Alcaldes por un d¨ªa
El autor critica que Manuela Carmena deje en manos de los ciudadanos las decisiones municipales, en vez de ser ella la que tome esa responsabilidad
Rita Maestre ha proclamado que la consulta de ¡°Madrid decide¡± puede considerarse un ¨¦xito sin precedentes. Y precedentes no los ha habido, afortunadamente, pero esta percepci¨®n autocomplaciente del ¨¦xito se resiente de la escasa participaci¨®n -un 7,8% de los madrile?os se ha pronunciado-, de la falta de transparencia del proceso -la cadena de custodia del voto es un enigma- y del oportunismo con que se han inducido muchas preguntas, eludiendo el desgaste de una verdadera auditoria popular.
Mi favorita es la que concierne al tama?o de las aceras. Claro que las prefiere uno m¨¢s grandes y limpias, como prefiero una ciudad sin palomas con diarrea ni tr¨¢fico, pero en esta concepci¨®n de la capital perfecta tambi¨¦n me hubiera gustado pronunciarme contra la extorsi¨®n de las multas.
Y no es cuesti¨®n de afinar el refer¨¦ndum al inter¨¦s particular, sino de rechazarlo en su naturaleza misma. Carmena nos ha sometido a los madrile?os -nos est¨¢ sometiendo- a una inversi¨®n de papeles y de responsabilidades. Somos nosotros los que tenemos que gobernar.
Empezando por la administraci¨®n del dinero mismo, y por las partidas a las que preferimos dedicar los presupuestos. Que se llaman presupuestos participativos en una exageraci¨®n de la democracia participativa.
Y no es la ¨²nica, pues est¨¢n las calles empapeladas de una campa?a que nos incita a votar sobre la ciudad que queremos. Desde el modelo de billete de transporte hasta el dise?o de la plaza de Espa?a. Y al cierre o no cierre de la Gran V¨ªa. Y quiz¨¢ a la indumentaria de los reyes magos.
Debe hacerse constar que el Ayuntamiento de Madrid plantea cuestiones cuya soluci¨®n sobrepasa su competencia en sentido t¨¦cnico-administrativo, como urge tenerse en cuenta que Madrid no es exclusivamente de los madrile?os, sino una ciudad abierta, mestiza y de ambici¨®n cosmopolita cuya identidad y personalidad provienen de la promiscuidad.
Discrepo por completo de la democracia entendida como una comuna. Y creo mucho m¨¢s en la democracia representativa. Delega uno en los profesionales de la pol¨ªtica las cuestiones de gobierno que sobrepasan la cualificaci¨®n del ciudadano, desde el urbanismo al modelo energ¨¦tico.
Y terminan convirti¨¦ndose estos procesos plebiscitarios en una dejaci¨®n de funciones de la Administraci¨®n, cuando no en una manera de amortiguar las responsabilidades o de encubrirlas. Si los vecinos gobiernan, para qu¨¦ queremos a los concejales y a la alcaldesa misma. Se dir¨ªa que Carmena legitima en los vecinos del foro sus iniciativas para luego prorratear o colectivizar el fracaso, dilatando as¨ª el eslogan del empoderamiento.
Trabajen ustedes. Cumplan con su programa. Y responsabil¨ªcense de gobernar. Si la democracia es imperfecta, no digamos cuando se deja en las manos, en los humores, en los calentones y en las ocurrencias del pueblo. O de la ciudadan¨ªa, esa abstracci¨®n, esa quimera cuyas voluntades y mandatos solo sabe interpretar Podemos como una energ¨ªa propia.
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