviso para dar tiempo a convertirla en propaganda, con manifestantes de apoyo, concentraci¨®n de l¨ªderes, c¨¢maras de televisi¨®n, etc¨¦tera. M¨¢s o menos, lo que se llev¨® a cabo en la tarde del mismo d¨ªa en Berga y otras ciudades, pero un poco m¨¢s caliente. Un sector del movimiento independentista aspira a convertir las plazas de ciudades y pueblos donde es fuerte en ¡°nuevos Tahrirs¡±, focos de la ruptura que no se apaguen hasta triunfar. Cualquier chispa puede provocar el incendio. Desde este punto de vista, el incidente de Berga ha sido una ocasi¨®n perdida, y de ah¨ª la queja de Salellas.
Quiso el azar que el incidente coincidiera con la presentaci¨®n del nuevo Gobierno de Mariano Rajoy, y se confirmara lo que era esperable. La vicepresidenta S¨¢ez de Santamar¨ªa se encarga de la carpeta catalana, con lo que las especulaciones sobre un eventual reenfoque del conflicto dejan de tener mucho sentido. La debilidad parlamentaria del nuevo Gobierno, sin embargo, le obligan a sustituir el ordeno y mando con que actu¨® durante la pasada legislatura por el di¨¢logo constante con otras fuerzas pol¨ªticas. Y al convertirse el di¨¢logo en el instrumento necesario para abordar todos los problemas pol¨ªticos, deber¨ªa valer tambi¨¦n para el conflicto catal¨¢n. Lo contrario ser¨ªa una contradicci¨®n inasumible para al menos alguno de los partidos con los que Rajoy deber¨¢ entenderse.
La introducci¨®n de esta variante puede incidir en el curso de los acontecimientos en Catalu?a. La tensi¨®n est¨¢ garantizada, pues los meses van pasando y el momento para el ¡°refer¨¦ndum s¨ª o s¨ª¡± se acerca inexorablemente. Por si esto no bastara, la n¨®mina de dirigentes independentistas que est¨¢n en manos de los jueces es relevante, y la agenda judicial ofrecer¨¢ ocasiones de sobra para la movilizaci¨®n de sus partidarios: Artur Mas, el lanzador del proceso; Francesc Homs, su mano derecha; la presidenta del Parlament, Carme Forcadell; las ex consejeras Rigau y Ortega; m¨¢s las autoridades locales que, como la alcaldesa de Berga, protagonizan la guerrilla de las banderas esteladas. Hay 400 ayuntamientos apuntados a la marea independentista.
En la hoja de ruta independentista hay un momento previsiblemente explosivo: la aprobaci¨®n y puesta marcha del paquete de leyes que prepara para la transici¨®n de la legalidad espa?ola por una legalidad catalana. Es cosa de medio a?o, m¨¢s o menos. Si se llega a ese momento, ser¨¢ porque el conflicto catal¨¢n habr¨¢ quedado fuera de la pol¨ªtica de di¨¢logo y negociaci¨®n anunciada por Rajoy.
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