Cosm¨¦tica pol¨ªtica
Nuevos afeites para las j¨®venes airadas de hoy, viejos afeites para transformar a un exbanquero en presidente de Francia
La cosm¨¦tica entra en pol¨ªtica, leo en un incisivo reportaje de la revista dominical de Le Monde. Me llaman la atenci¨®n sus ilustraciones: un frasco de colonia con la leyenda My body My choice (mi cuerpo mi decisi¨®n) y una columna de cuatro jabones con una letra en cada uno que forman esta otra leyenda: No ban No wall (ninguna prohibici¨®n ning¨²n muro). Son frases que se amparan en el arte pol¨ªtico y feminista de Barbara Kruger y tantas otras artistas y agitadoras culturales. Los dos ejemplos forman parte de la movida anti Trump, que tiene en los movimientos de las mujeres airadas de hoy uno de sus principales grupos de acci¨®n. Mientras leo y me divierto con las agudezas de la cosm¨¦tica alternativa, pienso en cosm¨¦ticas pol¨ªticas m¨¢s cercanas.
Pongamos este hombre que bien puede ser el nuevo presidente de Francia, Emmanuel Macron, de 39 a?os. Si lo logra ser¨¢ el m¨¢s joven de la Rep¨²blica, esa rep¨²blica, la quinta, que est¨¢ cambiando de ra¨ªz pol¨ªtica y social de manera clamorosa: caen los socialistas en picado y los centristas se dan un tortazo, hasta el punto de que estas dos fuerzas no estar¨¢n en la segunda vuelta por primera vez en mucho tiempo. Al igual que otro presidente elegido este a?o, Trump otra vez, el joven Macron era hace dos a?os un desconocido. Exbanquero de la banca Rothschild, en esos dos a?os cortos ha sido titular de econom¨ªa con Hollande sin que nadie supiera exactamente cu¨¢les eran sus m¨¦ritos en un pa¨ªs en que los ministros, hasta ahora, llegaban al gobierno tras muchis¨ªmo escalaf¨®n institucional. ?l, no. Directo.
A golpe de cosm¨¦tica de partido Macron puede presidir Francia. Es una cosm¨¦tica en absoluto alternativa, como lo es, con los matices que convengan, la nueva cosm¨¦tica dirigida a las modernas de hoy y a los muchos rostros que incluyen las siglas LGTB. Para presidir Francia, ante el terremoto Le Pen y el desguace socialista, se necesita cosm¨¦tica de antiguo r¨¦gimen: maquillaje de fondo, muy a fondo, a lo sociedad abierta: Alianza Atl¨¢ntica y cierra Francia, Uni¨®n Europea a tope, pacto fiscal europeo a mansalva. Macron ha tenido la ayuda en el camerino del principal defensor de las pol¨ªticas de austeridad de la zona euro, el superconservador Wolfgang Sch?uble, ministro federal de finanzas alem¨¢n. La cosm¨¦tica ha convertido un banquero en un presidenciable y, si lo logra, lo convertir¨¢ en el presidente de Francia, esa rep¨²blica que ve c¨®mo se instala en ella de manera duradera Marine Le Pen la ultraderechona.
Es una cosm¨¦tica sin publicistas ni creativos, no los necesita. Dar el giro hacia la derecha y la extrema derecha sucede incluso aunque, o quiz¨¢ por eso mismo, los creativos publicitarios y los intelectuales parisinos se nieguen sistem¨¢ticamente a ver qu¨¦ ocurre en el pa¨ªs. Una angustia social no tan lejos de la de Estados Unidos, una revuelta contra las ¨¦lites del stablishment institucional y sus negocios, su egolatr¨ªa, su cosm¨¦tica de la indiferencia.
Los negocios generados por las nuevas sensibilidades suelen ser tildados de argucias del mercado, pero al lado de c¨®mo se revigorizan actitudes pol¨ªticas m¨¢s viejas que el ir a pie son de una decencia exquisita. Muchas marcas, si no todas, est¨¢n apuntadas desde hace d¨ªas a lo ecol¨®gico. Con lo pol¨ªtico no se atreven, pero los nuevos p¨²blicos s¨ª que lo piden. Por eso surgen. Glossier apoy¨® a la Clinton y luego estuvo en la marcha de Washington con su logo y una pancarta que proclamaba ¡°Estamos todas juntas en esto¡±. Otra marca se llama Beatiful Rights, y me dejo otras muchas.
Hasta la Pepsi habla de protestas en la calle, a las que se une la modelo. Su nuevo anuncio presentaba otra mujer, la chica que no quiere seg¨²n qu¨¦ y encuentra goce en protestar (dicho en elipsis, claro). El anuncio ha sido tan criticado por activistas en la red que Pepsi lo ha retirado. Qu¨¦ ignorancia, qu¨¦ pena, tanto tontaina literal suelto que confunde una pipa con su cuadro. Esto no es una pipa, caramba. Aunque, la verdad, yo creo que Pepsi lo ha retirado por otras razones, que son las pol¨ªticamente correctas de verdad: porque lo pol¨ªticamente correcto hoy no es no ofender a nadie, se diga lo que se diga, sino poner a caldo a quien ofrece alternativas sin pedir permiso.
Sobre todo si esto ¨²ltimo se hace sin miedo al rid¨ªculo, forzando la ley de lo correcto dictaminada por viejos modernos hoy en el poder y otros vivales que esperan estarlo. Pregunten si no a Ada Colau.
Merc¨¨ Ibarz es escritora y profesora de la UPF.
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