Trap, techno y bocata de cochinillo a 30 grados
El festival arranca mostrando de nuevo su inagotable capacidad de fascinaci¨®n
Sigue siendo el lugar donde tienes que estar. Te lo vuelves a decir como una Karen Blixen renovada (y un poco m¨¢s vieja) al acceder, otro a?o m¨¢s, al amplio espacio alfombrado de c¨¦sped artificial del Village, la gran sabana musical del S¨®nar, con su variedad de especies. La nostalgia se pasa enseguida con las poderosas vaharadas de sonido que llegan desde el escenario y el aldabonazo del sol que cae a plomo poniendo a prueba entusiasmos y voluntades. Me adelanta un tipo unt¨¢ndose protecci¨®n solar como si fuera a la piscina. Uno de los iconos del festival es este a?o una sierra redonda dentada: excelente met¨¢fora del efecto del astro rey.
Son las tres del mediod¨ªa y el p¨²blico se refugia en las zonas de sombra aferrado a sus vasos de cerveza como si le fuera la vida en ello. No faltan sin embargo algunos valientes que se balancean de manera minimalista ante BFlecha, que tiene los arrestos incluso de saltar en el escenario. Aunque para arrestos los del individuo tatuado hasta el codillo que se est¨¢ zampando un bocata de cochinillo (7,5 euros), especialidad en uno de los food truck que tambi¨¦n ofrecen tiramis¨² casero (4 euros). El calor desaforado, el omnipresente olor a porro y el aroma a cochinillo asado, mezclado con la banda sonora de Rumore y Bawrut componen un c¨®ctel que desaf¨ªa la cordura. Pero para eso estamos aqu¨ª, para experimentar los l¨ªmites de la realidad e ir m¨¢s all¨¢.
Es dif¨ªcil describir la heterodoxia de las vestimentas, por ejemplo. Desde la indumentaria pr¨¢ctica que se esencializa (en ellos) en calz¨®n corto y torso desnudo, o el vestido vaporoso (ellas) hasta la t¨²nica estampada con motivos mas¨®nicos, que ya es pieza rara o la camiseta del veterano que reza ¡°Banys G¨¢lvez, especialidad en fideu¨¢¡± . Este a?o crees que has acertado con lo que te has puesto hasta que oyes susurrar al lado a uno que baila como si se acuchillara: ¡°Ese es de la pasma, seguro¡±. Ya me parec¨ªa raro que nadie me pasara el porro.
Sobrevuelan el Village unas gaviotas que paracen haberle cogido gusto al techno. Me he comprado un cucurucho de vainilla en la Xixuneta pregunt¨¢ndome si no ser¨¢ una alusi¨®n velada a la vulva digital de Bj?rk y apenas he dado dos lenguetazos y ya se me ha derretido.
En el S¨®narPlanta reina un ambiente de Encuentros en la Tercera fase pero se est¨¢ fresquito. Parte del p¨²blico manipula unas bolas luminosas entre haces de luces mientras los dem¨¢s miramos. En el S¨®nar + D se pueden experimentar otras cosas fabulosas como el L¨¢ser Room en el que un letrero advierte ¡±project uses frog machine, don't panic¡±. Otra caseta anuncia ¡°See by your ears¡±.
Entre las novedades este a?o, la caseta de vinos en la que puedes tomarte un verdejo en copa de cristal (3,5 e), y que ya no puedes reponer tu mochila S¨®nar de a?os anteriores: Adidas ha dejado paso a Tezenis en el merchandising y solo hay el modelo nuevo. Eso s¨ª la firma tambi¨¦n regala un ¡°kit festival¡± que incluye tatuajes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.