La relatividad
Mientras duraba la ¨²ltima sesi¨®n de control al Govern, en el interior del hemiciclo parec¨ªa que lo que de veras importaba era, una semana m¨¢s, la verborrea de Santi Vidal

Un estad¨ªstico nos confirmar¨ªa con total fiabilidad que cada minuto treinta segundos, en alguna parte del mundo hay un pol¨ªtico que declara que quiere hablar ¡°de lo que de veras importa a la gente¡±. Y tras el mantra, lanza alguna afirmaci¨®n o pregunta sobre un tema cualquiera. Bueno, en cierto modo, es muy posible que ese tema del que ha hablado interese a la gente. Por una parte, porque, bien explicado, cualquier asunto puede llegar a ser interesante. Piensen, por ejemplo, que hay personas a las que interesa la filosof¨ªa tomista. (Y luego est¨¢n los estudiantes de filosof¨ªa a los que les interesa saber d¨®nde est¨¢ el bar de la facultad).
Pero, sobre todo, lo que ocurre es que gente hay mucha, y muy distinta. Por eso resulta tan sencillo por gen¨¦rico asegurar que uno habla ¡°de lo que de veras importa a la gente¡±. Mientras duraba la ¨²ltima sesi¨®n de control al Govern, en el interior del hemiciclo parec¨ªa que lo que de veras importaba era, una semana m¨¢s, la verborrea de Santi Vidal.. Bueno, a alg¨²n diputado lo que le importaba era Twitter: mientras duraba la sesi¨®n yo tuve la ocasi¨®n incluso de sumarme a un manifiesto gracias a un retuit de una parlamentaria; no puedo calcular si lo hab¨ªa colgado durante una intervenci¨®n de su grupo.
Entretanto, tambi¨¦n en el Parlament, pero fuera del hemiciclo, lo que de veras importaba era la reuni¨®n de Rajoy y Puigdemont. Bueno, y m¨¢s all¨¢, en la calle, lo que de veras importa es la crisis del Bar?a, lo de la Infanta Cristina, el bache de la carretera que no hay manera que arreglen, el dinero de la cl¨¢usula suelo que el banco se resiste a devolverme o que el ni?o lleva d¨ªas desganado y triste. Total, un l¨ªo si se quiere dar en el clavo.
Pero, volviendo al Parlament, lo cierto es que al president y su equipo les importaba de veras que no se hablara mucho de esa reuni¨®n ¡ªnefanda¡ª con Rajoy. Digo yo, vamos. Si no, no se entiende que desde el domingo la hayan negado tres veces, ya saben, San Pedro style. A Enric Millo, que se atrevi¨® a desvelarla ?en TV-3! ha habido tiempo de crucificarlo en todas las posiciones imaginables (hasta Garc¨ªa Albiol se apunt¨® a darle un par de martillazos). Una vez publicitado el encuentro, hemos asistido a un ramillete de circunloquios y per¨ªfrasis, y matices como ¨¦se de que una conversaci¨®n no es lo mismo que una negociaci¨®n (la ¨²ltima vez que o¨ª hablar de la diferencia profunda entre di¨¢logo y negociaci¨®n, los protagonistas eran el Gobierno y ETA: hemos mejorado). Lo m¨¢s sorprendente era comprobar c¨®mo quien se com¨ªa el marr¨®n ante los periodistas era el jefe de comunicaci¨®n de Puigdemont, mientras el president ¡ªque tambi¨¦n es periodista¡ª bajaba las escaleras regias junto a Neus Munt¨¦, sin ser interpelado ni interrumpido en su camino a tomar un caf¨¦. Que no era para todos, ya se ha visto.
Leo que este mi¨¦rcoles se cumplen a?os, me parece que 94, de la visita de Albert Einstein a Barcelona. Y lo siento, no puedo evitar la referencia: gracias a ¨¦l sabemos que todo, tambi¨¦n en pol¨ªtica, tambi¨¦n en la relaci¨®n entre verdad y mentira, es relativo.
Manel Lucas es periodista.
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