Tranquilidad, que viene de tranca
Reunido con dos a?os de retraso, el congreso del PP no ha discutido ni de ideas ni de personas. Ha sido una liturgia de la unidad a mayor gloria de Rajoy, el don Tancredo de la pol¨ªtica espa?ola
A pesar de haberse celebrado bajo un lema de intenso relente ultraderechista ¡ªAdelante Espa?a (ADES) fue, entre otras cosas, el nombre-tapadera de la secci¨®n barcelonesa de Fuerza Nueva tras la disoluci¨®n formal del partido de Blas Pi?ar en 1982¡ª, lo cierto es que los medios han agotado los sin¨®nimos a la hora de calificar el 18? congreso nacional del PP: tranquilo, pl¨¢cido, controlado, previsible, una balsa de aceite¡
Reunido con dos a?os de retraso sobre las previsiones estatutarias, el c¨®nclave no ha discutido ni de ideas ni de personas (al contrario, se procur¨® sofocar cualquier debate), hasta el punto de transformarse en una liturgia de la unidad a mayor gloria de Mariano Rajoy Brey, el imperturbable don Tancredo de la pol¨ªtica espa?ola. ¡°Haremos lo que ¨¦l decida y continuaremos trabajando para su proyecto¡±, declar¨® Pablo Casado con una devoci¨®n y un sometimiento tales que, en vez de al pontevedr¨¦s, parec¨ªa estar refiri¨¦ndose a Stalin o a Kim Il-Sung.
?La sucesi¨®n? Rajoy se suceder¨¢ a s¨ª mismo, pasar¨¢ por encima de lo ¨²nico bueno que hizo Aznar ¡ªautolimitarse a dos mandatos presidenciales¡ª, dejar¨¢ en mantillas el r¨¦cord de Fraga y es capaz de liderar a la derecha estatal durante dos d¨¦cadas o m¨¢s. La apoteosis del anticarisma.
Pese a algunas apariencias equ¨ªvocas, el congreso popular tampoco ha sido escenario de ning¨²n ejercicio de autocr¨ªtica, aunque los motivos sobrasen. ?Es autocr¨ªtica lo de Mar¨ªa Dolores de Cospedal el viernes, cuando justific¨® la lentitud en reaccionar ante B¨¢rcenas y G¨¹rtels porque ¡°nos parec¨ªa imposible que nos estuviera pasando a nosotros¡±? Todo lo contrario: el mensaje de la secretaria general fue: f¨ªjense si somos honrados y buena gente, que nos resultaba inimaginable la existencia en nuestras filas de un pu?ado de manzanas podridas¡
De las campa?as electorales financiadas por la banda de Correa, de los sobres que presuntamente circulaban por la s¨¦ptima planta de G¨¦nova 13, del ¡°Luis, s¨¦ fuerte¡±, del ¡°finiquito en diferido¡±, etc¨¦tera, ya s¨®lo se acuerdan los ¡°pimpinelas¡± y otros populistas de la peor ralea. En la misma l¨ªnea de las posverdades se situ¨® el sentido homenaje a Rita Barber¨¢; aunque la autopsia haya certificado que la exalcaldesa falleci¨® v¨ªctima de una cirrosis hep¨¢tica, el PP sigue present¨¢ndola como la v¨ªctima inocente de una cacer¨ªa orquestada por la prensa canallesca y unos adversarios sedientos de sangre.
Claro que, cuando uno se considera capaz de ser el intermediario de Donald Trump para la interlocuci¨®n con Europa, Am¨¦rica Latina, el norte de ?frica y hasta el Oriente Medio (o sea, m¨¢s de medio mundo), no hay tarea que le resulte demasiado ardua. Mariano Rajoy y un PP m¨¢s suyo que nunca, pues, se disponen a reabsorber los tres millones de votos captados por Ciudadanos, a explotar hasta el fondo las debilidades del PSOE y a cultivar al m¨¢ximo la bipolarizaci¨®n, el antagonismo con los rojos de Podemos; m¨¢s rojos, m¨¢s peligrosos, m¨¢s c¨®modamente demonizables a¨²n tras el desenlace de Vistalegre 2. Para todo lo dem¨¢s, y como dec¨ªa Teddy Roosevelt, a big stick, un gran garrote.
Dado que, seg¨²n la doctrina gubernamental, la crisis econ¨®mica y sus efectos sociales ya est¨¢n superados (lo demuestra, sin ir m¨¢s lejos, el hecho de que la pensi¨®n de jubilaci¨®n de mi madre nonagenaria haya aumentado desde enero ?en 1,63 jugosos euros mensuales!), lo dem¨¢s es el desaf¨ªo secesionista catal¨¢n. Y, ante ¨¦l, el gran garrote est¨¢ bien a la vista.
Por si no bastaba la ofensiva judicial de estos meses, por si no bastaba el desde?oso rechazo de Rajoy a una reforma constitucional, por si no eran suficientes los noes reiterados el domingo a cualquier forma de refer¨¦ndum, por si no quedaba lo bastante claro que, para el presidente del Gobierno, el di¨¢logo con Catalu?a se circunscribe a hablar de financiaci¨®n e infraestructuras (o sea, como con la Rioja, o Cantabria, o Murcia), don Mariano se permiti¨® ponerle, al big stick, una guinda: mantener a Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz (¡°esto, la fiscal¨ªa te lo afina¡±) como vocal de designaci¨®n presidencial en la direcci¨®n del PP no es s¨®lo un tributo a la amistad o un premio a la lealtad; es toda una ratificaci¨®n de hasta d¨®nde est¨¢ dispuesto a llegar el Estado en su confrontaci¨®n contra el independentismo.
En cuanto al Partido Popular de Catalu?a, ni estuvo pol¨ªticamente presente en la Caja M¨¢gica de Madrid, ni se le esperaba.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
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