Escapes de gas secesionista
Hay signos evidentes de un deterioro general de la causa independentista.Tras la descomposici¨®n del mapa pol¨ªtico catal¨¢n, reconstruir los espacios de pluralismo no va a ser f¨¢cil
El actual deterioro conceptual y social del independentismo tiene que ver con factores m¨²ltiples y uno de los fundamentales es la desvinculaci¨®n de las clases medias. Otro factor, mayor o menor, es la insustancialidad intelectual de sus formuladores m¨¢s visibles, algunos de los cuales est¨¢n dando marcha atr¨¢s aunque, evidentemente, obvian su responsabilidad y atribuyen la crisis secesionista a errores pol¨ªticos que en el pasado merecieron su adhesi¨®n total. Estas cosas ocurren en las mejores familias. Al saltar de un tren a otro, el propagandismo acostumbra a prescindir del pudor. Sin una concepci¨®n rigurosa, a golpe de improvisaciones desde los tiempos de Artur Mas, la argumentaci¨®n independentista fue pasando a manos de los freakies o de los arribistas que daban codazos para estar en la primera fila de lo que ve¨ªan a punto de convertirse en realidad. Ocurri¨® con la conmemoraci¨®n oficialista de 1714 y fue degenerando hasta las tesis de que Cervantes era catal¨¢n, que los catalanes hab¨ªan descubierto Am¨¦rica o que la inmensa mayor¨ªa de los catalanes deseaban vivir en un Catalu?a independiente.
En este frente argumental, el actual presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, est¨¢ ocupando un espacio fijo. Desconocer o no reconocer lo que es un Estado o cu¨¢les son las normas de la Uni¨®n Europea es un aval escaso tanto para presidir una instituci¨®n auton¨®mica que representa te¨®ricamente a todos los ciudadanos como para ser la m¨¢s alta representaci¨®n del Estado en Catalu?a. Ser¨ªa consecuente que Carles Puigdemont renunciase a esta condici¨®n y que lo que queda de su partido hubiese decidido no presentarse en las elecciones legislativas. Si la independencia est¨¢ a dos pasos y con el apoyo de una inmensa mayor¨ªa de catalanes, ?c¨®mo se explica que Puigdemont quiera crear un Estado independiente y simult¨¢neamente representar al que ya considera obsoleto y antidemocr¨¢tico? Y mientras tanto, ERC ¡ªpor un proceso tal vez explicable pero de mecanismos confusos¡ª sigue atrayendo m¨¢s votos por la ambivalencia de un Oriol Junqueras que va buscar pactos econ¨®micos a Madrid y aqu¨ª mantiene el silencio de una tumba, a la espera de atraer a la vez a los votos del pujolismo y de la CUP.
En esa descomposici¨®n del mapa pol¨ªtico catal¨¢n, ?ser¨¢ Puigdemont un precursor o un futuro chivo expiatorio? En el preciso momento en que el nuevo gobierno consigue que Espa?a no sea multada a causa del d¨¦ficit y siga recibiendo fondos estructurales de la Uni¨®n Europea, aparece Puigdemont y dice que Espa?a ¡°no solo ha desconectado de Catalu?a, sino tambi¨¦n de Europa¡±. Es un notorio error de apreciaci¨®n, precisamente en el momento en que Espa?a reafirma sus posiciones en Bruselas y mantiene su relaci¨®n positiva con la Alemania de Angela Merkel. Tanto sinsentido es un indicio m¨¢s del deterioro general de la causa independentista. V¨¦anse los estertores de TV3 y su baja audiencia. Y cambiar de opini¨®n se concreta diciendo ¡°me equivoqu¨¦¡± y no ¡°yo ya lo dec¨ªa¡±. Reconstruir los espacios del pluralismo de Catalu?a no va a ser f¨¢cil.
La coalici¨®n del activismo medi¨¢tico pro-independentista est¨¢ resquebraj¨¢ndose de forma tangible y, al mismo tiempo, penosa. Digamos que el casting ha sido funesto comenzando por el conseller Raul Romeva, si se trata de Europa, y por las directrices del entorno digital secesionista como punta de lanza medi¨¢tica. El m¨¢s reciente sondeo del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad Aut¨®noma da el perfil de una Catalu?a muy distinta a la que cree presidir Carles Puigdemont. Los restos de Converg¨¨ncia ¡ªdesligada de ERC¡ª pasar¨ªan a ser el tercer partido m¨¢s votado, con un 12,5%.
Los ciudadanos de Catalu?a que votar¨ªan en contra de la independencia pasan de un 27,3% a un 33,8%. La fragmentaci¨®n general es evidente: 45% a favor de un acuerdo con Espa?a, mientras que el 37,8% se mantiene en la exigencia de secesi¨®n. Como complemento, el 39,7% da por hecho el acuerdo con Espa?a, mientras 16,5% cree necesario independizarse. Otro dato muy indicativo: un 28,3% opina que en uno u otro momento se dar¨¢ un abandono del proceso. Ese es otro rasgo del deterioro independentista. En realidad, es lo que en privado la mayor¨ªa de nacionalistas de viejo cu?o desear¨ªa: desenganchar su vag¨®n del convoy de un proceso que arranc¨® con insuficientes apoyos, combustible de calidad mejorable y con unos argumentos intelectualmente inconsistentes y pintorescos. El problema es c¨®mo.
Valent¨ª Puig es escritor
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