Vidal contra Mas

Si Santi Vidal ¡ª?puedo llamarle Santi?¡ª sent¨ªa que el proc¨¦s segu¨ªa su curso y ¨¦l estaba perdiendo protagonismo en los ¨²ltimos meses, ya podemos asegurar que ha sido ampliamente compensado y consolado. A un precio un poco alto, eso es cierto. Si algo ha quedado claro en la sesi¨®n de control del Parlament es que el exjuez y exsenador ya es para sus correligionarios el ex fichaje estrella y el excolega. Ha descendido a toda pastilla de amigo a conocido, de conocido a saludado y de ah¨ª a si te he visto no me acuerdo. Oriol Junqueras le hizo, eso s¨ª, un paneg¨ªrico p¨®stumo ¡ªpol¨ªticamente p¨®stumo, me refiero¡ª, pero a Carles Puigdemont le falt¨® poco para decir aquello de ¡°ese se?or del que usted me habla¡±.

Vidal, y no por casualidad, es nombre que gusta mucho de pronunciar a la oposici¨®n ¡ªde una sola tacada, dos preguntas de Ciutadans, dos del PP, tres del PSC¡ª y poco a Junts pel S¨ª. ?stos, en cambio, prefieren citar a Mas-Ortega-Rigau. El expresident y las exconsejeras han tenido un bloque del debate para ellos solos, gracias a un quiebro de ¨²ltima hora de Puigdemont (fue en ese momento cuando el 3/24 desconect¨® moment¨¢neamente del juicio para conectar con el Parlament¡­ porque se estaba hablando del juicio).

Lleg¨® el president y mand¨® hablar, porque su intervenci¨®n abri¨® turno para que el resto de grupos le saltara a la yugular a cuenta de si el 9-N se desobedeci¨® al Tribunal Constitucional o no se desobedeci¨®, o depende de d¨®nde se diga. Qued¨® claro que hay grupos parlamentarios a los que les va m¨¢s la marcha de la desobediencia que a otros. Y que el Govern no est¨¢ entre ellos. Hombre, con decirles que el diputado de la CUP Carles Riera no logr¨® arrancarles ni una insinuaci¨®n de desobediencia en el asunto de los refugiados, en el que tanto se ha denunciado la cerraz¨®n y la inoperancia del Gobierno de Mariano Rajoy¡­

La intervenci¨®n de Puigdemont en defensa de su antecesor y sus compa?eras fue, por supuesto, de tono solemne, un discurso de esos que uno suele adornar con una cita hist¨®rica de referencia. El president de la Generalitat cit¨® a Gemma Nierga: ¡°Nosotros queremos dialogar, y podemos¡±. Bueno, la ¨²ltima que le recuerdo hab¨ªa sido de Gerard Piqu¨¦ (¡°gracias, Tribunal Constitucional, contigo empez¨® todo¡±)¡­ ah¨ª detecto yo una evoluci¨®n.

Es curioso c¨®mo tan a menudo en estos debates no importa tanto afirmar o negar las acusaciones del rival sino contraatacar con otras. Es decir, se rebate la cr¨ªtica con cierta prisa, y como si eso sirviera de carrerilla se suben de inmediato una o dos octavas para lanzar con contundencia un ¡°?pues anda que t¨²!¡±. Y ah¨ª cada uno que se quede con la parte que m¨¢s se acomode a su idiosincrasia.

Por lo dem¨¢s, la sesi¨®n de control al Govern de este mi¨¦rcoles fue una juerga para historiadores, porque salieron a relucir el caso Palau, el Yak 42, Jos¨¦ Montilla cuando era presidente de la Generalitat, Fidel Castro y lo de ¡°la historia me absolver¨¢¡±, el GAL ¡ªcon su X correspondiente¡ª, el pacto de Artur Mas con Alicia S¨¢nchez-Camacho de 2011, la Fundaci¨®n Francisco Franco (huy, perd¨®n, ¨¦sta no es pasado, sino ?Presente!)¡­ s¨®lo falt¨® el atentado de Carrero Blanco. Quiz¨¢ en la pr¨®xima sesi¨®n.

Manel Lucas es periodista.