No culpen a los mayores

Europa envejece y muchos analistas atribuyen a este factor la regresi¨®n pol¨ªtica y social que vive el continente. ?Tiene fundamento la idea de que cuanto m¨¢s mayores, m¨¢s conservadores nos volvemos? ?Se puede atribuir la reaparici¨®n de soluciones autoritarias, de fobia a los extranjeros y repliegue nacionalista al creciente peso de una poblaci¨®n envejecida, nost¨¢lgica del pasado y atemorizada frente a las incertezas del futuro, como a menudo se da por hecho en el discurso p¨²blico?

La respuesta, con datos de diferentes pa¨ªses, es categ¨®ricamente no. Es un mito, una leyenda urbana que el Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona y la Open Society Foundation se han encargado de desmontar con un proyecto interdisciplinar¡ªAgeing democracies¡ª que ha analizado el comportamiento electoral de los mayores de 65 a?os en toda Europa y la influencia del envejecimiento de la poblaci¨®n en la pol¨ªtica. El proyecto tiene una parte de an¨¢lisis sociol¨®gico y otra cultural, que comprende un libro, un documental y una obra de teatro sobre el mismo tema. El resultado dar¨¢ sin duda que hablar.

Que Europa envejece es un hecho. Se estima que en 2050 alcanzar¨¢ 526 millones de habitantes, de los que un 30% tendr¨¢ m¨¢s de 65 a?os. Y hacia 2060, cuando los ni?os que ahora nacen cumplan 40, habr¨¢ m¨¢s europeos octogenarios que menores de 15 a?os. Lo cual no es ninguna cat¨¢strofe, sino el ¨¦xito m¨¢s palmario del progreso humano. Vivir m¨¢s y con aceptable calidad de vida es lo que venimos persiguiendo. Pero si hay que temer una involuci¨®n ¡ªy hay signos inquietantes de que puede ocurrir¡ªno hay que atribuirla al envejecimiento.

Los mayores no son reaccionarios, o por lo menos no m¨¢s que otras franjas de edad. Y no tienen la culpa de la deriva que ha sumido a Europa en una grave crisis institucional y de valores. Los estereotipos no resisten el an¨¢lisis emp¨ªrico, y de ello se ha encargado en este proyecto Achim Goerres, un polit¨®logo alem¨¢n que ha dedicado gran parte de su carrera a analizar la participaci¨®n pol¨ªtica de la gente mayor.

Por ejemplo, las encuestas realizadas en el reciente proceso electoral de Holanda demostraron que el apoyo al Partido por la Libertad de Geert Wilders era m¨¢s alto entre los votantes j¨®venes y disminu¨ªa con la edad, hasta quedar en apenas un 5% entre los mayores de 65 a?os. En Francia, Marine LePen era la opci¨®n preferida entre los menores de 50 a?os, mientras que entre los mayores de 65 era la tercera. Seg¨²n Goerres, las preferencias pol¨ªticas suelen fijarse al comienzo de la edad adulta y dif¨ªcilmente cambian a lo largo de la vida. Las circunstancias hit¨®ricas de cada generaci¨®n explican mejor el sentido del voto que la edad de los votantes.

Lo que resulta alarmante es la facilidad con la que ciertas viejas ideas prenden en los j¨®venes. Precisamente porque no han tenido experiencias negativas al respecto, son v¨ªctimas f¨¢ciles de esos discursos. La memoria, en cambio, protege a los mayores. Una investigaci¨®n realizada por Yascha Mounki, de la Universidad de Harvard, y Roberto Stefan Foa, de la de Melbourne, muestra que una amplia mayor¨ªa de la gente mayor considera que nunca estar¨ªa legitimado un golpe de Estado, solo un 36% de los millennials lo comparte. Y al rev¨¦s: mientras que solo un 5% de los mayores cree que la democracia no es un buen sistema, entre los j¨®venes alcanza el 13%. Matices importantes. En Hungr¨ªa, el grupo de edad menos hostil a los refugiados es el de m¨¢s de 65 a?os. Como sostiene Jordi Vaquer, director para Europa de Open Society, ¡°no se puede dar por descontado que la sociedad abierta es la de la gente joven¡±.

Goerres explica que hay tantas diferencias ideol¨®gicas dentro del grupo de los mayores como de los m¨¢s j¨®venes. Y en eszas diferencias, adem¨¢s de la historia de vida, cuentan la posici¨®n social, el nivel educativo y otros factores. La ¨²nica gran diferencia entre los mayores en t¨¦rminos de participaci¨®n pol¨ªtica lo da el estado de salud. Los que la tienen m¨¢s deteriorada, participan menos o no participan nada en pol¨ªtica. A tenor de estos datos, ¡°nunca habr¨¢ un conflicto pol¨ªtico entre los mayores y los j¨®venes¡±, asegura Goerres.

Cada sociedad tiene rasgos singulares, en funci¨®n de la evoluci¨®n hist¨®rica de cada pa¨ªs. Espa?a tambi¨¦n. La evoluci¨®n de las ¨²ltimas citas electorales abona la idea de una brecha pol¨ªtica generacional: una divisoria bastante clara entre mayores y j¨®venes en relaci¨®n a la vieja y la nueva pol¨ªtica. El PSOE y el PP comparten que el grueso de sus votantes se encuentra en la franja de edad de m¨¢s de 60 a?os. Mientras que Podemos y Ciudadanos tienen los m¨¢ximos apoyos entre los menores de 45. Pero en ambos bloques de edad, las preferencias se reparten entre una opci¨®n de izquierda y otra de derecha. ¡°En este caso¡±, apunta Goerres, ¡°parece que los j¨®venes se muestran m¨¢s abiertos a los partidos nuevos, como ocurri¨® con los Verdes en Alemania hace unos a?os. Habr¨¢ que ver si los nuevos partidos han capturado al electorado joven y estos votantes les siguen acompa?ando a lo largo de la vida¡±. Interesante.