Te quiero, verde
El autor destaca los contrastes de un parque cualquiera al incio de la primavera y las jornadas de aguanieve del invierno
Una pareja que parece perfecta pasea por un parque. Parte del plan es pensar en paralelo las palabras que proponen para permanecer pegados y uno declara: ¡°paternidad¡± y ella le responde, ¡°patrimonio¡± y se parten de risa y pegados sus labios parlan en silencio la ponderada partitura de su felicidad.
Al filo del estanque est¨¢n los estudiantes que establecen el emblema de sus esfuerzos con entregas semanales de estatuillas de esta?o y Eduardo estima que es Ernestina la elegida de este d¨ªa y todos estiran las horas del est¨ªo, aunque apenas sea su primavera. M¨¢s ¡®alante, una ni?a unta en sus u?as brillantina de unicornio y su hermano bota balones bailando la baba de bober¨ªa feliz; la nana que cuida a la Nona niega navegar en el estanque y el corredor de fondo corre y procura cumplir la cuota cotidiana de los campeones de Castilla, cada quien corriendo anchos campos y estrechas callejuelas.
Turistas tapan la tapia como terapia para abatir el tiempo y m¨¢s turistas transitan templadamente, ya sin t¨ªmpanos, los senderos nada seniles de este sitio sensacional donde ancianos como arc¨¢ngeles y enamorados enaltecidos, transe¨²ntes transparentes como fantasmas fant¨¢sticos o espectros especiales provocan peque?os poemas en prosa en p¨¢rrafos pendencieros para que poetas profesionales se burlen abiertamente de esta prosa perniciosa que merece psicoan¨¢lisis o periodo penitenciario porque se trata de un impulso inexplicable, quiz¨¢ injustificado e inaceptable, intempestivo y sobre todo in¨²til porque quiz¨¢ nadie nunca navegue la realidad rotunda que va hilando hechos y helechos, caras y cartones, manchas y mantones en una suerte de mural maravilloso y m¨¢gico de este Madrid, madre y madrastra, de monumentos y Manolas y el Manu que me ment¨® la mencionada menudencia de que estos p¨¢rrafos posiblemente pecan de puerilidad mas no de perfidia, parecen potables y podr¨ªan pintarse en la pared con papelitos o pasear el paisaje como papalotes policromados¡ todo ello, con tal de que alguien entienda por hoy que Madrid ya se pinta de primavera por todos lados, habi¨¦ndose ba?ado en aguanieve helada hace apenas unas semanas y por tanto enredo y tanta entra?able sinraz¨®n a uno no le queda de otra m¨¢s que celebrar con palabras alineadas al azar, la deuda que le ten¨ªa esta tinta ¨Csiendo siempre savia en sepia¡ªal color verde de un bardo y al paisaje de un parque.
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