La doctora Vict¨°ria Bertr¨¢n
La m¨¦dico fue asesinada el lunes por su marido el periodista Alfons Quint¨¤
Vict¨°ria Bertr¨¢n, asesinada este lunes por el periodista Alfons Quint¨¤, era mi doctora. Dicen que la pareja estaba en crisis, que ella lo quer¨ªa dejar. No lo s¨¦. Soy incapaz de imaginarlos como pareja, no ten¨ªan nada que ver. Ayer por la ma?ana pas¨¦ por el CAP de Les Corts para confirmar el drama y mucha gente parec¨ªa ajena a la noticia: lo sabr¨¢n de aqu¨ª a unos d¨ªas. Cualquier mujer asesinada es igual de importante, y cada una deja un vac¨ªo: siempre hay alguien que siente que le han arrancado un pedazo de vida, m¨¢s grande o m¨¢s superficial. No hay diferencia. Pero cuando te toca de cerca, de alguna manera tambi¨¦n eres una v¨ªctima.
Victoria era serena y emp¨¢tica, una excelente profesional. Generaba confianza, ten¨ªa sentido del humor, era prudente y sensata. A pesar de que sab¨ªa qui¨¦n era yo, nunca me hizo ning¨²n comentario sobre esa extra?a pareja que hab¨ªa constituido. De manera que ahora s¨®lo me queda una enorme impotencia. No estoy segura de que la sociedad pueda hacer mucho m¨¢s contra la violencia de g¨¦nero, quiz¨¢s una mayor protecci¨®n de las mujeres que denuncian. Pero s¨¦, por otros casos, que muchas mujeres no dan el paso porque saben que significa destapar definitivamente la olla podrida y piensan que, mientras, podr¨¢n controlar la situaci¨®n. Tienen miedo pero se lo tragan. Eso lo sabemos y somos conscientes de todas las violencias que las mujeres soportamos en esta sociedad. Las discutimos, las comentamos.
Creo, sinceramente, que es hora de que esta reflexi¨®n la hagan los hombres. Que tomen conciencia que llevan dentro este instinto depredador, que no se manifiesta normalmente, pero que en el peor de los casos puede aparecer en una crisis. Sobre todo si se mezcla el orgullo, la desesperaci¨®n o ese odio instant¨¢neo de las situaciones finales, que deber¨ªa durar segundos pero que puede llevar a hacer un disparate. Son los hombres los que tienen que estar preparados para doblegar a este instinto si se lo reconocen, para acallarlo, parar huir de ¨¦l.
Respeto profundamente a aquellos que se suicidan. Todo el mundo tiene derecho a decidir qu¨¦ es vida y qu¨¦ no. Pero no hay ninguna raz¨®n para matar a la otra. M¨¢tate, si quieres, pero deja vivir. Por favor.
Patricia Gabancho es periodista y publica en la secci¨®n de opini¨®n de EL PA?S.
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