¡Y Belisa y Perlimpl¨ªn se reencontraron en el jard¨ªn
La Seca pone en escena la farsa m¨¢s er¨®tica de Federico Garc¨ªa Lorca
El sexo, la pasi¨®n, el drama y la hipocres¨ªa social, temas tan recurrentes en el universo literario de Federico Garc¨ªa Lorca, se dan la mano desde ayer en La Seca. En la sala se representa hasta el 5 de febrero Amor de don Perlimpl¨ªn con Belisa en su jard¨ªn, una aleluya er¨®tica en cuatro cuadros, especific¨® el poeta andaluz, que aborda las triqui?uelas de un matrimonio por conveniencia entre un viejo adinerado y una joven.
El montaje, dirigido por Genoveva Pellicer, se inicia recuperando otros textos de Lorca para dar m¨¢s relieve si cabe lirismo de los personajes de la obra, una farsa para actores cargada de grandes dosis de humor. En la versi¨®n de Pellicer, un director-presentador inicia un juego de teatro dentro del teatro en un claro ¡°gui?o a la compa?¨ªa de Lorca La Barraca¡±, afirma Pellicer. El granadino escribi¨® entre 1922 y 1926 Amor de don Perlimpl¨ªn con Belisa en su jard¨ªn. Sin embargo, las frases cargadas de erotismo y la actitud sexual tan desenvuelta de Belisa postergaron su estreno hasta 1933. Pellicer tambi¨¦n incorpora m¨²sica de Stravinski.
En el montaje la pl¨¢cida vida de Perlimpl¨ªn (Manuel Veiga) y Belisa (Almudena Lomba), cambia de imprevisto cuando la tata del primero, Marcolfa (Anna Brianso), le convence para casarse con su vecina. El hombre, pese a que ha cumplido 50 a?os, es inexperto en las artes amatorias y siempre ha vivido entre libros bajo el cobijo de Marcolfa. ¡°Es impotente en todos los sentidos, ha estado encerrado como un ni?o¡±, explica Veiga sobre el protagonista, a quien Lorca defini¨® como alguien ¡°candoroso y lascivo, bufo y l¨ªrico, grotesco y sublime¡±. ¡° Viaja de extremo a extremo. Tenemos a Bernarda, Poncia, Yerma, do?a Rosita... pero este es uno de los grandes personajes masculinos de Lorca¡±, opina Veiga.
Perlimpl¨ªn no sabe lo que es la pasi¨®n hasta que conoce a Belisa. ¡°Y entonces fue cuando sent¨ª el amor, ?entonces!, como un hondo corte de lanceta en mi garganta¡±, le dice a Belisa. Joven y bella, su madre la ha empujado al matrimonio. Perlimplin no le satisface. Y no est¨¢ dispuesta a echarse a perder. Le pese a quien le pese. ¡°?Ay! El que me busque con ardor me encontrar¨¢. Mi sed no se apaga nunca¡±, declara Belisa. ¡°Ya es de otra generaci¨®n, se tira a la piscina. En las sombras puede hacer lo que le apetezca. Es un reflejo de lo que Lorca sinti¨®¡±, opina Lomba, que hizo de Adela en La casa de Bernarda Alba dirigida en 2009 por Llu¨ªs Pasqual.
Ya en la noche de bodas la alcoba amanece con los balcones abiertos. ¡°Ha corrido el aire como nunca¡±, replica Belisa. Se entrev¨¦n 5 sombreros masculinos. Varios duendes (Jordi Sanosa) quienes ¡°representan la sabidur¨ªa del mundo¡±, desgrana Pellicer, han tapado al espectador lo ocurrido. A¨²n as¨ª Perlimpl¨ªn atisba el enga?o y piensa un plan. ¡°No quiere actuar de manera calderoniana salvando la honra, es decir, matando¡±, dice la directora. En una escenograf¨ªa de Paco Azor¨ªn que representa un jard¨ªn, entre noches ¡°lapisl¨¢zuli¡± (con todo el significado que Lorca dotaba al color azul) y aroma de ¡°menta¡±, Perlimpl¨ªn le dar¨¢ de probar de su propia medicina a Belisa. Aunque el ardor y la locura pasional en Lorca nunca son una pareja feliz...
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