Las ¨²ltimas 100 cabinas telef¨®nicas
Antes de un a?o pueden desaparecer los ¨²ltimos tel¨¦fonos p¨²blicos dentro de cub¨ªculos de cristal
Las cabinas de tel¨¦fono a¨²n forman parte del paisaje urbano. No obstante, estas reliquias de los a?os 60 puede que desaparezcan definitivamente en menos de un a?o y solo quede el recuerdo de la pel¨ªcula La cabina (1972) de Antonio Mercero. La generaci¨®n de los tel¨¦fonos m¨®viles no ayuda a la preservaci¨®n de las cabinas, percibidas hoy por muchos como piezas muse¨ªsticas generadoras de nostalgia. La Comisi¨®n Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) remiti¨® el pasado mes de diciembre un informe al Ministerio de Industria, Energ¨ªa y Turismo en el que aconseja que se revise la funci¨®n de servicio universal de telecomunicaciones frente a la irrupci¨®n de la generaci¨®n de los tel¨¦fonos m¨®viles. Ello supone, en la pr¨¢ctica, la retirada total de las cabinas.
Seg¨²n Telef¨®nica Telecomunicaciones P¨²blicas (Cabitel), unidad que gestiona el negocio de las telecomunicaciones de uso p¨²blico en Espa?a, en Catalu?a quedan 113 cabinas telef¨®nicas modelo Garza, aquellas con techo y puertas de cristal. La mayor¨ªa de ellas se ubican en municipios peque?os, y apenas quedan modelos en las grandes ciudades. En Barcelona solo queda un modelo ubicado en la calle Lledoner, 2, en la zona de Vall d¡¯Hebron. Las primeras 16 de este modelo se instalaron en la ciudad en mayo de 1966. La voluntad de conservaci¨®n de estos espacios de cristal reside en muchos ciudadanos, como Anna Farr¨¦, una exprofesora que lanz¨® una petici¨®n dirigida al Ayuntamiento de Barcelona a trav¨¦s de la plataforma digital Change.org. La petici¨®n ya ha conseguido casi 2.000 firmas, que buscan que las cabinas no caigan en el olvido absoluto.
Estos peque?os habit¨¢culos apenas son utilizados por los ciudadanos, que los conciben como un vestigio del pasado. Actualmente sirven de soporte de espacios publicitarios y a menudo se ven sometidas al vandalismo. Muchas de ellas carecen de las puertas de cristal que ten¨ªan originalmente. Se han roto y no se pueden sustituir porque estas puertas ya no se fabrican. A este problema se le suman las pintadas, los cristales rotos, el mal estado de los tel¨¦fonos o, directamente, el robo de los aparatos.
Desde Telef¨®nica aseguran que las cabinas ¡°no son rentables y est¨¢n sometidas a continuos actos vand¨¢licos¡±. Sin embargo, el pasado mes de diciembre, el Gobierno central, forz¨® a Telef¨®nica a seguir gestionando durante un a?o m¨¢s las 18.161 cabinas que hay en toda Espa?a. Por tanto, la empresa de telecomunicaciones sigue siendo responsable de estas cabinas hasta el 31 de diciembre de 2017. Antes de la fecha acordada, el Ministerio de Industria, Energ¨ªa y Turismo volver¨¢ a revisar las condiciones y los operadores que deber¨¢n hacerse cargo del servicio universal de telecomunicaciones. Si finalmente Telef¨®nica queda exenta de su responsabilidad, la mayor¨ªa de ellas desaparecer¨¢n como ha sucedido en otros pa¨ªses europeos como Suecia.
Otros pa¨ªses, como Reino Unido, han reconvertido sus famosas y atractivas cabinas rojas desde una perspectiva de negocio, como puestos para servir caf¨¦s, reparar tel¨¦fonos o incluso a modo de micro-oficina por horas. Una de las modas instauradas en Catalu?a y el resto de Espa?a es utilizar estos espacios como peque?as bibliotecas informales, donde los ciudadanos pueden coger libros y devolverlos en otra cabina.
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