El hospital de los ¨²ltimos d¨ªas
La Fundaci¨®n V¨ªa Norte Laguna es uno de los dos hospitales espa?oles de cuidados "al final de la vida"
Pocos se imaginan que en el barrio de Laguna, a pocos metros de la concurrida M-30 se encuentra uno de los dos ¨²nicos centros de Espa?a (el otro est¨¢ en M¨¢laga) que se dedican a cuidados paliativos. "Cuidados al final de la vida" como algunos profesionales prefieren llamarlos. Este es el caso de la Fundaci¨®n V¨ªa Norte Laguna, a la que cada a?o acuden m¨¢s de 1.000 personas que sufren enfermedades terminales. Las m¨¢s habituales, seg¨²n los doctores del centro, son el c¨¢ncer y las insuficiencias respiratorias. Javier Rocafort, director m¨¦dico de la instituci¨®n, calcula que unas 250.000 personas necesitan cuidados paliativos cada a?o a nivel nacional (solo 30.000 en la Comunidad de Madrid). Debido a esto, Madrid aprob¨® el pasado 3 de marzo su ley de muerte digna. Es la novena comunidad aut¨®noma con una legislaci¨®n que recoge los derechos del paciente en el ¨²ltimo tramo de su vida.
En este hospital de Laguna (concertado con la Comunidad de Madrid) no reina la tristeza a pesar de las duras circunstancias que viven sus pacientes. Al contrario, se vive una inusitada normalidad en los largos pasillos llenos de habitaciones con los que cuenta el centro. De una de ellas sale Santiago Gim¨¦nez, de 69 a?os. Desde hace dos semanas est¨¢ ingresada su mujer, con la que lleva casi 50 a?os casado, porque sufre un c¨¢ncer que arrastra desde hace dos a?os y medio. "Hace un par de meses la met¨¢stasis le lleg¨® al h¨ªgado. Estuvimos aguantando, porque siempre piensas que como en casa en ninguna parte. Pero lleg¨® un punto de inflexi¨®n, en el que ya no la pod¨ªa tener en casa porque se me pod¨ªa caer al ducharla y adem¨¢s estoy yo solo", cuenta con la voz temblorosa.
Gim¨¦nez es consciente de que a su mujer no le queda mucho tiempo, y busca consuelo mirando en su m¨®vil fotos de ella cuando era joven y tambi¨¦n de sus nietos. Piensa que la fundaci¨®n V¨ªa Norte Laguna es la mejor opci¨®n para sobrellevar el momento que le ha tocado vivir. "Todo el mundo aqu¨ª tiene un alto grado de eficiencia y profesionalidad. Este hospital no es solo para enfermos, sino tambi¨¦n para familiares. Aqu¨ª te cuidan el alma en todos los sentidos, y cu¨¢nta m¨¢s corta es la familia, m¨¢s necesario es", afirma mientras regresa cabizbajo a la habitaci¨®n. Su mujer falleci¨® al d¨ªa siguiente de escribir este reportaje.?
Una planta m¨¢s abajo, Agust¨ªn de La Paz, de 69 a?os, termina los ¨²ltimos ejercicios con aros de su clase de fisioterapia. Lleg¨® al centro el 28 de enero y sufre desde hace cinco a?os una insuficiencia pulmonar cr¨®nica. "Hace tiempo en el hospital de Parla hubo un momento que se me agrav¨® tanto lo de los pulmones que no pod¨ªa ni respirar. Aqu¨ª est¨¢ todo muy bien en todos los sentidos, las actividades me ayudan a los huesos y a la mente y ocupo el tiempo tambi¨¦n", cuenta con optimismo ya en su habitaci¨®n y sujetando el hilo de su bombona de ox¨ªgeno. Su mujer, Ana Mar¨ªa, vive la situaci¨®n peor que ¨¦l. "Yo llevo esto mal. Tomo orfidal, y aunque mi mente no quiere tomar pastillas, cuando viene el cambio de estaci¨®n estoy fatal y me dan ataques de ansiedad", asegura. A la mujer de Agust¨ªn solo se le asoma una peque?a sonrisa hablando de sus nietos, que le hicieron una postal a su abuelo que ocupa un lugar privilegiado de la habitaci¨®n.
Las personas "no fallecen mal"
Muchos de los pacientes resaltan del hospital la atenci¨®n personalizada y de calidad, pero eso no ser¨ªa posible sin el trabajo de personas como el director m¨¦dico de la instituci¨®n, Javier Rocafort. Conoce personalmente a cada uno de los internos y sus circunstancias y destaca la calidad del equipo. "Son j¨®venes profesionales preparados en unidades de paliativos de renombre como la de Edmonton en Canad¨¢ o el MD Anderson C¨¢ncer Center de Houston. Atendemos a pacientes que est¨¢n en el tramo final de su vida, pero antes del fallecimiento hay que tener en cuenta que estas personas est¨¢n vivas y tienen necesidades", explica.
A su vez, Rocafort recuerda que son muchos m¨¢s los pacientes que fallecen por demencia o enfermedades terminales hep¨¢ticas o card¨ªacas que aquellos que mueren por c¨¢ncer. "Lo curioso de esto es que el acceso a los cuidados paliativos es m¨¢s f¨¢cil para los enfermos de c¨¢ncer. Esto ocurre en Espa?a porque es m¨¢s f¨¢cil identificar el c¨¢ncer en fase terminal que las otras enfermedades, las cuales intentamos curar o mantener cuando ya es imposible", aclara. Adem¨¢s, el experto hace hincapi¨¦ en que "alguien con una enfermedad terminal puede vivir en unas pocas semanas tantas cosas como puede vivir cualquier otro que est¨¦ sano durante muchos a?os".
El ¨²ltimo pilar que completa la atenci¨®n especializada de la Fundaci¨®n V¨ªa Norte Laguna, est¨¢ formado por los psic¨®logos. Borja M¨²jica, es un experto de Obra Social La Caixa y que lleva trabajando m¨¢s de nueve a?os en el hospital. "Hay algo aqu¨ª que engancha, es como una droga. Te llena saber que ayudas en momentos muy complicados y que con eso se consigue algo", afirma sonriente. Adem¨¢s, M¨²jica considera que se crea un cambio muy potente en el paciente cuando se genera un espacio donde mostrar los miedos y preocupaciones. "Normalmente, los que est¨¢n aqu¨ª ingresados no se permiten hablar con nadie por no preocupar al otro o no hacerle sentir mal y con esta estrategia se genera un espacio de conversaci¨®n altamente terap¨¦utico", explica.
El psic¨®logo deja claro que las personas del centro no "fallecen mal" como establecen algunos tab¨²s en cuanto a los fallecimientos de enfermos en fase avanzada. Seg¨²n ¨¦l lo suelen hacer bastante bien. "Soy un mero espectador, es un orgullo que estas personas nos permitan estar en este duro proceso y acompa?arles", confiesa. Algo que rechaza es la denominada "conspiraci¨®n del silencio". Seg¨²n M¨²jica esto sucede cuando los familiares no quieren contar a la persona que est¨¢ ingresada que sufre una enfermedad que est¨¢ avanzada. "El paciente va a a?os luz de la familia, sabe que padece algo que va a acabar con su vida. Nosotros no vamos a evitar que piense eso porque la realidad arrolla", asegura.
Esta afirmaci¨®n es tan verdad como la vida misma y se representa perfectamente en el caso de Agust¨ªn de La Paz. "Aqu¨ª hay que ser claros y aceptar las cosas como vienen, no queda otra", dice mientras camina por la habitaci¨®n con la compa?¨ªa permanente de su mujer. Les esperan muchos paseos pero no saben cuando ser¨¢ el ¨²ltimo juntos.?
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