Camaleona de Cedeira
La antigua cantante ¡®folk¡¯ se redefine con 'O mundo est¨¢ parado'
Tal que 18 abriles despu¨¦s de pisar por vez primera un escenario en Madrid, nadie reconocer¨ªa hoy a aquella Guadi Galego. Hablamos de una muchacha t¨ªmida y biso?a, reci¨¦n entrada en la mayor¨ªa de edad, que en la primavera de 1999 se aupaba sobre las tablas del Centro Cultural de la Villa como el fichaje m¨¢s audaz de Berrog¨¹etto, entonces y siempre la banda m¨¢s enriquecedora que ha conocido la m¨²sica gallega de ascendente tradicional.
La chavala p¨¢rvula y deliciosa que, aun con todas sus inseguridades, se echaba a la espalda la gaita y voz principal de una s¨®lida formaci¨®n folcl¨®rica es hoy una mujer arrolladora, vigorosa, de ce?idos pantalones de cuero negro y repertorio impensable para quienes la descubriesen entonces y siguieran a lo largo de los a?os sucesivos. Porque a Galego, poes¨ªa y sutileza puras, hace ya alg¨²n tiempo que no le importa exhibir su vertiente m¨¢s brav¨²: tirar de coraje, pulso firme y guitarra el¨¦ctrica. Suerte que a tal fin siga contando con Guillerme Fern¨¢ndez, guitarrista ya exquisito en las filas de aquella banda a?orada y hoy paradigma de absoluta versatilidad, tambi¨¦n en este contexto infinitamente m¨¢s rockero.
La camaleona de Cedeira hace bien en tirar por donde le plazca. Habr¨¢ quien a?ore pasadas tersuras, pero es dif¨ªcil negarle tambi¨¦n encanto a ese pundonor vigoroso, a esa veta m¨¢s abiertamente radical y contestataria. Perviven los temores, la red de seguridad: esa tablet en la que parpadean las letras aunque la artista, en ¨²ltimo extremo, no las necesite. Y sobran algunos ramalazos de petulancia: definitivamente, la mejor manera de comenzar un concierto no es con una clase de gram¨¢tica sobre las vocales gallegas. Mejor la Guadi cantante que la parlamentaria. Porque en el Caf¨¦ Berl¨ªn, casi lleno este viernes, nos encontramos ante todo con una gran hacedora de canciones.
El latido ancestral de anta?o a¨²n late en piezas como Aromas de terra, pero son una manifiesta excepci¨®n. El presente, y seguramente el futuro, pasan por t¨ªtulos como Cedeira, excepcional canto a la patria chica (en este caso, patria cativa) que desemboca en unos Oooh Oooh finales a los que de buen grado se sumar¨ªa Chris Martin.
Galego se refiere a su primer y segundo discos (L¨²as de Outubro e Agosto, de 2014, y el reciente O mundo est¨¢ parado), por lo que ella misma le niega la existencia a su fant¨¢stico debut en primera persona (Benz¨®n, 2009), ambiciosa colisi¨®n de folk y jazz que refrendaba un talento muy grande. Quiz¨¢ le cueste a la coru?esa ser generosa con su propio pasado, pero eso, ahora mismo, da un poco igual. Lo importante es refrendar que el nuevo cambio de piel sigue sent¨¢ndole divinamente. Y que su c¨¢ntico de amor a las mujeres, Matriarcas, emociona hoy como ya sab¨ªa emocionarnos Guadi en sus a?os folcl¨®ricos.
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