Revisitando Coderch
Un libro recupera la figura de uno de los arquitectos catalanes m¨¢s influyentes de la segunda mitad del siglo XX, que uni¨® modernidad sin renunciar a la tradici¨®n
Jos¨¦ Antonio Coderch y de Sentmenat (Barcelona 1913 - L¡¯Espolla 1984) es uno de los arquitectos catalanes m¨¢s notables de la segunda mitad del siglo XX y de los que m¨¢s han influido en estos profesionales de generaciones posteriores. Responsable de que la arquitectura de postguerra local, sin renunciar a las ra¨ªces tradicionales y mediterr¨¢neas, se abriera a las corrientes contempor¨¢neas internacionales, cre¨® obras racionalistas pensadas y repensadas hasta el hasta el ¨²ltimo detalle, sin escatimar horas y esfuerzos, como en algunos de sus edificios m¨¢s conocidos: Casa Ugalde de Caldetes, la Casa Catas¨²s de Sitges o edificios como el de la Marina en la Barceloneta, Cocheras de Sarri¨¤, Torres Trade y la ampliaci¨®n de la Escuela T¨¦cnica Superior de Barcelona, su ¨²ltimo proyecto.
Su car¨¢cter histri¨®nico, su fuerte personalidad, su seriedad y sus ideales pol¨ªticos, no le granjearon muchos amigos, pero los que lo conocieron y trabajaron con ¨¦l destacan su generosidad, su educaci¨®n, su amor por el trabajo. El libro Recordando a Coderch (Librooks) recoge el testimonio de 21 personas como Rafael Moneo, Josep Llin¨¤s, Oriol Bohigas, Oscar Tusquets, Carlos Ferrater, Miguel Mil¨¤, Enric S¨°ria o Federico Correa que tuvieron relaci¨®n con el arquitecto y que en una especie de ¡°archivo vivo¡± fueron entrevistados por Pati N¨²?ez con el fin de homenajearle en el centenario de su nacimiento. Unas entrevistas que dieron cuerpo al documental de Poldo Pom¨¦s del mismo t¨ªtulo que se present¨® en 2014 coincidiendo con una exposici¨®n comisariada por Elina Vil¨¢.
El testimonio coral de los 21 entrevistados permite reconstruir y conocer mejor la compleja personalidad de Coderch y su obra, un arquitecto m¨ªtico del que no abundan las publicaciones y que est¨¢ de plena actualidad tras alertar el Colegio de Arquitectos de Madrid de un expediente de demolici¨®n de la primera casa que Jos¨¦ Antonio Coderch y Manuel Valls construyeron en Madrid,
LA PERSONA. Coderch era una persona de derechas; un franquista que hab¨ªa hecho la guerra en la divisi¨®n de caballer¨ªas del general Jos¨¦ Monasterio. Oriol Bohigas, que declara su admiraci¨®n por el arquitecto y ha participado en todos los actos p¨²blicos de presentaci¨®n del libro: ¡°Gaud¨ª y Coderch son los arquitectos que m¨¢s han influido en la arquitectura catalana, aunque hay que estudiarlo a fondo y profundizar en su obra¡±, cuenta que, pese a que se presentaba en su despacho provocador con El Alc¨¢zar bajo el brazo, ¡°nunca recibi¨® encargos del r¨¦gimen aunque mantuvo siempre unas apariencias a favor del sistema dictatorial¡±.
Ten¨ªa un genio muy fuerte que le vali¨® muchas antipat¨ªas, tanto que dej¨® a medias proyectos como el del edificio de la IBM de la V¨ªa Augusta. En el libro son varios los entrevistados que relatan la an¨¦cdota de que cuando desde la central devolvieron su proyecto revisado y con ventanas nuevas, Coderch lo dej¨®. Al terminar su construcci¨®n, la empresa quiso pagarle. ¡°No me deben nada, la obra no es m¨ªa¡±, dijo. Despu¨¦s de insistirle y ofrecerle un cheque en blanco, se levant¨®, lo rompi¨® y dijo: ¡°Los Coderch no se venden¡±, una de sus frases m¨¢s famosas. Tambi¨¦n parece ser que ech¨® a m¨¢s de un cliente de su despacho por no entenderse con ellos.
?scar Tusquets y Carles Fochs recuerdan como se revelaba contra los compa?eros de profesi¨®n que hac¨ªan el juego a los promotores. Un d¨ªa busc¨® a un notario y se fueron a ver un arquitecto. ¡°Tome nota, le voy a dar una bofetada a este se?or, no por man¨ªa, sino porque ¨¦ticamente es impresentable¡±. Hizo cola, lo salud¨®, le dio una hostia y se march¨®. Pese a su legendario car¨¢cter irascible ten¨ªa fama de honesto. Cuando estaba realizando un proyecto no se dedicaba a ning¨²n otro y tampoco aceptaba proyectos comerciales ni encargos de gente con dinero que buscaban arquitecturas decimon¨®nicas alejadas de su ideal de modernidad.
Entre sus aficiones: le gustaban el mar y la naturaleza, conversar, el whisky, que beb¨ªa mientras fumaba delante de sus alumnos y la fotograf¨ªa, como las de los toros que aparecen publicadas en el libro.
EL ARQUITECTO. ¡°Para proyectar lo que hay que hacer es huir de la mierda, es decir, olvidarse de todo lo que hay e ir siempre adelante¡±, le dijo Coderch al arquitecto Josep Maria Rovira. ¡°A m¨ª me cuesta mucho hacer cada proyecto. Cada vez que empiezo uno nuevo tengo un gran temor por si no sabr¨¦ resolverlo¡±. Era minucioso, exigente, creativo, innovador, cr¨ªtico y riguroso y nunca daba por terminado nada, siempre quer¨ªa volver a comenzarlo. Si al final se constru¨ªa era porque su mano derecha Jes¨²s Sanz lo retiraba de la mesa de trabajo. ¡°Intentando optimizar un detalle cog¨ªa una goma de borrar y lo que comenzaba siendo una peque?a modificaci¨®n, se extend¨ªa por todo el plano y acababa con un replanteamiento total¡±, explica Josep Benedito, que trabaj¨® con ¨¦l a finales de los a?os sesenta. Sobre su magn¨ªfica Casa Ugalde Coderch dec¨ªa: ¡°no me ha salido, me gustar¨ªa repetirla¡±, pese a tambi¨¦n reconoci¨®: ¡°all¨ª esta todo, ensay¨¦ cosas que despu¨¦s he ampliado¡±. La arquitectura, para ¨¦l era un servicio que hac¨ªa a los otros. Por eso, ¡°la respuesta deb¨ªa de ser coherente con principios ¨¦ticos y est¨¦ticos, hasta las ¨²ltimas consecuencias¡±. Y si no lo consegu¨ªa, su fracaso le torturaba.
Esa es una de las caracter¨ªsticas de la obra de Coderch; la insatisfacci¨®n y la investigaci¨®n constante que le llevaba a no autoreferenciarse, sino a buscar nuevas respuestas a cada una de las preguntas que se planteaba. Por eso, si observamos sus obras, podemos ver sutiles diferencias en c¨®mo se articula una fachada en la disposici¨®n de una persiana o el cerramiento de una ventana.
Federico Correa, que junto a Alfonso Mil¨¤ trabaj¨® en su despacho haciendo muchos de los interiores de sus construcciones, destaca, que fue un incomprendido por parte de la profesi¨®n, que no entendi¨® sus planteamientos y explican que Coderch les dijo que hab¨ªa aceptado formar parte del ¡°Grup R¡±, surgido en los a?os cincuenta como reacci¨®n a la arquitectura academicista de la postguerra, por no quedar mal y porque cre¨ªa en la necesidad de renovar la arquitectura. Emili Donato desvela que el grupo se constituy¨® en el estudio de Coderch pero este lo abandon¨® pronto porque no se sent¨ªa c¨®modo con la forma de hacer de estos arquitectos.
Coderch es, sobre todo, un arquitecto de plantas org¨¢nicas, con elementos que se mueven en busca de la luz, ¡°porque todas las habitaciones tienen derecho a estar en la fachada¡±. Eso genera plantas quebradas en edificios que, adem¨¢s, tienen en cuenta el lugar donde se construyen. ¡°Si la fachada no est¨¢ bien resuelta era porque la planta tampoco y hab¨ªa que retocarla¡±, dec¨ªa. ¡°Era la parte fundamental del edificio¡± y ¡°donde se concentra su fuerza expresiva¡±, recuerdan Federico Correa y Josep Llin¨¤s, respectivamente.
Coderch no escrib¨ªa en los peri¨®dicos, no explicaba su obra, no formaba parte de asociaciones, era una especie de insumiso y ten¨ªa fama de honesto. Cuando le encargaron la Facultad de Econ¨®micas le dijeron que ten¨ªa tres meses, pero contest¨® que necesitaba ocho y no acept¨®. Una vez le preguntaron: ?Usted c¨®mo trabaja en su estudio? ¡°En soledad, donde proyecto mejor, es en la cama", hasta las cuatro de la ma?ana, mientras escuchaba m¨²sica cl¨¢sica. Pero tambi¨¦n ten¨ªa amigos en la profesi¨®n. Como el italiano Gio Ponti desde que se conocieron en 1949. Dos a?os m¨¢s tarde asumi¨® la creaci¨®n del pabell¨®n espa?ol de la Trienal de Mil¨¢n, relacion¨¢ndose con Max Bill y Giancarlo di Carlo.
LA OBRA. Seg¨²n Rafael Moneo, puedes nombrar de Coderch ¡°hasta una decena de obras, desde luego cinco o seis, realmente de extraordinaria calidad y de una intensidad poco frecuente¡±. Para Oriol Bohigas, que le encarg¨® la ampliaci¨®n de la Escuela T¨¦cnica Superior de Arquitectura de Barcelona (Etsab), uno de sus ¨²ltimos trabajos, lo que m¨¢s destaca son sus primeras casas que realiz¨® para la burgues¨ªa progresista catalana en L¡¯Ametlla, Sitges o en la Costa Brava, como Roses y Cadaqu¨¦s. ¡°Era una mentalidad tan conservadora que logr¨® transformar una arquitectura popular y tradicional en una arquitectura luchadora, pol¨¦mica, involucrada en un cierto progreso ideol¨®gico y cultural¡±, explica Bohigas. Su aportaci¨®n real, prosigue ¡°fue la utilizaci¨®n de la tradici¨®n honesta popular con lenguaje y formulaciones espaciales y volum¨¦tricas que comulgan con la historia cultural de nuestra arquitectura contempor¨¢nea¡±.
En efecto, Coderch comenz¨® en 1940 haciendo casas unifamiliares tras ser nombrado arquitecto municipal de Sitges. Pero en realidad, seg¨²n Josep Maria Rovira es lo que el siempre hizo. En los edificios Girasol de Madrid, Cocheras y Banco Urquijo, todo son viviendas unifamiliares, unas al lado de las otras, o unas encima de otras. Hasta 1964 investig¨® la vivienda unifamiliar y luego, cuando le llegaron los encargos de mayor envergadura, sigui¨® haciendo lo mismo pero multiplicado los m¨®dulos. Para Moneo, la Casa de la Barceloneta, ¡°su primer gran encargo¡± sigue siendo ¡°impecable¡±; un proyecto de ¡°madurez extraordinaria¡±, que habla de un arquitecto ¡°independiente de lo que pasaba a su alrededor¡±, destaca el primer Pritzker espa?ol, que tambi¨¦n resalta trabajos como la Casa Ugalde, Torre Valentina, Johann Sebastian Bach y las Torre Trade.
Para Donato, edificios como la Escuela de Arquitectura, el Instituto Franc¨¦s, el Centro T¨¦cnico de la Seat o el Hotel de Mar de Mallorca y, sobre todo, las Torres Trade, ¡°un edificio que tiene 50 a?os y es el mejor y m¨¢s bello conjunto de la modernidad arquitect¨®nica de Barcelona, y lo ser¨¢ en los pr¨®ximos cincuenta¡±, muestran la contundencia y originalidad con que resuelve temas diferentes de los que plantea las viviendas.
LOS OBJETOS. Adem¨¢s de sus edificios, Coderch dise?¨® elementos que recogen la esencia de su pensamiento, sobre c¨®mo la arquitectura y los objetos tienen que estar relacionados. No par¨® hasta encontrar en un viaje a Nueva York la chapa de Pino Oreg¨®n para conseguir la tonalidad rojiza, como la que emite el fuego en una chimenea, de su l¨¢mpara Disa (o l¨¢mpara Coderch), uno de sus trabajos m¨¢s premiados y conocidos, cuyos derechos pas¨® a su hermana Mercedes que se dedicaba en cuerpo y alma a su producci¨®n y venta hasta su fallecimiento, encerando y planchando a mano sus l¨¢minas para que no se ladeasen. La l¨¢mpara, con forma y color de calabaza, surge de su obsesi¨®n de envolver la l¨¢mpara y su luz desnuda con una estructura que transmitiera domesticidad. Durante a?os mand¨® un ejemplar a sus amigos y personas a las que admiraba, como Marcel Duchamp, Walter Gropius y Picasso que le respondi¨® con una postal desde Francia en la que solo dibujo la l¨¢mpara y su firma. No se la mand¨® a Le Corbusier, por el que ten¨ªa, seg¨²n comentaba, gran animadversi¨®n. ¡°Se le hace mucha propaganda¡±, dec¨ªa.
Otro de sus elementos caracter¨ªsticos es la persiana de lamas Llamb¨ª con la que controla el exceso de sol y de luz, proporciona intimidad y controla la visi¨®n del exterior. La coloca en casi todos sus edificios, casas o bloques, d¨¢ndoles personalidad. Tambi¨¦n desarrolla, buscando su esencia y su mayor practicidad, una chimenea que irradie calor y no consuma. Por eso sustituye el ladrillo tradicional que absorbe el primer calor por una sencilla estructura de chapa que lo irradia. El arquitecto y profesor Antonio Armesto cuenta como Coderch explicaba que su chimenea Polo surgi¨® en Par¨ªs de un ¡°regalo¡± que le hace Peter Harnden de una chimenea troncoc¨®nica que hab¨ªa encargado a un herrero.
LA HERENCIA. Alrededor de 1977 comenz¨® a investigar y experimentar con el concepto de versatilidad y m¨¢xima flexibilidad interna de un conjunto de viviendas, que pod¨ªan ser transformables fruto de la necesidad de cada momento. O lo que es lo mismo. La b¨²squeda de una planta ideal, que tanto le obsesionaba. Quer¨ªa construir casas que fueran modificables, que se ampliaran con las vecinas en funci¨®n del n¨²mero de hijos en cada momento de un matrimonio: moviendo un tabique las viviendas de tres habitaciones pod¨ªan reducirse a dos y el piso de al lado, acababa con cuatro. Primero en planta, luego en altura, comunicando un piso con el de arriba o el de abajo. Un proyecto rupturista que choca, seg¨²n Benedito, con alguien tan ordenado y estructurado. ¡°Pod¨ªa reventarlo todo¡± y romper la rigidez urban¨ªsticamente establecida. Ya lo hab¨ªa experimentado en Cocheras imponiendo una serie de calles diferentes al previsto o en Girasol, donde el edificio invade la manzana, algo que le llev¨® a enfrentarse a las instituciones.
Coderch trabajaba en La herencia de forma intermitente. ¡°Era una investigaci¨®n pura y dura que realizaba en su casa, mientras que en el despacho se trabaja en el resto de proyectos¡±, recuerda Jes¨²s Sanz Masdeu, que trabaj¨® durante a?os con ¨¦l.
¡°Fue el proyecto en el que m¨¢s ilusi¨®n personal le puso en toda su vida¡±, en palabras de su hijo Pepe Coderch, que sigui¨® los pasos profesionales del progenitor. Y lo llamaba as¨ª porque pensaba que ser¨ªa una buena herencia para su familia. Pero como no vio mucha receptividad regal¨®, en abril de 1984, el proyecto a Juan Huarte, un empresario madrile?o, para que se lo diera al arquitecto que quisiera y lo realizara donde fuera viable. Un d¨ªa, recuerda el hijo, meti¨® todos los planos en ocho o nueve enormes bolsas de basura y se los dio y se los llev¨® todos, como pudo, en un taxi. Huarte lo entreg¨® a S¨¢enz de Oiza que cre¨® un proyecto que se iba a construir en Cerdanyola del Vall¨¨s, pero la falta de dinero lo par¨® y cay¨® en el olvido.
LOS USUARIOS. Nadie como las personas que viven o trabajan en un edificio para saber c¨®mo funciona, sus detalles o si envejece mal y la tiran¨ªa que ejerce a diario. Camacho Internacional, empresa dedicada a la cosm¨¦tica, ocupa 600 metros cuadrados en la planta baja de una de las Torre Trade (la oeste) desde 2003. Cuando entraron reformaron el local que hab¨ªa ocupado una entidad bancaria de Rumasa. ¡°Lo m¨¢s sorprendente fue que al quitar los techos falsos apareci¨® la b¨®veda catalana de ladrillo visto¡±, explica Manuel Barrio, que dirigi¨® los trabajos de reforma que incorpor¨® detalles como las manillas Coderch en las puertas de despachos y lavabos. Lo m¨¢s sorprendente de este edificio de 1968 son sus muros cortinas ondulados de cristal y aluminio. ¡°El metal est¨¢ como nuevo, no ha envejecido¡±, explica. ¡°Ahora, si se rompe uno de estos cristales hay que hacer el molde y costar¨ªa unos 12.000 euros¡±, asegura se?alando uno enorme con forma de S.
Marta Llin¨¤s vive en un piso de Johann Sebastian Bach (1957) desde 1971, cuando ten¨ªa cinco a?os. Ahora con su pareja, Josep Bohigas, los dos arquitectos y sus dos hijos. Aqu¨ª tambi¨¦n destaca una gran ventana de cristal que cuando se corre queda colgada totalmente sobre la fachada y permite unir la terraza, cerrada con una persiana de librillo Llamb¨ª y el sal¨®n, creando un ambiente como si en realidad se tratara de una vivienda unifamiliar, pese a que estamos en uno de los pisos m¨¢s altos. La sensaci¨®n de casa se tiene desde el primer momento: no se entra a pie, sino desde el aparcamiento pensado como un porche de acceso a los veh¨ªculos. Todo en el edificio, incluso la zona subterr¨¢nea tiene luz natural. ¡°No todo el mundo entiende lo que es vivir en un edificio como este¡±, comenta Marta, mientras destaca uno de sus pocos inconvenientes: ¡°No hay gas, se sigue funcionando con la bombona de butano.
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