Aires preelectorales
La fiebre independentista ha removido la sociedad catalana; los partidos toman posiciones para configuar una nueva hegemon¨ªa
Mientras la pol¨ªtica catalana gira obsesivamente en torno al eje del refer¨¦ndum imposible, los partidos van tomando posiciones para una eventual convocatoria electoral. Los dos componentes de Junts pel S¨ª, la coalici¨®n independentista ganadora de las ¨²ltimas elecciones al Parlament, han anunciado que no quieren presentarse de nuevo unidos a las elecciones. Ambos necesitan marcar perfil propio para que el electorado pueda distinguir las diferencias entre ellos. El Partit Dem¨°crata Europeu Catal¨¤ (PDeCAT) ha de comprobar en las urnas si los republicanos han logrado la hegemon¨ªa en el espacio que anta?o se?oreaba Converg¨¨ncia. Pero, adem¨¢s, su direcci¨®n desea tambi¨¦n subrayar el componente ideol¨®gico y pol¨ªtico liberal por el que se han decantado los sucesores de Jordi Pujol. El liberalismo era uno de los componentes de Converg¨¨ncia. Ahora es el ¨²nico.
Pero hay otros conservadores y liberales que aspiran a expandirse en segmentos del electorado inaccesibles para ellos en la etapa anterior al subid¨®n de la fiebre independentista que agita a Catalu?a. El PP y Ciudadanos aspiran a lograr los votos de por lo menos una parte de los electores que durante d¨¦cadas apoyaron a CiU. Por eso insisten en presentar al Gobierno de Puigdemont y a Junts pel S¨ª como una coalici¨®n entregada a la extrema izquierda de la CUP. Por eso el presidente Mariano Rajoy desempolva expedientes de obras p¨²blicas durante a?os paralizados para presentarse ahora en Barcelona como el benevolente repartidor de partidas presupuestarias. Por eso In¨¦s Arrimadas intenta limar el anticatalanismo de un partido nacido precisamente para combatir al catalanismo por mucho que el empe?o obligue a contorsiones inveros¨ªmiles.
Esquerra Republicana (ERC) tiene tambi¨¦n la necesidad de redefinir su posici¨®n y probablemente sus pol¨ªticas. Despu¨¦s de sus idas y venidas, primero con CiU durante d¨¦cadas, despu¨¦s con las izquierdas en la etapa Maragall-Montilla y por ¨²ltimo con el PDeCAT, ya no se sabe muy bien qu¨¦ representa el cat¨®lico Oriol Junqueras en el que fue el partido de los masones. ?Qu¨¦ parte de la izquierda le queda en un escenario en el que la CUP ejerce el radicalismo independentista; en el que los socialistas defienden su bagaje de reformismo light, y en el que la reagrupaci¨®n de los perdedores de la crisis econ¨®mica ha alumbrado, con el impulso de Iniciativa-Verds y Podemos, una confluencia capaz de ganar las dos ¨²ltimas elecciones legislativas y la alcald¨ªa de Barcelona?
La conversi¨®n de la confluencia de izquierdas en un nuevo partido en torno al liderazgo de Ada Colau ha deparado en las ¨²ltimas semanas algunas aclaraciones interesantes. Entre los impulsores de este proceso cundi¨® el p¨¢nico ante el intento del l¨ªder de la organizaci¨®n catalana de Podemos, Albano Dante Fach¨ªn, de erigirse en elemento definidor de la confluencia e imponerle sus condiciones, sobre todo las relativas a la distribuci¨®n del poder interno. Pero result¨® que no, que en todo buen partido de ¨¢mbito espa?ol la ¨²ltima palabra est¨¢ en Madrid y Pablo Iglesias cort¨® en seco las pretensiones de Fach¨ªn. Eso permiti¨® ver qui¨¦n manda en el Podemos catal¨¢n.
Una aclaraci¨®n de este tipo es la que se ha producido tambi¨¦n en el PSC. El partido de Miquel Iceta ha negociado con la direcci¨®n provisional del PSOE una interpretaci¨®n del Protocolo de Unidad que rige entre ambos partidos desde 1978. El resultado de la negociaci¨®n ha sido que la direcci¨®n del PSOE ser¨¢ consultada sobre las alianzas del PSC en el ¨¢mbito de la pol¨ªtica catalana. Se trata de un avance del PSOE en el espacio del PSC, al que hasta ahora no ten¨ªa acceso. En la memoria de los barones del PSOE se guarda la inquina contra el PSC de Maragall y Montilla por haber formado en 2003 con ERC e Iniciativa el primer gobierno catal¨¢n de izquierdas desde la Segunda Rep¨²blica.
La reedici¨®n en 2006 de la alianza del PSC con un partido independentista fue utilizada por el PP contra el PSOE en el resto de Espa?a como si fuera un delito de lesa patria. Los barones del PSOE se vieron en apuros y este fue el momento en que se inici¨® el declive electoral del PSOE. La gesti¨®n de la crisis econ¨®mica lo profundiz¨® hasta cotas in¨¦ditas, y P¨¦rez Rubalcaba pag¨® los platos rotos en 2011. El no de los diputados del PSC a la reciente investidura de Rajoy como presidente ha proporcionado ahora al PSOE la ocasi¨®n para exigir al PSC tener voz y voto en su pol¨ªtica de alianzas. Obtuvieron voz, que no ten¨ªan, pero no el voto, seg¨²n Iceta. Se ver¨¢. Porque la alianza de las izquierdas en Catalu?a puede ser otra vez una opci¨®n.
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