El peque?o capricho de mil p¨¢ginas de Mart¨ªn Caparr¨®s
El escritor y cronista argentino recupera ¡®La Historia¡¯, ambiciosa novela de mil p¨¢ginas que public¨® en 1999
¡°Decid¨ª darme todos los gustos, todo aquello que siempre hab¨ªa querido inventar, puro capricho¡±. Y eso, en un exquisito de la escritura y lector omn¨ªvoro como Mart¨ªn Caparr¨®s, es sin¨®nimo de festival: por ejemplo, dos maneras posibles de leer el libro con una historia cargada de referentes t¨¢citos, formada por decenas de capas a partir de un texto encontrado y que fue dictado por un soberano de una civilizaci¨®n perdida prehisp¨¢nica, de lo que toma nota un religioso cautivo espa?ol, relato que alguien luego tradujo al franc¨¦s, para ser retraducido ahora por un historiador argentino. O quiz¨¢ todo fue un texto inventado por un autor franc¨¦s de la Ilustraci¨®n¡ A la exquisitez literaria, a la que Caparr¨®s dedic¨® una d¨¦cada, se a?adi¨® la rareza bibliogr¨¢fica: la novela, La Historia, fue publicada en una edici¨®n argentina de 1.000 ejemplares, t¨ªtulo blanco en portada blanca (¡°para no verse, puro joder¡±), guardas interiores del verde de las obras completas de Borges y edici¨®n numerada a mano por el propio autor. Resultado: una pieza buscada en internet, negocio que en parte se ha dinamitado cuando, 18 a?os despu¨¦s, Anagrama ha decidido recuperar ese novel¨®n de fondo y forma (1.020 p¨¢ginas) y que ayer se hizo coincidir como especial regalo en el 60 aniversario del escritor y cronista argentino.
¡°En realidad, es mi ¨²nico libro, ah¨ª aprend¨ª a escribir, volcando formas que despu¨¦s solo hice que aplicar con los a?os¡±, dice Caparr¨®s (Buenos Aires, 1957) y eso es mucho en quien sigue pens¨¢ndolo a pesar de acumular ya 11 novelas y 16 ensayos. Un libro as¨ª --¡°un tomo aterrador¡±, lo define sard¨®nico tras su legendario mostacho--, s¨®lo pod¨ªa gestarse tras un gui?o del azar, al participar en una mesa redonda a la que dio el s¨ª sin haber entendido bien el enunciado: ?Qu¨¦ libro habr¨ªa querido leer? Pens¨® en el Tl?n, Uqbar, Orbis Tertius (1940) de Borges, ese juego sobre una gran enciclopedia de una cultura a reconstruir: ¡°Postula un mundo en apenas 10 p¨¢ginas, bien definido; pero si quer¨ªa leerlo todo sobre ese mundo, deber¨ªa escribirlo; yo he querido poner todos los detalles y me han salido un millar de p¨¢ginas¡±, contrapone juguet¨®n.
Para gestarlas estuvo toda la d¨¦cada de los 90, escribiendo de todo, pero siempre con el ¡°bajo continuo¡± de una historia que tiene uno de sus ejes en ¡°la ¨²nica decisi¨®n de gobierno importante que toman los mandatarios: cu¨¢l va ser la forma del tiempo que va a imperar en su reinado¡±. El otro gran tema es la revoluci¨®n social: en La Historia, los s¨²bditos de la civilizaci¨®n de la Ciudad y las Tierras se rebelan porque s¨®lo los monarcas tiene derecho a la vida despu¨¦s de la muerte. ¡°Eso ocurri¨® de verdad, aunque parezca mentida, durante el reinado del egipcio Akenat¨®n; son restos de la idea primigenia que quer¨ªa escribir sobre este personaje¡±. Licenciado en Historia, Caparr¨®s admite que hay una reflexi¨®n sobre ella: ¡°No hay hecho m¨¢s maleable que el pasado; la Historia siempre es una construcci¨®n a posteriori, es falsa; en Catalu?a deber¨ªan reflexionar hoy sobre esas cosas¡±. Lo m¨¢s dif¨ªcil, sin embargo, fue, m¨¢s que la creaci¨®n de un mundo, ¡°inventar un idioma, pues quer¨ªa dar con un castellano muy peculiar, que a cualquier castellanoparlante le resultase ajeno¡±.
Ambicioso, el autor de Los Living y Com¨ª, pero tambi¨¦n de El interior o El hambre, construye en La Historia un mundo sin culpa (¡°porque no hay ante qui¨¦n pecar, ?por qu¨¦ inventarse un dios?), tampoco hay vida conyugal (la procreaci¨®n es ¡°por acuerdos bilaterales¡±) y se come un poco al estilo de la deconstrucci¨®n ferranadrianesca: ¡°Lo hice antes de ir a El Bulli y luego le regal¨¦ el libro¡±. Todo ello bajo un en¨¦simo juego formal: el volumen puede abordarse por cualquier p¨¢gina, si bien al lector se le proponen, al menos, dos modelos: reseguir la historia lineal en sus cinco cap¨ªtulos o a trav¨¦s de las m¨¢s de un centenar de notas que tiene cada parte, idea que le sobrevino tras entrevistar a Bioy Casares, que le habl¨® de un libro de Men¨¦ndez Pelayo ¡°donde las notas parec¨ªan una novela¡±. Y en ese caldo afloran referentes como el cortaziano Rayuela, el sabatoniano Sobre h¨¦roes y tumbas, el nabokoviano P¨¢lido fuego o el pigliano Respiraci¨®n artificial. ¡°Es un libro para ser le¨ªdo y explorado y s¨ª, quiz¨¢ se instale en la tradici¨®n de salirse de la tradici¨®n; es en la confusi¨®n de g¨¦neros donde vale la pena escribir, a m¨ª me interesan los libros en los que el g¨¦nero est¨¢ en cuesti¨®n¡±.
Las notas ayudaron a generar alg¨²n que otro momento de v¨¦rtigo literario, porque por ah¨ª hay falsos sonetos quevedianos, una obra teatral del Siglo de Oro, referencias a Bakunin o a Jos¨¦ Mart¨ª, tratados de onanismo¡ ¡°Disfrut¨¦ como un enano, aunque claro que me dio miedo su sistema canceroso; pens¨¦ en hacerle quimioterapia, pero decid¨ª aceptarlo as¨ª¡±, dice Caparr¨®s. La Historia, pues, como una aut¨¦ntica anomal¨ªa en la literatura actual. ¡°La literatura est¨¢ m¨¢s adocenada y comercializada que nunca; para m¨ª ha de ser desaf¨ªo, b¨²squeda y no una confirmaci¨®n de lo que se ve en la tele¡ Si alguien pintara hoy como Delacroix lo destrozar¨ªan, pero en cambio se escribe como Balzac, con f¨®rmulas de hace 250 a?os , s¨®lo dejando caer un m¨®vil en el argumento para modernizarlo¡±; estamos en un temible c¨ªrculo vicioso: se escribe novela sin ambici¨®n, sin probar nada, por lo que se educa al lector a un consumo de este tipo de obras y esto se retroalimenta, calentado por una falta tambi¨¦n de exigencia editorial; si la novela s¨®lo ha de narrar bien una historia ir¨¢ cediendo el paso, como ocurre, a mejores maneras de contarlas, como demuestran la series de televisi¨®n¡±.
Caparr¨®s es una manera de ver y entender el mundo, en el que ya lleva 60 a?os, hecho que le impresiona. ?Pero, tras escribir La Historia, puede haber algo que le zarandee? ¡°Me impresionan muchas cosas; por eso escribo y escrib¨ª esto; en cualquier caso, para resumir un mundo es un intento modesto, no?¡±. Quiz¨¢ capricho, pero nunca modesto.
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