El indulto: para pacificar y reconstruir

O¨ªda y le¨ªda la sentencia, debiera tocar ahora la hora del indulto, a iniciativa del Gobierno. No para contradecir o retorcer la legalidad sino para profundizarla, utilizando uno de sus expedientes disponibles. El m¨¢s adecuado a este momento.

Toca el indulto porque el borrado de penas actuar¨ªa como b¨¢lsamo pacificador de esp¨ªritus sobre una sociedad, la catalana, demasiado aturdida. Que ha vivido el proc¨¦s soberanista, y los consiguientes procesos judiciales, desde la fragmentaci¨®n, la divisi¨®n y la tensi¨®n.

Toca porque la democracia consagra el principio de representatividad ¡ªel ¨²nico que dicen reconocer los secesionistas, ¡°poner las urnas¡±¡ª, y lo hace de una manera determinada. Con sujeci¨®n a unas normas, llamadas leyes, que ellos invitan a desobedecer, y bajo el control de unos poderes separados, que tambi¨¦n niegan. Pero la firmeza en su defensa no excluye su plasmaci¨®n flexible. Mejor: inclusiva, humanista, generosa.

Toca indulto porque si hay que restablecer el di¨¢logo pol¨ªtico, conviene restituir a todos ¡ªtambi¨¦n a los ayer condenados¡ª su igual capacidad legal y reconocerlos as¨ª como interlocutores dignos. ?Puede imaginarse un trato pol¨ªtico a la cuesti¨®n catalana sin reconstruir puentes y cancelar los obst¨¢culos jur¨ªdicos que lo obstaculizar¨ªan?

El indulto es tambi¨¦n un modo de reconducir las disfunciones del ¨¢rea gubernamental que aderezaron el caso Mas antes de la entrada en funcionamiento del tribunal: la pol¨¦mica entre fiscales, las posturas enfrentadas entre los de Barcelona y el fiscal general Torres-Dulce, la dimisi¨®n de este tras imponer las querellas, el intento de secuestro del Tribunal Constitucional a manos del Ejecutivo...

Dirigentes del PP (de Pablo Casado a Xavier Garc¨ªa Albiol) y la exvicepresidenta Joana Ortega coincidieron ayer en que la condena de un presidente de la Generalitat ¡ªpor asunto ajeno a la corrupci¨®n¡ª te?¨ªa de tristeza la jornada. Cierto. Pueden desvanecerla: impulsando el indulto, unos; acept¨¢ndolo, los otros.

La sentencia tiene pasajes brillantes, al calificar de ¡°omisiva¡± la prevaricaci¨®n posible y al cabo felizmente desechada; al desvelar los ¡°fraudes procesales¡± a los que se agarran los procesados y distinguir sus actos irregulares de sus ¡°coartadas¡±.

S¨ª. Pero incluye un d¨¦ficit garrafal, el que le lleva a condenar: el precario sustento y la pobreza de apoyo jurisprudencial contra el requisito (para que haya desobediencia jur¨ªdica) de un requerimiento reiterado del tribunal a cumplir su resoluci¨®n. Lean desde las (mediocres) p¨¢ginas 55 y 79. A?adir¨¢n un argumento clave para revisitar el caso.