Postales, vermut y ¡®expo¡¯ en la T¨¤pies
Oriol Vilanova analiza el coleccionismo con 27.000 tarjetas compradas en mercadillos
Durante a?os, Oriol Vilanova (Manresa, 1980) ha repetido todos los domingos el mismo ritual: tras madrugar poco, ha visitado los mercadillos de las ciudades donde viv¨ªa o estaba de viaje, como el Mercado de Sant Antoni de Barcelona, el Rastro de Madrid, el Mercado de las Pulgas de Praga o el Place du Jeu de Balle de Bruselas (ciudad en la que vive desde hace cuatro a?os) para comprar viejas y usadas postales; una operaci¨®n que siempre ha concluido, despu¨¦s de descubrirlas, entre libros usados, revistas, c¨®mics, cromos, sellos, monedas, muebles y objetos de decoraci¨®n pasados de moda de los puestos, tras un proceso de regateo con el vendedor, que puede no acabar con ¨¦xito si la negociaci¨®n no ha sido del gusto de este artista conceptual. Y as¨ª, domingo tras domingo, durante a?os. El resultado: una colecci¨®n de 34.000 tarjetas postales compradas una a una, nada de lotes. Vilanova conserva la colecci¨®n en su peque?o apartamento, perfectamente clasificada en un armario, pero de vez en cuando la despliega convirtiendo estos objetos, en v¨ªas de extinci¨®n por el desuso generalizado, en objetos de arte.
Es lo que ha hecho en la Fundaci¨®n Antoni T¨¤pies de Barcelona con Diumenge, instalaci¨®n en la que pueden verse 27.000 de estas postales que cubren las paredes, de techo a suelo, de las dos plantas del edificio modernista de la calle Arag¨®n como si fueran una nueva piel y que se abre hoy con un vermut (12 horas), como el que se toma, dentro del mismo ritual, cada siete d¨ªas, Vilanova tras su paseo matinal dominguero en busca de nuevas piezas para su colecci¨®n.
Las postales, perfectamente alineadas en las blancas paredes de esta antigua imprenta (todas en vertical, independientemente del sentido de la imagen), sorprenden, y mucho, al visitante, que pronto adivina que el motivo visual de cada postal no importa tanto como el valor que adquieren dentro de este conjunto infinito. ¡°Me gusta ver c¨®mo se diluyen en la masa¡±, explica Vilanova y, en concreto, dentro de cada una del centenar de familias que ha formado. Tem¨¢ticas como fachadas de edificios g¨®ticos, animales, puertas, camas, puestas de sol, arcos de triunfo de todos los tiempos, postales de recuerdo de museos, o monumentos, como el Valle de los Ca¨ªdos, bustos de personajes franquistas, entre otras muchas. Otras familias son las formadas por colores, que son las que estructuran toda la instalaci¨®n, explica el artista, donde lo que m¨¢s importa son los fondos azules, amarillos o blancos, sobre los que aparecen los objetos, personas o paisaje.
La escoba de los Capuchinos
Junto a la muestra de Vilanova, la Fundaci¨®n T¨¤pies inaugura Antoni T¨¤pies. Objetos, con unas veinte obras objetuales de los a?os 60 y 70, la mayor¨ªa nunca expuestas ya que 17 son de particulares. Entre ellas, Escombra, l¨¢piz sobre papel de 1965, que es de los Caputxins de Catalunya. Seg¨²n la comisaria N¨²ria Homs, en la Caputxinada, Antoni Llena, que era fraile, dej¨® su celda al pintor y ¨¦ste vio que cada monje ten¨ªa una escoba para la limpieza. Al volver a casa, T¨¤pies realiz¨® ese dibujo, nunca mostrado, que regal¨® a los monjes.
¡°Es como una partitura¡±, asegura rodeado de estas modestas obras que, pese a lo que puede parecer, sabe con exactitud d¨®nde est¨¢ colocada cada una. ¡°No puedo repetir una frase, pero tengo buena memoria visual¡±, responde cuando se le pregunta c¨®mo gestiona este volumen de informaci¨®n. Y lo demuestra. Tras asegurar que una de las postales m¨¢s ¡°in¨²tiles¡± de su colecci¨®n (que pertenece a la familia de las inclasificables), en la que ¡°no se entiende el inter¨¦s por su venta¡±, te agarra casi del brazo y te conduce, con paso decidido, al segundo piso de la fundaci¨®n y en un rinc¨®n localiza una postal en la que se ve una nueva plaza de Albacete: ¡°No se entiende el inter¨¦s de mostrar en una postal este lugar con un camino que lleva a ninguna parte¡±.
Este coleccionista compulsivo de postales, amante de los museos del XIX ¡°porque en ellos lo m¨¢s importante no son las piezas sino la visi¨®n del conjunto¡±, ha realizado un buen n¨²mero de exposiciones e instalaciones que le han valido gran repercusi¨®n internacional. Con instalaciones como la de la T¨¤pies, el mayor despliegue de su colecci¨®n, pretende ¡°reflexionar sobre el poder metaf¨®rico de la colecci¨®n y la psicolog¨ªa del coleccionista¡±. Las postales, instaladas por una veintena de estudiantes de la Escuela Massana, han llevado a que la fundaci¨®n barcelonesa haya estado cerrada al p¨²blico tres semanas, pero desde hoy est¨¢ abierta con este inmenso mercadillo de postales.
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