¡®President¡¯ entre comillas

Winston Churchill y Josep Pla mantienen una dura competici¨®n por ver qui¨¦n es el m¨¢s citado en tertulias y discursos. Hay tantas citas que se le atribuyen a cada uno que algunas las tuvieron que decir en sue?os. Si no, no les habr¨ªa dado tiempo con una sola vida a componer tantas sentencias para la historia y para recurso f¨¢cil de analistas en apuros (y vivieron bastante los dos, para lo que fumaban). Pues bien, hace d¨ªas que tengo la extra?a impresi¨®n de que Carles Puigdemont ¡ªperd¨®n por el ripio¡ª ha tomado nota de la costumbre y, ante la incertidumbre de si ser¨¢ o no el president de la independencia o del refer¨¦ndum o de la ley de transitoriedad jur¨ªdica y santas pascuas, se esfuerza por intentar emularlos y sue?a con una Pilar Rahola o un Paco Marhuenda del 2070 soltando una frase del tipo: ¡°Como dir¨ªa Puigdemont...¡±.

Ser¨¢ porque es, o fue, periodista, pero dir¨ªa que el actual number one de la Generalitat plantea sus discursos colocando aqu¨ª y all¨¢ unas frases de f¨¢cil cita entrecomillada, posibles y socorridos titulares de prensa muy tentadores cuando el redactor de turno escribe en directo y a toda mecha para colgar la cr¨®nica en la web de su peri¨®dico cuanto antes, mientras su jefe le presiona para que no se pierda ni un solo clic por el camino.

En la ¨²ltima sesi¨®n parlamentaria, el president ubic¨® en medio de sus respuestas a la oposici¨®n alegor¨ªas como ¡°el h¨¢mster ha salido de la rueda¡±, ¡°el Consell de Garanties Estatut¨¤ries nos ha criticado la poes¨ªa, pero no la prosa¡±, y otras que mi metafor¨®metro no es capaz de asimilar. (Hay que admitir que son de distinto nivel que ¡°sobre Europa ha ca¨ªdo un tel¨®n de acero¡± o ¡°solo os puedo prometer sangre, sudor y l¨¢grimas¡±)

Estos titulares, Puigdemont los coloca con cierta cadencia teatral. Entonces pone la vista en un punto intermedio entre el interlocutor y el horizonte ¡ªlo que vislumbra en ese horizonte, solo ¨¦l lo sabe¡ª, y espera el aplauso de propios ¡ªque no de extra?os¡ª. (En el Parlament se aplaude mucho, cual concurso de televisi¨®n o como en S¨¢lvame, pero con parcialidad).

A quien no ha mirado mucho el president en la sesi¨®n de este mi¨¦rcoles es a Anna Gabriel. A ver, no es f¨¢cil, le queda exactamente a la espalda y varias filas atr¨¢s. Ser¨¢ por eso que Puigdemont no se giraba apenas. O ser¨¢ porque le hab¨ªa sacado el caso Millet. La portavoz de la CUP le ped¨ªa que no aceptara apoyos de diputados salpicados en el esc¨¢ndalo del Palau, y cuando lo dec¨ªa la mano se le iba imperceptiblemente hacia el esca?o de Germ¨¤ Gord¨®. Que tampoco se giraba, claro. Y Puigdemont, con su respuesta, ven¨ªa a decir, oiga, a m¨ª no me l¨ªe, yo soy nuevo; lo dicho, ninguna gana de mirar hacia atr¨¢s.

Total, que a la oposici¨®n se le acumulaba el trabajo: ?qu¨¦ preguntamos, lo del Palau, lo del Consell de Garanties Estatut¨¤ries o lo de colar la ley de transitoriedad estilo brindis de boda: de un trago y con hurras al final? Dejaron lo de Millet para los pasillos, donde pueden evitarse la r¨¦plica del Govern. Sacaron pecho, pidieron responsabilidades, e Iceta record¨® a Pasqual Maragall, el primero que sac¨® el tema en 2005. Cierto, a¨²n me acuerdo de la cara de pasmo de los diputados... del PSC.

Manel Lucas es periodista.