Cuando la rumba madrile?a se adelant¨® al punk
El sello discogr¨¢fico Acropol recoge 24 canciones de formaciones como Los Gitanos de Madrid o Los Diamantes Morenos
Corral de la Morer¨ªa, Villa Rosa, Zambra, Arco de Cuchilleros, El Duende, Las Brujas, Torres Bermejas, Sierra Morena o Los Canasteros, el m¨ªtico local propiedad de Manolo Caracol, son solo algunos de los nombres de tablaos que durante la d¨¦cada de los sesenta y setenta inundaron el centro de Madrid. Un conjunto de establecimientos que a partir de la medianoche comenzaban a llenarse de turistas y aficionados al cante.
Por la zona de los mesones de la Plaza Mayor, la Cava Alta y Baja y la plaza de Santa Ana no solo pasaron los grandes nombres del flamenco, sino tambi¨¦n peque?as figuras de la escena local, combos de vida ef¨ªmera que desarrollaron un estilo m¨¢s suburbial y enraizado con la capital: la rumba madrile?a.
Acropol, la casa discogr¨¢fica de un inmigrante egipcio llamado Noumbar Hamathis, se encargar¨¢ de grabar de manera compulsiva a muchos de aquellos artistas. ¡°Este sello era la independencia absoluta¡±, explica el coleccionista Daniel Guti¨¦rrez, responsable, junto a dos socios m¨¢s, del recopilatorio Acropol. Un tesoro que recoge 24 canciones de formaciones como Los Gitanos de Madrid, Los Diamantes Morenos, Los Chocos o Los Tangueros Portugueses.
¡°Por lo que he podido averiguar no creo que fueran m¨¢s de cuatro personas las encargadas¡±, comenta Guti¨¦rrez sobre lo diminuto del sello. ¡°Ellos se encargaban de hacer las portadas y tomar las fotos. Las tiradas llegaban a ser muy limitadas, las copias se repart¨ªan por las salas de fiesta y los mercadillos¡±.
Si se miran con detenimiento las im¨¢genes que ilustran los discos uno se dar¨¢ cuenta de que la mayor¨ªa de fotos est¨¢n tiradas en los alrededores de la Gran V¨ªa, que era donde ten¨ªa la oficina el sello. ¡°Pedirles a este gremio un ¨¢lbum o fotograf¨ªas de estudio era un imposible¡±, se explica en el libreto interior del disco reci¨¦n editado. ¡°As¨ª que Noumbar termin¨® por hacerlas ¨¦l mismo cuando pillaba el grupo al completo, en la calle, y en las posturas que ellos eleg¨ªan¡±.
Pero es el sonido de aquellos singles y casetes lo que m¨¢s llama la atenci¨®n. Guti¨¦rrez comenta que su actitud ¡°era muy punky. Por la manera de grabar, del tir¨®n y sin repetir. Eran chavales muy j¨®venes, algunos con solo 13 a?os, que apenas sab¨ªan escribir y leer¡±. Por este motivo resulta a¨²n m¨¢s relevante el contenido de las grabaciones y la investigaci¨®n que han llevado a cabo.
¡°No quise obsesionarme con ello, pero s¨ª que llevaba un tiempo intentando reunir los discos¡±, comenta Guti¨¦rrez, quien no solo es aficionado a la rumba, sino a otros estilos como el pop o la nueva ola.
El prop¨®sito del disco tambi¨¦n fue localizar a las personas que aqu¨ª aparecen y se consigui¨® con creces. Y tuvo la suerte de cara. "Me di una vuelta por Ca?o Roto y al que preguntaba, justo era de la familia de a quien estaba buscando", rememora. "El d¨ªa que fui a Orcasitas, igual, la misma tarde di con la persona que buscaba. En Entrevias, buscando a Antonio El Kalifa, la primera persona a la que pregunt¨¦, era su primo. Una serie de casualidades que te dicen: hay que hacerlo¡±, confiesa un exaltado Guti¨¦rrez. Tras estos contactos est¨¢ reuniendo el material necesario para comenzar un documental, porque le da "mucha l¨¢stima" que no se sepa nada de la historia de esta gente y de la rumba de esta ¨¦poca. "Como he podido comprobar la mayor¨ªa son familia y parientes de grandes m¨²sicos como Las Grecas, Los Chichos o El Luis. Yo creo que podr¨ªa localizar a todos y ponerlos a ellos como artistas para que tambi¨¦n vean algo de dinero¡±, a?ade.
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