Las aventuras de Ulises

El p¨²blico dispuesto a tres bandas. Al fondo la negra boca de un desaparecido escenario a la italiana, exhibi¨¦ndose ¡ªcomo toda la nueva Sala Beckett¡ª como un ejercicio de catas arqueol¨®gicas. Es el viejo teatro de la Cooperativa Pau i Just¨ªcia. El espectador se siente acogido, intuyendo una proporci¨®n ¨¢urea en esta caja desnuda. Todo dispuesto para que aparezca bajo la tutela de un foco un hombre agarrado a una maleta. Es Oriol Pla, el narrador que guiar¨¢ a los asistentes por la Odisea que ha imaginado Quimet Pla. Odisseusha titulado su adaptaci¨®n del poema ¨¦pico de Homero. Pero contradiciendo al poeta en su inicial invocaci¨®n a la musa, esta aventura teatral es un proyecto que aboga por el ¨¦xito del grupo frente al individuo.

Ulises, el astuto rey de ?taca que regres¨® s¨®lo a su isla, sin ninguno de los desgraciados compa?eros que le siguieron por su err¨¢tico viaje por el Mediterr¨¢neo. Un superviviente de la estupidez y la imprudencia humana. El esp¨ªritu del montaje en cambio diluye su figura para potenciar la idea de un espect¨¢culo de acogida, de exhibici¨®n comunal de las capacidades art¨ªsticas de su numeroso elenco. La calidad actoral es una faceta casi secundaria en esta propuesta. No se busca profundizar en la complejidad humana de los personajes principales. Prima el impacto del efecto visual del conjunto, de la ingeniosa transformaci¨®n de la escena. Invocar la magia inmediata de una aventura con c¨ªclopes, lestrigones, magas y sirenas.

Una puesta en escena de sorprendentes e ingeniosas soluciones pl¨¢sticas. Un regalo para la vista y una decepci¨®n para el o¨ªdo.

El espectador celebra que lata un homenaje a las ra¨ªces art¨ªsticas del director, su largo paso por Comediants, y por ese teatro f¨ªsico de filosof¨ªa y est¨¦tica setentera, pero tambi¨¦n echa de menos una construcci¨®n m¨¢s compleja de la dramaturgia y un mayor mimo en el trabajo interpretativo cuando se toma la palabra, a veces tratada como un murmullo inaudible. Se deja llevar como una criatura por la furia de los vientos de Eolo desatada en la sala y por el movimiento y la energ¨ªa que genera el grupo cuando se adue?a del espacio, pero desconecta como adulto cuando el h¨¦roe se enmara?a en una d¨¦bil lucha interior. S¨®lo Oriol Pla parece escaparse de esa dimensi¨®n ¨²nica de lo directo y transparente y mostrar en cada una de sus apariciones un nuevo perfil de su talento m¨²ltiple, sea como aedo, buf¨®n o caballo tirando de un carro principesco.

El ¨²nico que mantiene la ilusi¨®n de que este Odisseus podr¨ªa navegar por la ruta de una Odisea brookniana. Esperanza que se mantiene s¨®lo por unos minutos. Luego se impone un ejercicio nost¨¢lgico de teatro de comuna que enlaza m¨¢s con la reivindicaci¨®n de la fiesta que Comediants celebraba en Terra d'Escudella.