Picasso vuelve al MNAC
El museo expone 40 obras del pintor junto a las pinturas murales rom¨¢nicas
Hasta 2007 el Museo Nacional de Arte de Catalu?a (MNAC) no colg¨® en sus paredes una obra de Pablo Picasso. Fue Mujer con sombrero y cuello de piel, una pintura de 1937 que el Estado hab¨ªa depositado tras la daci¨®n en pago de cinco millones de euros que hab¨ªa realizado Abertis. Para celebrarlo el museo reuni¨®, durante unos meses, otras obras m¨¢s, hijas del mismo padre, para que el retrato de Marie-Th¨¦r¨¨se Walter no se encontrara solo. Pero la relaci¨®n de Picasso con el MNAC viene de lejos. El malague?o visit¨® el MNAC en septiembre de 1934, un d¨ªa antes de su marcha definitiva de Espa?a. Hab¨ªa ido a conocer la sala en la que iban a exponerse las 22 obras del artista que el ayuntamiento de Barcelona acababa de comprar al coleccionista Llu¨ªs Plandiura; un proyecto que no lleg¨® a realizarse nunca.
Picasso aprovech¨® su visita, seg¨²n recuerdan las cr¨®nicas period¨ªsticas, para conocer la colecci¨®n de arte rom¨¢nico; unas obras que sin duda le influyeron desde ese momento. 82 a?os despu¨¦s de aquella visita, el MNAC re¨²ne en?Picasso rom¨¢nico, organizada junto al Museo Picasso de Par¨ªs y comisariada por Juan Jos¨¦ Lahuerta y Emilia Philippot, 40 ¨®leos, dibujos, cer¨¢micas y esculturas del artista que se exponen en tres ¨¢mbitos de las salas rom¨¢nicas, la mejor colecci¨®n de pintura mural del mundo, adem¨¢s de un conjunto de documentos in¨¦ditos, libros, fotograf¨ªas, cartas y postales que le enviaron amigos como Joan Mir¨® o Joan Vidal Ventosa, con im¨¢genes de obras rom¨¢nicas, que ilustran esta relaci¨®n e inter¨¦s por lo rom¨¢nico, sobre todo sus signos y s¨ªmbolos sencillos pero potentes. ¡°No se trata de ver las diferencias o parecidos entre las pinturas medievales y las obras de Picasso sino las resonancias, ya que una de las principales caracter¨ªsticas de la obra de Picasso es su capacidad de transformar cualquier influencia en algo propio¡±, explic¨® Lahuerta.
La exposici¨®n arranca en 1906, cuando Picasso se instala en G¨®sol, en los Pirineos (donde seguramente vio la talla rom¨¢nica de la Virgen con el Ni?o que forma parte de la colecci¨®n del MNAC); un momento en el que la obra del pintor experimenta un retorno al primitivismo, como reacci¨®n a su anterior periodo rosa, tras descubrir el arte egipcio, ib¨¦rico, africano y rom¨¢nico. ¡°Un momento en el que se acabar¨¢ imponiendo un nuevo lenguaje que eludir¨¢ la imitaci¨®n del modelo a favor de la frontalidad y el hieratismo, caracter¨ªsticas de la pintura rom¨¢nica¡±, explica el cocomisario y que tiene uno de sus puntos culminantes en Las se?oritas de Avi?¨®n de 1907 que no ha viajado a Barcelona, pero s¨ª algunos de los retratos previos de esta obra como Busto de hombre en el que muestra un proceso de mascarizaci¨®n.
El segundo eje trata el tema de la crucifixi¨®n, presente en muchas de las obras rom¨¢nicas y que Picasso cultiv¨® a lo largo de su dilatada producci¨®n pict¨®rica, la primera ya aparece en una obra cuando contaba con 12 a?os realizada en La Coru?a, pero sobre todo entre 1930 y 1937. No hay duda de las resonancias contemplando las maravillosas figuras de madera articuladas del descendimiento de Santa Maria de Ta¨¹ll del siglo XIII (que se han movido a la sala del Cristo en Majestad de Sant Climent de Ta¨¹ll) y las crucifixiones desarticuladas de Picasso, como la pintada en 1932 inspirada en el retablo de Gr¨¹newald, que casi nunca han viajado dada su extrema fragilidad al estar realizadas sobre papel.
El tercer ¨¢mbito gira entorno a las m¨¢scaras, calaveras y cr¨¢neos humanos y de animales que de forma transversal recorren la obra picassiana, Aqu¨ª destaca el retrato de Dora Maar (que se convierte en la cuarta pareja del artista que aparece representada en las obras que han viajado desde Par¨ªs) en el que los rasgos faciales se distribuyen de forma aleatoria. En 1957 realiz¨® una serie de naturalezas muertas protagonizadas por calaveras en el que las formas se reducen a la m¨ªnima expresi¨®n, en la que a veces solo mantiene signos e incisiones de gran potencia simb¨®lica. Estos picassos se pueden ver en el ¨¢mbito de las pinturas de Sant Pere de Sorpe, en el que junto a una barca de pescadores o una anunciaci¨®n el pintor medieval realiz¨® una crucifixi¨®n y a los pies de la cruz una calavera. ¡°Todo el mundo cuando la ve dice que parece de Picasso¡±, remacha Lahuerta. La exposici¨®n estar¨¢ abierta hasta el 26 de febrero pr¨®ximo.
El ojo izquierdo del Pantocrator
Una muestra de la cultura visual excepcional y la capacidad de percepci¨®n de Picasso protagoniza una an¨¦cdota vivida por el pintor en 1962. Cuando el arquitecto Xavier Busquets que trabajaba con ¨¦l en los esgrafiados del Colegio de Periodistas le ense?¨® una fotograf¨ªa realizada por Francesc Catal¨¤-Roca para un cartel publicitario de un ojo y parte del rostro del Cristo en Majestad de Sant Climent de Ta¨¹ll.
Tras verla, el pintor, perplejo, le pregunt¨®: ?De qu¨¦ pantocr¨¢tor se trata. No puede ser el de Ta¨¹ll?¡±. Y de forma inmediata busc¨® entre sus libros una reproducci¨®n de la imagen. ¡°Ahora lo entiendo, ha invertido la imagen convirtiendo el ojo derecho en el izquierdo¡±. Y acert¨®, porque el fot¨®grafo explic¨® en su libros de memorias que le gustaba m¨¢s la imagen que resultaba de ¡°mirar la diapositiva al rev¨¦s¡± y por eso invirti¨® el original.
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