La fe de Roberto Canessa cura corazones
Uno de los supervivientes del accidente a¨¦reo de los Andes de 1972 recoge como sobrevivi¨® en un libro con fines solidarios
El 13 de octubre de 1972 cay¨® en viernes. Sobre el mediod¨ªa, un grupo de j¨®venes deportistas uruguayos se montaba en un avi¨®n para viajar hasta Santiago de Chile, donde deb¨ªan disputar un partido de rugby. En el aeropuerto uno de los muchachos pregunt¨®: ¡°Qu¨¦ d¨ªa es el de la mala suerte, el martes 13 o el viernes 13?¡±.
¡°Hoy lo vamos a averiguar¡±, contest¨® otro. Al rato, el avi¨®n se estrellaba contra un monte nevado. El suceso pas¨® a la historia como ¡°El milagro de los Andes¡± y uno de sus protagonistas, Roberto Canessa, recoge en un libro escrito a cuatro manos con Pablo Vierci a qu¨¦ agarradera se asieron los 16 supervivientes para resistir durante 72 d¨ªas en un desierto helado.
Ten¨ªa que sobrevivir, editorial Alrev¨¨s, se present¨® en Tarragona en un auditorio que se desbord¨® de p¨²blico. ¡°Lo siento por los que est¨¢n inc¨®modos, pero peor est¨¢bamos all¨¢ en el fuselaje¡±, arranc¨® Canessa.
El muchacho enjuto y de voz aflautada que a los 19 a?os sobrevivi¨® a la tragedia a¨¦rea se ha convertido en un se?or doctor, especialista en patolog¨ªas del coraz¨®n. Hoy, la voz de Canessa retumba y seduce. Sigue luciendo un pelo poderoso, ahora blanco como aquella nieve que lo atrap¨® durante m¨¢s de dos meses. Es un experto orador y la Fundaci¨® CorAvant, que lucha contra las cardiopat¨ªas cong¨¦nitas, lo aprovecha para divulgar una enfermedad que afecta a 40.000 personas en Catalu?a. Parte de los beneficios del libro sirven para financiar la investigaci¨®n contra la dolencia.
Sin m¨¢s atrezzo que una camisa celeste y un pantal¨®n oscuro, Canessa cautiva a los oyentes que, perplejos, siguen sin explicarse como hizo el hombre para superar tanta calamidad. A parte del accidente que sesg¨® la vida de 29 pasajeros que viajaban en el vuelo 571 de la Fuerza A¨¦rea Uruguaya, Canessa y sus compa?eros sobrevivieron a un alud, ¡°aprend¨ª que cuando est¨¢s mal, siempre puedes estar peor¡±, al fr¨ªo y a la falta de alimentos.
¡°S¨ª, nos comimos a nuestros compa?eros muertos¡±, espeta. Los colegas del rugby le apodaban ¡°M¨²sculo¡±, pero asegura que el secreto de la gloria no es competencia de la fuerza f¨ªsica. ¡°El que sobrevive no es el m¨¢s inteligente ni el m¨¢s fuerte, es el que tiene actitud¡±, indica.
Su discurso est¨¢ relleno de referencias a la fe. La fe y el coraje que le empujaron, junto con Nando Parrado, a emprender una incierta marcha a pie y abandonar aquel peque?o refugio que hab¨ªan habilitado en medio de los Andes con los restos del avi¨®n accidentado.
A trav¨¦s de un chapucero transistor hab¨ªan logrado escuchar un noticiero donde se dec¨ªa que se les daba por muertos y que se suspend¨ªan los trabajos de b¨²squeda. Anduvieron por lomas, montes y glaciares. Y sufrieron. ¡°Pensaba que los que hab¨ªan muerto ten¨ªan suerte porque su agon¨ªa hab¨ªa sido m¨¢s corta que la m¨ªa¡±, admite. Cuando, al fin, llegaron a un prado libre de nieve, toparon con un pastor montado en un caballo. El pastor, ignorando que aquellos dos barbudos desnutridos eran los h¨¦roes de los Andes, se fue sin auxiliarlos y les dijo que por la ma?ana volver¨ªa. A Canessa y a Parrado les quedaba una noche, otra m¨¢s, de padecimiento y hambre. Pero fue la ¨²ltima.
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