Un eficaz ¨ªdolo ¡®instagramizable¡¯

Reconozc¨¢moslo: acudir a un concierto programado a las 19.30 y puntual como un clavo inspira un punto de ternura. "Gracias por venir esta noche", proclamaba muy cort¨¦s Shawn Mendes, acaso por la fuerza de la costumbre, cuando la calorina a¨²n apretaba en la avenida de Felipe II. El pipiolo canadiense (19 a?os cumplir¨¢ en agosto) fue capaz de congregar este martes a m¨¢s de 8.000 personas en el WiZink Center, pero las aglomeraciones no lo fueron tanto por la afluencia como por la obligaci¨®n de firmar un documento de responsabilidad a los menores de 16 a?os, que eran legi¨®n. Una avalancha de chicas, y alg¨²n que otro chico, que en segunda fila ya sentenciaban: "?Pero por qu¨¦ es tan guapo? ?Es precioso!".

La belleza siempre ayuda y constituye un valor en alza imparable en este mundo 'instagramizado', pero resultar¨ªa ofensivo pensar en el de Toronto solo como un rostro evidentemente bonito. Mendes canta bien, escribe seg¨²n los c¨¢nones, asume la guitarra principal y, ya en la segunda y tercera canci¨®n ('The weight' y 'A little too much'), se queda completamente solo en escena sin que le tiemblen el pulso ni la garganta. Los efectos devastadores de su sonrisa, entre t¨ªmida y seductora, saltan a la vista por todo el pabell¨®n. Y s¨ª, otro menos fotog¨¦nico no gozar¨ªa a buen seguro de tanto predicamento. Pero esa suerte es inherente a los guapos, desde antes incluso de estos tiempos de atropellada ¨¢gora global.

Agraciado o no, Mendes en ning¨²n momento ejerce de modelito, sino de cantante. Y se agradece. Es un chaval jovenc¨ªsimo, vestido de pies a cabeza del negro m¨¢s sobrio, al frente de otros cuatro colegas casi tan biso?os y con un vestuario igual de oscuro y discreto. No hay bailarines ni bailarinas, y tampoco hay grandes despliegues audiovisuales y lum¨ªnicos, m¨¢s all¨¢ de la corona de focos que desciende sobre el protagonista durante 'Bad reputation'. Solo sobresale una gran esfera colgada en el centro del Palacio, a modo de globo terr¨¢queo, y, justo debajo, el t¨ªpico segundo escenario para el no menos consabido par¨¦ntesis ac¨²stico a mitad del concierto. Pero hay 95 minutos sin artificios. Y sin 'playbacks' atroces, un detalle del que bien pudiera tomar nota su paisano Bieber.

Es f¨¢cil encapsular al ni?o Shawn como la respuesta trasatl¨¢ntica a Ed Sheeran, y hasta ¨¦l mismo abona la tesis cuando regala unos versos de 'Castle on the hill' nada m¨¢s aterrizar en ese tablero secundario. Pero, puestos a comparar, Mendes tiene menos de cantautor y m¨¢s de artista pop con arquet¨ªpica y agradable querencia por el 'soul' ligero. 'Lights on' es una pieza bien s¨®lida, mientras que un sutil gui?o a los Jackson 5 se va confirmando luego en sucesivos falsetes, sobre todo el de 'Don't be a fool'.

Al chaval le sobran baladas a raudales, t¨®picos y hasta tics, como el de la banderita espa?ola con la que se cubre para 'Treat you better', ¨²nico bis de la tarde-noche. Y claro que es cursi y trillado ese lema, "Eres nuestra luz en la oscuridad", que nos dejan en las sillas para que la chavaler¨ªa lo alce durante 'Understand'. Pero hasta en eso merece la pena aplicar la indulgencia. Instagram arder¨¢ hoy, una vez m¨¢s, con Shawn Mendes, pero este eficaz ¨ªdolo posadolescente volver¨¢ a cantar ma?ana 'Ruin'. Y alguien, en un momento de sinceridad, podr¨¢ pensar que parece un aceptable descarte de Prince.