Marta Ferrusola, tradici¨®n y familia
La esposa del expresidente Jordi Pujol ha hecho gala de unas creencias cristianas que en su casa se mostraron muy d¨¦biles
Su asistencia a canonizaciones y beatificaciones, su defensa de la familia cristiana ¡ªsin abortos ni divorcios¡ª y su aversi¨®n a los minaretes constitu¨ªan una s¨®lida base para Marta Ferrusola abrazara sin ambages la denominaci¨®n de ¡°madre superiora de la congregaci¨®n¡±.
Utilizando este alias tan consecuente, la esposa del expresidente Jordi Pujol ordenaba transferencias en su comunicaci¨®n con el alt¨ªsimo, es decir, la direcci¨®n de la andorrana Banca Reig. Estaba asistida en las bandas por el ¡°capell¨¢n de la parroquia¡±, denominaci¨®n que hac¨ªa recaer en su hijo mayor, Jordi Pujol Ferrusola.
Y es que Marta Ferrusola ha tenido siempre a gala dar testimonio prof¨¦tico de sus convicciones. En abril de 1990 asisti¨® a la beatificaci¨®n de 11 m¨¢rtires de la Cruzada, ¡°fusilados por odio a la fe¡±. Era una de las hornadas de santidad, cuya adoraci¨®n propuso Juan Pablo II. Con esta devoci¨®n tan marcada, a nadie le sorprendi¨® que la esposa del presidente de la Generalitat apadrinara el alumbramiento p¨²blico de la Fundaci¨®n Provida.
Tambi¨¦n consideraba ¡°fatal y nefasta¡± la imp¨ªa Ley Org¨¢nica sobre el Derecho a la Educaci¨®n (LODE), que pact¨® CiU con el PSOE. Avalada por esta virtuosa trayectoria, tampoco pod¨ªa faltar (ni falt¨®) a la canonizaci¨®n de San Josemar¨ªa Escriv¨¢ de Balaguer, fundador del Opus Dei.
All¨ª, en la abarrotada plaza de San Pedro, comparti¨® patio de butacas nada menos que con Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz, a la saz¨®n secretario de Estado para las Relaciones con las Cortes, que luego, como ministro del Interior, se convertir¨ªa en inquisidor de independentistas.
A buen seguro que su querencia por el incienso y la mitra le han permitido compartir la aversi¨®n a los minaretes con Fern¨¢ndez D¨ªaz, que ha dejado una estela de honores con la condecoraci¨®n de la Sant¨ªsima Virgen de los Dolores y de alg¨²n buen periodista.
¡°Tienen bien poca cosa, pero la ¨²nica cosa que tienen son hijos¡±, dec¨ªa Ferrusola en 2001 en referencia a esos inmigrantes de chilaba y hiyab. ¡°Las ayudas que da mi marido van a esa gente que no sabe qu¨¦ es Catalu?a; solo saben decir ¡®dame de comer¡±, remachaba insistiendo: ¡°Nos quieren imponer sus costumbres¡±.
Casada desde 1956 con Jordi Pujol y madre de siete hijos, su defensa de la versi¨®n m¨¢s tradicional de la patria y la familia catalanas ha sido proverbial. No soportaba que se pusiera en entredicho la honorabilidad ni su derecho o el de sus hijos a hacer negocios. La propia Ferrusola ten¨ªa suscritos, a finales de los noventa, contratos de mantenimiento de jardiner¨ªa de su empresa ¡ªHidroplant¡ª con los departamentos de Econom¨ªa, Medio Ambiente, Presidencia y Gobernaci¨®n de la Generalitat.
Reaccionaba vehementemente a las cr¨ªticas a sus v¨¢stagos, como demostr¨® su comparecencia ante el Parlament en febrero de 2015. ¡°Van con una mano delante y otra detr¨¢s¡±. As¨ª describ¨ªa la desnudez material de sus hijos y justificaba el hecho de darles alas mientras la figura del padre no sab¨ªa o no pod¨ªa poner coto a tanto exceso.
M¨¢s que cari?o, hubo demasiado roce entre lo privado y lo p¨²blico durante la presidencia de Pujol. Era frecuente que alguno de los hijos se presentara en reuniones entre la Generalitat y el sector privado haciendo de comisionista-intermediario. En los viajes al extranjero, tampoco faltaban los apellidos Pujol Ferrusola en las comitivas, bien como empresarios o como asesores del sector p¨²blico. Jordi Pujol Ferrusola y su hermano Pere, por ejemplo, participaron de esa modalidad de delegaciones.
Eso s¨ª, los pa¨ªses visitados eran siempre de probada virtud. Ramon Pedr¨®s, ex jefe de prensa del president, opina que si Pujol no viaj¨® nunca a Cuba fue porque Marta Ferrusola no lo hubiera acompa?ado a un para¨ªso de perversi¨®n y vicio.
Cuando un consejero del Gobierno de su marido se encontraba con la maleta en la puerta ¡ªcomo consecuencia de su exceso de trabajo sexual o profesional¡ª Marta le propon¨ªa que pidiera perd¨®n y volviera al domicilio conyugal. Es m¨¢s, algunos ilustres divorciados nunca fueron perdonados por la inflexible Ferrusola, que recelaba de las mujeres que rodeaban a su marido. No fueron f¨¢ciles las relaciones con Carme Alcoriza, durante 40 a?os secretaria de Pujol, y ¨²nica mujer que entraba en el despacho del presidente de la Generalitat sin llamar a la puerta.
Marta Ferrusola, sabiendo que la ocasi¨®n hace al ladr¨®n, siempre trat¨® de marcar el territorio ejerciendo su autoridad. Hab¨ªa que seguir en el atavismo de la tradici¨®n catalana. Pero lo que Ferrusola trataba de recomponer en la vida conyugal de los consejeros de su marido y altos cargos de CDC se descos¨ªa con alguno de sus hijos.
La vida sentimental de su hijo Jordi ha hecho correr r¨ªos de tinta. Su pasi¨®n por los coches y sus escapadas con novia y capitales a Andorra ofrecen en ocasiones una imagen del primog¨¦nito de los Pujol m¨¢s cercana al vitellone (personaje de vida licenciosa) que al de un entusiasta difusor de La tradici¨® catalana, cristiana, del obispo Josep Torras i Bages.
La gran contradicci¨®n del pujolismo fue que predicaba desde el trono de la superioridad moral una ¨¦tica que la propia familia elud¨ªa. Las bases cristianas de las que ha hecho gala Marta Ferrusola se han mostrado escasamente s¨®lidas en casa, por mucho que se autotitule con el piadoso alias de ¡°la madre superiora de la congregaci¨®n¡±.
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