C¨®mo pagar el alquiler haciendo un voluntariado
Tres j¨®venes de Rivas comparten sin coste una vivienda municipal por dedicar 10 horas a la semana a trabajo social
Parece un piso juvenil com¨²n y corriente, pero no lo es. El sal¨®n es rojo, los pasillos verdes y cada habitaci¨®n presenta un color distinto. Hay un p¨®ster de Nueva York, dos bicicletas en la terraza y m¨¢s tazas que cubiertos. Hasta aqu¨ª no hay sorpresas. La diferencia con el resto de las viviendas de j¨®venes es que Estela, Pablo y Nieves, los inquilinos, no pagan el alquiler. Ellos son parte del programa Becas sociales para la emancipaci¨®n?del Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid que le subsidia la vivienda a tres estudiantes o profesionales del ¨¢rea social entre 18 y 30 a?os?a cambio de hacer 10 horas a la semana de voluntariado en el barrio.?
La iniciativa surgi¨® en el municipio enclave de Izquierda Unida en 2011. "Vimos que los j¨®venes de Rivas se estaban marchando y quer¨ªamos fomentar su compromiso social", cuenta Montse L¨®pez,?trabajadora en los servicios sociales del Ayuntamiento de la localidad. La idea inicial era que el?piso de la Empresa Municipal de Vivienda (EMV) de la calle Manuela Aza?a fuera el primero de varios. Sin embargo, el proyecto no se ha expandido por la falta de demanda. Los j¨®venes pueden inscribirse en el sitio web del Consistorio durante todo el a?o y actualmente solo cuentan con una bolsa de 10 personas. "Me parece que es poco, pero es que hay que ser diferente para hacer algo como esto. Tienes que equilibrar la emancipaci¨®n?con un trabajo y con el voluntariado. Es exigente", sostiene L¨®pez.?
Al ser una vivienda p¨²blica, el coste del alquiler ser¨ªa de 455 euros, incluida la comunidad. En el mercado, el piso de 83 metros cuadrados costar¨ªa entre 700 y 800 euros. ?
Los requisitos para postular
Para solicitar la beca de emancipaci¨®n hay que cumplir una serie de requisitos: tener entre 18 y 30 a?os, estar empadronado en el municipio de Rivas Vaciamadrid, estudiar o haber realizado estudios universitarios de psicolog¨ªa, trabajo social, magisterio, educaci¨®n social, terapia ocupacional, sociolog¨ªa, pedagog¨ªa u otra profesi¨®n relacionada con lo social.?Tener disponibilidad horaria de al menos ocho horas a la semana para la intervenci¨®n comunitaria directa, y dos horas acumulables para reuniones, actividades de fin de semana o coordinaci¨®n.
Estela Hinojosa, de 28 a?os, es la inquilina?que m¨¢s tiempo lleva en el piso. Lleg¨® hace dos a?os y medio con su piano y su t¨ªtulo de maestra. El plazo m¨¢ximo que permite el programa es quedarse cinco a?os. "No tengo planes de irme todav¨ªa, el tema de las oposiciones est¨¢ fatal, es imposible encontrar un trabajo estable a menos que sea de otra cosa, es pr¨¢cticamente?imposible independizarte haciendo lo que te gusta", narra resignada, pero con una actitud positiva que comparten los tres j¨®venes. Estela le est¨¢ ense?ando a su compa?ero?de piso, Pablo Rodr¨ªguez, estudiante de 25 a?os, los temas de las facturas. "Cuando viv¨ªa con mis padres me daba lo mismo encender?todas las luces, ahora soy consciente?de lo que vale cada servicio", comenta Pablo, que lleg¨® a la vivienda hace dos meses. El gasto medio de cada uno es de 200 euros entre facturas y comida.?
Nieves Herrero, de 24 a?os, pas¨® su primera noche el 20 de marzo. Su habitaci¨®n est¨¢ habitada por cajas y una estanter¨ªa sin armar. Tambi¨¦n es maestra y participar¨¢ del proyecto de alfabetizaci¨®n a mujeres marroqu¨ªes y de etnia gitana. "Llevaba tiempo queriendo irme de casa. Tengo un trabajo que no me permit¨ªa independizarme, as¨ª que cuando vi lo de la beca me interes¨® un mont¨®n. Yo siempre he hecho voluntariado, pertenezco a asociaciones?de Rivas y sent¨ª que era la forma perfecta de irme y hacer algo m¨¢s", narra. El plan de Nieves y Pablo es quedarse entre dos y tres a?os, hasta que encuentren un trabajo estable, que les permita ahorrar para la independencia absoluta.?
Primaria a los 40
El voluntariado comunitario puede ejercerse en distintos talles: el de alfabetizaci¨®n, el de habilidades sociales o el de la mujer, adem¨¢s de eventos espec¨ªficos del barrio. La clase de lenguaje para mujeres son los martes y jueves. Estela llega con las carpetas correspondientes, lista para ense?ar "palabras con R fuerte" y las vocales. Las casi 20 alumnas completan las gu¨ªas de ejercicios y piden ayuda a sus compatriotas cuando no entienden algo en espa?ol. F¨¢tima, de 37 a?os, rife?a?(del norte de Marruecos)?acude hace tres a?os a las clases. Comenz¨® como alumna, pero ahora ejerce de voluntaria. "Si mis paisanas no comprenden una palabra en espa?ol, yo les intento explicar de otra manera en ¨¢rabe", sostiene orgullosa.
La media de las mujeres que acuden a la clase es de 40 a?os. "Cuando el hijo menor entra al colegio, vienen aqu¨ª a aprender y a tener un tiempo solo para ellas", explica L¨®pez. Amina, de 43 a?os, tambi¨¦n rife?a y madre de seis hijos, acude hace cinco a?os al taller. "Yo no vengo solo porque me obliga mi asistenta social, vengo porque me gusta. Esto es ir al colegio, ahora estamos aprendiendo la tabla del dos¡±, comenta, y reconoce que a veces ayuda a sus hijos con las tareas, pero otras, ellos son los que la ayudan a ella.?
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