Universidad y sociedad
Las universidades deben abandonar el seguidismo y la resignaci¨®n para construir un nuevo sistema con unas pol¨ªticas basadas en la confianza
Seg¨²n los bar¨®metros del Centro de Estudios de Opini¨®n (CEO) y de la Oficina Antifraude de Catalu?a (OAC), las universidades son las instituciones mejor valoradas por la sociedad catalana. Seg¨²n el CEO, el grado de confianza social que generan las universidades obtiene una puntuaci¨®n media de 6,47 (en una escala de 0 a 10), muy superior a las otras instituciones analizadas (ayuntamientos, Parlament, gobierno de la Generalitat, Uni¨®n Europea, etc¨¦tera). Seg¨²n la OAC, los catalanes afirman que las universidades son las instituciones donde hay menos corrupci¨®n, muy por debajo del resto: fundaciones y asociaciones, clubs deportivos, Parlament, medios de comunicaci¨®n, administraci¨®n catalana, ayuntamientos, sindicatos, entidades financieras y partidos.
Si comparamos entre administraciones, estos datos son claramente positivos para las universidades, pero tambi¨¦n tienen una lectura m¨¢s cr¨ªtica si advertimos que una quinta parte de los catalanes considera que en las universidades hay mucha o bastante corrupci¨®n, que las universidades no llegan ni al notable en confianza y que la desconfianza es mayor en la poblaci¨®n joven y con titulaci¨®n universitaria. Las universidades no pueden sentirse satisfechas con estos datos, y deben trabajar para mejorarlos. Hay tres ¨¢mbitos en los que pueden incidir para incrementar la confianza.
1. Las universidades deben formar parte de las prioridades pol¨ªticas de los partidos. Todas las formaciones parlamentarias reconocen que las universidades est¨¢n muy relegadas en su agenda pol¨ªtica y la mayor¨ªa de los diputados encargados del ¨¢mbito admiten desconocer los detalles de las demandas universitarias. Arrinconar la pol¨ªtica universitaria es una grave irresponsabilidad porque significa ignorar, en plena crisis sist¨¦mica, su importancia en el desarrollo econ¨®mico y social. Desde la Academia hay que alentar a los partidos a que interioricen y asuman que las universidades, como centros de investigaci¨®n, formaci¨®n y generaci¨®n de conocimiento, tienen una funci¨®n esencial para revitalizar la estructura productiva y para cohesionar nuestra sociedad.
2. Las pol¨ªticas del gobierno de Catalu?a deben basarse en la confianza hacia las universidades. Muchos universitarios creen que ocurre justo lo contrario y que por ello se limita la autonom¨ªa universitaria. Las pol¨ªticas de profesorado no contemplan la promoci¨®n de los j¨®venes profesores formados en la propia universidad y se basan en el control externo de la estabilizaci¨®n del profesorado (una buena muestra es el Plan Serra H¨²nter, que afortunadamente ha frenado el Parlament). La pol¨ªtica de investigaci¨®n, como en su d¨ªa denunci¨® un rector de la UB al despedirse, perece basarse en una ¡°profund¨ªsima desconfianza hacia la investigaci¨®n universitaria¡± y en un ¡°dirigismo cient¨ªfico de entidades deliberadamente alejadas de la universidad¡± (aqu¨ª podr¨ªa mencionarse el Barcelona Institute of Science and Technology (BIST). Y en cuanto a lo que algunos denominan gobernanza universitaria, las propuestas de la Administraci¨®n tambi¨¦n ponen bajo sospecha a las universidades catalanas y aquellas que las han aplicado acr¨ªticamente no parecen haber mejorado su gesti¨®n. Las universidades deben revelarse ante tantos recelos administrativos y ante una de sus consecuencias m¨¢s perniciosas: un sistema de financiaci¨®n anticuado y exiguo que no entiende que la pr¨¢ctica totalidad del gasto universitario es, en realidad, inversi¨®n.
3. Las universidades deben despertar del estado let¨¢rgico en el que se encuentran. Han perdido centralidad social y ya no son aquel foro de reflexi¨®n responsable y comprometido con el progreso social que anta?o se antepon¨ªa a las exigencias curriculares. Hay que recuperar el activismo universitario y el di¨¢logo con todo tipo de instituciones pol¨ªticas, partidos y entidades sociales para tratar de ser referente en la soluci¨®n de los dilemas de los ciudadanos. Las universidades est¨¢n al servicio del conocimiento y, por lo tanto, al servicio de unos ciudadanos que desean y conf¨ªan que nuestras universidades contribuyan a transformar la sociedad.
Las universidades deben abandonar con urgencia el seguidismo y la resignaci¨®n para construir un nuevo sistema universitario con unas pol¨ªticas basadas en la confianza. De este modo se restablecer¨¢ la autoconfianza y se minimizar¨¢n aquellas actitudes pasivas que ahora fomentan la apat¨ªa. El entorno pol¨ªtico, administrativo y social se debe impregnar de la pasi¨®n universitaria para situar a la Academia en el centro de la resoluci¨®n de los problemas sociales. Si restablecemos la identidad universitaria como motor del progreso social, no solo aumentar¨¢ la confianza hacia las universidades sino que la propia sociedad se sentir¨¢ parte de la universidad.
Jordi Matas Dalmases es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UB.
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