La nobleza de la ¡®choni¡¯
La obra ¡®Iphigenia en Vallecas¡¯ realiza un alegato a favor de una clase obrera que se desvanece en el Teatro Pav¨®n Kamikaze
Con lengua viperina y chuler¨ªa, sudadera, leggings y pendientes de aro, Ifigenia pasea por una Vallecas que se derrumba. Le dicen choni y guarra y quinqui. En su precaria existencia conviven las drogas, el alcohol, el desempleo, la pobreza, el drama de las j¨®venes madres solteras y el de los recortes en los servicios p¨²blicos, que precisamente afectan a las comunidades que m¨¢s los necesitan. Escuelas cerradas, hospitales que se caen. Como Ifigenia, la hero¨ªna del mito griego, esta Ifi vallecana se sacrifica por el bien de los que la rodean.
Iphigenia en Vallecas (hasta el mi¨¦rcoles en el Teatro Pav¨®n Kamikaze), protagonizada por Mar¨ªa Herv¨¢s y dirigida por Antonio C. Guijosa, es una defensa de la nobleza de una clase trabajadora estigmatizada. Su argumento recuerda al c¨¦lebre ensayo Chavs, la demonizaci¨®n de la clase obrera (Capit¨¢n Swing), donde Owen Jones relata c¨®mo el neoliberalismo rampante (el de Thatcher) desarticul¨® a una clase trabajadora orgullosa, rebelde y sindicada para crear otra desempleada, dependiente y objeto de los dardos de todos: all¨ª los chavs, aqu¨ª los chonis, los canis, los ninis, los poligoneros. No en vano, la obra est¨¢ basada en el texto del gal¨¦s Gary Owen Iphigenia in Splott (Splott es un barrio de Cardiff) que la propia Herv¨¢s tradujo.
¡°Aparte de ciertas expresiones de slang gal¨¦s, que me cost¨® traducir¡±, dice Herv¨¢s, ¡°lo que encontr¨¦ es que las situaciones que se dan entre la clase m¨¢s castigada de Reino Unido son perfectamente equiparables a las que se dan aqu¨ª, por ejemplo en los barrios del sur de Madrid¡±. Herv¨¢s compone a un personaje chispeante, lenguaraz, excesivo y violento, fruto de las turbulencias del mundo en el que vive, residuo de la supervivencia, muy de cine social de Ken Loach o Fernando Le¨®n de Aranoa. O de letra de trap. Todo eso, en el fondo, es una armadura para proteger a un ser asustado, desvalido y tierno que vive en un ambiente despiadado. ¡°A estos colectivos, e incluso a los formados j¨®venes de clase media, se les ha criado en el consumismo para despu¨¦s quitarles toda expectativa¡±, opina la actriz, ¡°luego se les culpa de su situaci¨®n. Es bastante perverso¡±.
¡°Se ha creado un clima de desprecio hacia las personas m¨¢s desfavorecidas, las llamamos quinquis, borrachas, de alguna manera as¨ª el sistema justifica que sean pisoteadas¡±, dice el director, Antonio C. Guijosa. Es la idea neoliberal de que cada uno tiene lo que se merece.
En su peripecia nocturna, muy madrile?a, Ifigenia va de fiesta por los bajos de Arg¨¹elles, frecuenta la Alameda de Osuna, se pierde horas por el extrarradio de pol¨ªgonos y autopistas, y acaba en el hospital Infanta Leonor, en Vallecas.
El tema de los recortes en la sanidad p¨²blica y su influencia en el sur de Madrid tiene aqu¨ª su importancia ¡ªv¨¦ase, por ejemplo, el libro Hijos del hormig¨®n (Ediciones La Lluvia), de Julio Embid, que describe las injustas condiciones de vida en la periferia sur de la capital, en todo peores que las del resto de la urbe¡ª. ¡°Cuando hablamos de recortes, de econom¨ªa, de Gobiernos, siempre suena todo muy abstracto¡±, dice Guijosa, ¡°pero en el fondo estas cosas las provocan y las sufren personas con nombres y apellidos. Esta obra es una denuncia de esa realidad¡±.
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