El abrazo entre la Ertzaintza y la comunidad islámica
La Policía vasca imparte charlas en mezquitas para prevenir la radicalización yihadista
Dos agentes de la Oficina Central de Inteligencia (OCI) de la Ertzaintza acceden a la mezquita de Tolosa (Gipuzkoa) y saludan al imán Abdeljalil Boualil: “As-salamu aláikum (que Dios te dé protección y seguridad)”. Carlos A. y Javier A., de paisano, van a informar a vecinos musulmanes de un programa que la Policía vasca ha puesto en marcha este mes para prevenir la captación de jóvenes por grupos terroristas como Al Qaeda o el Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés). “Venimos de buena fe”, dice Javier, “y queremos que sepáis que el problema de la radicalización no se soluciona con la detención de estas personas, sino con políticas de prevención. Hay que evitar que nuestros chavales acaben yendo a Siria o Irak. Entonces, ya no habrá remedio”.
La Policía vasca está acudiendo a los principales centros de culto islámico del País Vasco para trasladar a los fieles de Alá el mismo mensaje: “?No permitas que te manipulen!”. En otras palabras, las autoridades policiales vascas pretenden sacar a los jóvenes de las malas influencias que pueden recibir en Internet y acercarles a las mezquitas, porque ahí es donde se ense?a “el islam tolerante y moderado, el islam verdadero”, afirma Carlos.
La labor de los ertzainas se desarrolla coordinada con la asociación Euskal Bilgune Islamiarra (EBI), una organización de referencia para el Gobierno vasco que trabaja en Euskadi para favorecer la inclusión de las comunidades islámicas y cuyo secretario general, Moulay Driss Sadiki Amraoui, está plenamente implicado en los objetivos del programa de antirradicalización: “El nombre del islam está manchado por los atentados terroristas. Hay que conseguir sacarlo de la mezquita y llevarlo a la calle para que la gente lo conozca”.
“El imán ya no es la referencia para muchos chavales que prefieren consultar sus dudas religiosas en Google”, reconocen sus responsables. Cada vez son más los jóvenes, principalmente, que se dejan instruir desde el teléfono móvil o el ordenador, sin darse cuenta de que eso les puede llevar a integrarse en una organización terrorista. Es lo que se conoce como la yihad 2.0. Moulay llama a sus “hermanos” a cambiar la “mala imagen” que ahora tienen los musulmanes en Occidente y convencer a la sociedad de que “el buen musulmán nunca mataría a nadie”. En el País Vasco vivían a 31 de diciembre pasado 54.223 musulmanes (43.043 de origen extranjero), el 2,4% de la población total.
Los policías detallan los indicadores que pueden inducir a pensar que un joven podría estar incubando el virus yihadista. El peligro está cuando alguien empieza a no respetar a los padres ni a su entorno familiar o pasa muchas horas en Internet y visita páginas radicales. Las alertas deben activarse cuando obliga a sus familiares a seguir hábitos islámicos no habituales, habla repetidamente sobre los problemas de los musulmanes en el mundo, las guerras y la opresión de Occidente, también si alguien escucha habitualmente música nasheed con temática violenta. “En esos casos, id a la policía. Estamos para ayudar, no para detener a nadie”, recomienda Carlos. Y agrega: “Tenemos un programa de trabajo para sacarles de ahí y reconducirles hacia un imán o sabio del islam. La salvación pasa por quitarle esas malas ideas de la cabeza, porque si acaban detenidos o en manos de los terroristas será un fracaso para la Ertzaintza”.
Desde 2012, en el País Vasco se han producido 13 detenciones relacionadas con el yihadismo, principalmente por autoadoctrinamiento en el radicalismo y enaltecimiento del terrorismo o del Estado Islámico. Los cuerpos de seguridad no tiene constancia de la existencia de células preparadas para cometer atentados.
Una política de puertas abiertas en las mezquitas y la participación en las actividades sociales que se organización en el vecindario son la mejor medicina para facilitar la inclusión de la comunidad musulmana y corregir la “mala imagen”, en ocasiones la “criminalización”, dice el ertzaina Carlos, que se asocia a la población que profesa el Islam.
Ante medio centenar de musulmanes congregados en la mezquita de Tolosa, los agentes aconsejan “seguir las directrices y consejos de los imames”, “no caer en el victimismo, ni fiarse de personas que realizan llamamientos para ir a zonas en conflicto”, y tampoco hacer caso a “las personas que pasan el día hablando de la guerra, el chiísmo o animan a ir a combatir” en nombre de Alá.
La reunión informativa termina con una oración y con el obsequio de varios ejemplares del Corán que el presidente de la mezquita de Tolosa, Abdelillah Krouit, entrega complacido a los ertzainas.
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