?Qui¨¦n conoce al padre de la Cibeles?
La muestra 'Ventura Rodr¨ªguez y Madrid en las colecciones municipales', que se puede ver en Conde Duque hasta julio, profundiza en al figura del arquitecto
"Mucha gente piensa que Ventura Rodr¨ªguez es una calle o una estaci¨®n de metro, saben que en Cibeles celebran los del Real Madrid y en Neptuno los del Atl¨¦tico, pero se quedan en eso", dice el historiador Jos¨¦ Luis Sancho. Sin embargo, detr¨¢s de ese nombre tan familiar hay un hombre y ese hombre tuvo una historia no tan conocida que le une a muchos de los s¨ªmbolos de Madrid, entre ellos la Cibeles, Neptuno y todo el entorno del Paseo del Prado. A recuperar la figura de Ventura Rodr¨ªguez, eminente arquitecto mayor de Madrid, nacido hace 300 a?os, se dedica la exposici¨®n Ventura Rodr¨ªguez y Madrid en las colecciones municipales, que se puede ver en el Centro Cultural Conde Duque hasta el 23 de julio.
La exposici¨®n, comisariada por Sancho y los arquitectos Pedro Monle¨®n y Javier Ortega Vidal, sigue de forma cronol¨®gica los logros de Rodr¨ªguez utilizando, como reza el t¨ªtulo, el material disponible en los fondos municipales (como el Archivo de la Villa, el Museo de San Isidro, la Biblioteca Hist¨®rica Municipal o el Museo de Historia): dibujos, bocetos, planos... El relato comienza con el arquitecto form¨¢ndose a las ¨®rdenes de Juvarra y Sachetti en la construcci¨®n del Palacio Real. Aqu¨ª se encuentra el documento manuscrito mediante el que Rodr¨ªguez solicita el puesto de Sacchetti solo cuatro d¨ªas despu¨¦s de su muerte, en 1764. La solicitud es aceptada y se convierte en arquitecto mayor de obras y fuentes del Ayuntamiento: todas las iniciativas ordenadoras y constructoras de la capital est¨¢n ahora bajo su control.
"Los informes de Ventura Rodr¨ªguez eran decisivos para obtener licencias municipales", explica Monle¨®n, "cobraba unos 300 reales por informe y 8.500 de salario, as¨ª que era un hombre adinerado". Entre sus otras caracter¨ªsticas estaban la de sentir una especial preocupaci¨®n por el aspecto de la ciudad (manteniendo un crecimiento coherente y regular, en un momento en el que la ciudad crec¨ªa en altura) o la de ser un extraordinario dibujante.
Pero sin duda, la gran obra de Ventura Rodr¨ªguez fue el trazado del Paseo del Prado (que tom¨® de Jos¨¦ de Hermosilla en 1775), bajo el impulso renovador de Carlos III, con sus fuentes de Cibeles, Neptuno, Apolo (deidades griegas que simbolizan el fuego, la tierra y el agua) o de la Alcachofa (hoy en el Parque de El Retiro). "Adem¨¢s del aspecto puramente ornamental sabemos que estas fuentes tambi¨¦n serv¨ªan para el abastecimiento de los vecinos", dice Monle¨®n, por ejemplo a trav¨¦s de unos ca?os en forma de los animales her¨¢ldicos de Madrid: el oso y el drag¨®n. Ninguna otra ciudad, excepto la Roma papal, dispon¨ªa de unas fuentes monumentales de este valor, no vinculadas a palacios o jardines reales, sino a una v¨ªa de uso cotidiano por la ciudadan¨ªa.
?Se muestra al final de la exposici¨®n un plano con las aportaciones de Ventura Rodr¨ªguez a la ciudad, tanto las que se conservan, como las desaparecidas o las que no se llegaron a construir. Entre ellas est¨¢n el Hospital General (finalmente realizado por Sabatini y actual museo Reina Sof¨ªa), la Real Casa de Correos, la iglesia de San Marcos o los palacios de Liria y Altamira. Tambi¨¦n el elogio que le escribi¨® Jovellanos tras su muerte, en 1785. "Jovellanos era un hombre muy importante entonces, sin embargo dec¨ªa que escribir aquel elogio a Ventura Rodr¨ªguez le permit¨ªa unir su nombre al del arquitecto y as¨ª pasar a la posteridad", concluye Sancho. Pese a todo, y por el momento, Jovellanos no tiene parada de metro.
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