Moby Dick existe por culpa de Led Zeppelin
La sala madrile?a cumple 25 a?os y miles de conciertos
Daniel Castillo y Alberto Delgado quer¨ªan pinchar buen rock, el que se hac¨ªa m¨¢s all¨¢ de nuestras fronteras. Pero su bar era tan peque?o como su radiocasete de doble pletina. Necesitaban m¨¢s espacio, y un prost¨ªbulo de la avenida de Brasil les dio la soluci¨®n cuando ech¨® el cierre: 300 metros cuadrados para explayar decibelios a placer. All¨ª naci¨®, hace 25 a?os, la sala Moby Dick.
"Se llama as¨ª por el tema de Led Zeppelin", explican. ?Y la decoraci¨®n n¨¢utica? "Tambi¨¦n nos encanta el mar y navegar", responde Castillo. Al principio invitaban a amigos para que se bregaran sobre el escenario, hasta que pasaron por all¨ª Montana -que reventaban las radios en los a?os 90 con Velasco-, Toreros Muertos y Los Petersellers. "Todos se quedaban luego de borrachera", recuerdan los fundadores. Se unieron a la fiesta decenas de grupos heterog¨¦neos como Los Ronaldos, Los Planetas o Burning. El ¨²ltimo concierto antes de morir su cantante fue en la Moby Dick.
Las bandas internacionales tambi¨¦n se fijaron en esa sala de tama?o medio y ac¨²stica grandiosa: han pasado artistas capaces de llenar estadios como The Libertines, Death Cab for Cutie o The Horrors. Estos ¨²ltimos arrancaron la bola de espejos, la lanzaron al p¨²blico y unos cuantos fans terminaron en urgencias. Aunque los fundadores, a sus 48 a?os, prefieren quedarse con los buenos recuerdos: "En una fiesta privada, Chavela Vargas apareci¨® de la nada, se subi¨® al escenario e improvis¨® un concierto. Solo por cosas as¨ª, esto merece la pena", dice Castillo. No bajan el list¨®n: el 28 de marzo, Mick Harvey tributar¨¢ a Gaingsbourg. "No creo que aguantemos 25 a?os m¨¢s, pero la Moby Dick nos sobrevivir¨¢", a?ade si socio.
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