Acerca de un descalabro
Si los barones del PSOE tuviesen sentido de la realidad habr¨ªan detectado la fatiga y el hartazgo de de la militancia socialista
Lo han intentado todo, desde el cultivo del miedo (si gana S¨¢nchez, ser¨¢ el fin del PSOE) hasta el chantaje emocional-patri¨®tico (hay que votar a Susana ¡°por el bien de Espa?a¡±); desde el desprecio (¡°el problema eres t¨², Pedro¡±) hasta el victimismo (que el senador de Comprom¨ªs Carles Mulet tachase a la andaluza de ¡°asco de se?ora¡± era casi un crimen, que ella hubiese considerado a Comprom¨ªs ¡°la izquierda in¨²til¡±, una nimiedad). Pero les fall¨® un peque?o detalle: el sentido de la realidad.
De haberlo tenido, tal vez habr¨ªan podido detectar la fatiga, el hartazgo, el cabreo de buena parte de la militancia socialista ante unos mandarinatos que se remontan a cuatro d¨¦cadas atr¨¢s; ante unos barones del tipo de Rodr¨ªguez Ibarra o Jos¨¦ Bono que, tras haber regido sus feudos durante m¨¢s de treinta a?os, siguen crey¨¦ndose ungidos para dictarle a la gente lo que tiene que pensar y que votar; ante unos apparatchiki dispuestos a todo antes que a perder el momio. Con la ayuda de ese sentido de la realidad quiz¨¢ hubiera sido m¨¢s f¨¢cil tomarle la medida efectiva al malestar de las bases, y a los l¨ªmites del poder del aparato: si est¨¢n en juego los garbanzos, tal vez uno no tenga m¨¢s remedio que avalar p¨²blicamente a la candidata oficialista...; pero luego, en el secreto del voto, se toma la revancha apoyando al d¨ªscolo.
El sentido de la realidad tambi¨¦n deber¨ªa haber alertado de que las humillaciones infligidas al PSC en estos ocho meses no iban a ser inocuas ni a quedar impunes. Primero, el amago de excluir a los socialistas catalanes de las primarias, como castigo por haber mantenido el no a Rajoy. Luego, la decisi¨®n unilateral de Ferraz, en plena interinidad, de revisar el protocolo de relaci¨®n. Despu¨¦s, la exigencia a Miquel Iceta de una neutralidad que la propia gestora se pasaba por el forro y, encima, el deber de peregrinar a Canosa (es decir, a Sevilla) para rendir pleites¨ªa a la sultana D¨ªaz. M¨¢s tarde, la insultante alusi¨®n de Zapatero a los prejuicios contra Susana en Catalu?a ¡°porque es mujer y andaluza¡±. En fin, la ominosa advertencia de que, si S¨¢nchez ganaba gracias al PSC, su victoria no ser¨ªa leg¨ªtima... En tales condiciones, ?alguien (aparte de Antonio Balm¨®n) puede extra?arse de que el 82% de los votos del socialismo catal¨¢n fuesen para Pedro S¨¢nchez, y s¨®lo el 11,8 % para la presidenta de la Junta? Dios m¨ªo, ?qu¨¦ incapacidad para gestionar los sentimientos de un grupo humano!
Entre todos los errores que jalonan la ruta del establishment socialista hacia el monumental fracaso del domingo 21 de mayo, tal vez el m¨¢s grande fue el comportamiento estrecho y miope de la comisi¨®n gestora y de sus ¡°sabios de Si¨®n¡±. Existen hoy pocas dudas de que si, tras la negra jornada del 1 de octubre, el equipo de Javier Fern¨¢ndez hubiese convocado primarias y congreso extraordinario en los plazos m¨ªnimos previstos por los Estatutos del PSOE, de Pedro S¨¢nchez no se habr¨ªan tenido m¨¢s noticias.
Pero prefirieron instalarse en Ferraz para todo un curso, y atemorizar al PSC, y desbrozarle el camino a la princesa heredera, de modo que su ascensi¨®n a Madrid fuese un paseo triunfal. No obstante, la avaricia rompe el saco, y menospeciar al adversario es siempre un error, y creerse en posesi¨®n de la verdad produce ceguera... En fin, que S¨¢nchez gan¨®, y un mont¨®n de pr¨®ceres, notables y referentes intelectuales han salido del envite carbonizados.
Pero no hay que sufrir por ellos: renacer¨¢n de sus cenizas. De hecho, desde unas semanas atr¨¢s ¡ªen cuanto intuyeron la posibilidad de una victoria de S¨¢nchez¡ª ya empezaron a descalificar la f¨®rmula misma de las primarias: que si son un invento americano inadecuado a la pol¨ªtica europea; que si favorecen a radicales como Trump o Beno?t Hamon; que si la democracia directa es populista y demag¨®gica por definici¨®n... Son, m¨¢s o menos, los mismos que llevan tiempo cargando contra los referendos por reduccionistas, divisivos..., y mayormente porque el soberanismo catal¨¢n reclama uno.
Es de esperar que, para una mejor defensa del orden, la estabilidad y el statu quo, cualquier d¨ªa de estos se pongan a propugnar el sufragio censitario y el encasillado, como en tiempos de C¨¢novas y Sagasta. En cuanto al caciquismo, no hace falta que lo reivindiquen. Ya lo han hecho.
JOAN B. CULLA I CLAR? es historiador
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