De Alicante a Venecia
Tras cuatro d¨¦cadas de r¨¦gimen constitucional, un miembro del poder judicial considera m¨¢s justo, apropiado y did¨¢ctico seguir rindiendo homenaje a la Divisi¨®n Azul
Aunque la imagen fue reproducida por los medios, el s¨¢bado, a todo color, en realidad ped¨ªa a gritos un blanco y negro de tono posguerra; de hecho, parec¨ªa la reconstrucci¨®n de una escena hist¨®rica mil veces repetida, en los municipios de media Espa?a, a partir de 1939. Me refiero a la actuaci¨®n de dos empleados del Ayuntamiento de Alicante que, hoy hace una semana, retiraron las placas de la plaza de la Igualdad y las sustituyeron por otras con el texto ¡°Plaza de la Divisi¨®n Azul¡±.
Como seguramente saben, el episodio tiene sus antecedentes. 36 a?os despu¨¦s de las primeras elecciones locales libres ¡ªy por inveros¨ªmil que parezca¡ª, en 2015 todav¨ªa exist¨ªan en el callejero de la capital alicantina decenas de nombres impuestos por los vencedores de la guerra civil; nombres de militares golpistas, de ca¨ªdos falangistas, de pr¨®ceres de la ultraderecha, de jerarcas franquistas... El nuevo gobierno de la ciudad decidi¨®, en aplicaci¨®n de la ley de la Memoria Hist¨®rica de 2007, corregir tal situaci¨®n y cambi¨® 46 top¨®nimos urbanos: la Divisi¨®n Azul dej¨® paso a la Igualdad, el general Varela a la periodista y feminista Carmen de Burgos, el dictador Miguel Primo de Rivera a Jos¨¦ Luis Lassaleta (primer alcalde democr¨¢tico de Alicante en 1979), el conde de Vallellano a los M¨¢rtires de la Libertad, el barrio de Jos¨¦ Antonio se convirti¨® en barrio de Miguel Hern¨¢ndez, etc¨¦tera.
Ah¨ª entr¨® en escena el PP, que ha considerado durante dos d¨¦cadas Alicante como su cortijo y que, invocando argumentos de tipo formal y procedimental, present¨® un recurso contencioso-administrativo contra aquellos cambios en el nomencl¨¢tor. No es ninguna especificidad local: recordemos el caso de Madrid, o el del PP barcelon¨¦s, que se opuso como gato panza arriba a dedicar el Estadi Ol¨ªmpic a Llu¨ªs Companys, sugiri¨® como nombre alternativo el de Juan Antonio Samaranch... y, por boca de Alberto Fern¨¢ndez D¨ªaz, acaba de censurar a la alcaldesa Ada Colau por promover una querella contra el juez que redact¨® la sentencia de muerte de Salvador Puig Antich. Siempre que, en las instituciones, se quiere condenar o deslegitimar simb¨®licamente el franquismo, el PP experimenta un reflejo pavloviano de rechazo de esas condenas o deslegitimaciones so capa de ¡°no reabrir heridas¡±. ?Por qu¨¦ ser¨¢? ?Por amor filial?
Pero lo mejor del caso estaba por llegar. Lo m¨¢s notable del conflicto alrededor del callejero alicantino es que, atendiendo al recurso del Partido Popular, una juez orden¨® al consistorio el ¡°restablecimiento de las denominaciones primitivas¡± de los espacios urbanos en cuesti¨®n, al tiempo que reprochaba al Ayuntamiento haber cambiado las placas ¡°de manera precipitada e inmotivada¡±.?
Es decir: tras cuatro d¨¦cadas de r¨¦gimen constitucional, un miembro del poder judicial espa?ol previsiblemente formado en el marco de la Carta Magna considera m¨¢s justo, apropiado y socialmente did¨¢ctico seguir rindiendo homenaje a la Divisi¨®n Azul -¡ªquella unidad militar franquista que luch¨® bajo uniforme nazi a las ¨®rdenes de Hitler¡ª que rend¨ªrselo a la Igualdad, uno de los tres pilares conceptuales de la democracia moderna. A¨²n m¨¢s: la juez entiende que querer eliminar del callejero el recuerdo de la tropa inspirada por Serrano Su?er y dirigida por Mu?oz Grandes resulta ¡ª?en 2017!¡ª precipitado (sic) y carece de motivos suficientes.
En no importa qu¨¦ pa¨ªs de nuestro entorno, la situaci¨®n que se est¨¢ viviendo en Alicante resultar¨ªa inconcebible. Y aqu¨ª mismo, en circunstancias normales, habr¨ªa merecido un alud de art¨ªculos de condena y sarcasmo ante el revival del callejero franquista y los factores que lo provocan. Ahora, en cambio, no; no, porque las vestales del progresismo y la democracia est¨¢n absorbidas, monopolizadas por la denuncia diaria de las ¡°martingalas¡± y los ¡°desafueros¡± del secesionismo catal¨¢n, y ello bloquea su sensibilidad cr¨ªtica respecto de cualquier otro tema.
Tambi¨¦n respecto de las objeciones formuladas por la Comisi¨®n de Venecia del Consejo de Europa ante aquella reforma expr¨¦s del Tribunal Constitucional espa?ol, impuesta en 2015 por el rodillo del PP y concebida como m¨¢quina de guerra contra el proceso catal¨¢n. ?Qu¨¦ importan las dudas de los juristas europeos acerca de la capacidad sancionadora atribu¨ªda al Constitucional o de su futuro cr¨¦dito en tanto que ¨¢rbitro neutral? En la medida que pudiesen hacerle el juego al ¡°separatismo¡±, las sugerencias de la Comisi¨®n de Venecia ser¨¢n ignoradas o rechazadas por cuantos, con sus t¨ªtulos acad¨¦micos a cuestas, han abrazado el lema cuartelero: ¡°Todo por la Patria¡±.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
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