Calor, multitudes, abanicos y ritmo
Anderson .Paak, Moderat y Nicolas Jaar funden la noche en la Fira Gran Via
As¨ª como el Primavera Sound de hace cuatro a?os se recuerda como el del fr¨ªo, con temperaturas nocturnas heladoras y g¨¦lida brisa marina, el S¨®nar de este a?o se recordar¨¢ como el S¨®nar del calor, pegajoso e inclemente incluso por la noche. En la del viernes esta sensaci¨®n de est¨ªo tropical se acentu¨® en los espacios bajo techo del recinto de Hospitalet, donde por ejemplo en la actuaci¨®n de Moderat, la comuni¨®n de la multitud con los alemanes se sold¨®, nunca mejor dicho, gracias a una temperatura ambiente propia de Lawrence de Arabia. Un poquito de aire acondicionado no hubiese sobrado, ciertamente. Claro que escapar a un escenario al aire libre para ver sudar, pobrecitos, a Anderson .Paak y su banda, todo perlones de sudor en las caras, menos en la del guitarrista de origen latino, al parecer acostumbrado a lo t¨®rrido o con problemas en las gl¨¢ndulas sudor¨ªparas, tampoco aligeraba la sensaci¨®n de est¨ªo triple X. Pero nada se interpone entre el disfrute y el S¨®nar, as¨ª que abanico va, abanico viene, Nicolas Jaar se impusieron junto a Moderat y .Paak como referencias de una noche multitudinaria.
Porque hab¨ªa un gent¨ªo en los pabellones de Fira Gran V¨ªa, que transit¨® sin agobios rese?ables gracias a una reubicaci¨®n de espacios que alej¨® la zona de restauraci¨®n de la zona de paso que conecta el Sonar Lab con el Sonar Pub a trav¨¦s de la nave que aloja al Sonar Car, ¨²nico escenario que hasta bien entrada la noche se mantuvo apartado del mundanal gent¨ªo con la sesi¨®n bailable de Masters At Work. Y aunque fue bailable, a su manera, el directo de DJ Shadow abriendo el Sonar Club, tampoco sufri¨® los rigores de la multitud mientras el norteamericano se autocitaba con piezas de Endtroducing¡± su disco m¨ªtico, veinti¨²n a?os ya, as¨ª como alg¨²n registro de su paso por UNKLE. Hip-hop intelectualizado, con intenci¨®n de abstracci¨®n y esquematismo impulsado por unos bajos de acento no siempre previsible. El norteamericano disfrut¨® como un cr¨ªo en su directo, dando la sensaci¨®n de que pese a que todav¨ªa no hab¨ªa comparecido la multitud, estaba muy satisfecho de volverse a sentir importante. Se fue recogiendo cari?ito. Es lo que tienen los grandes festivales, son como mam¨¢.
Pero, con permiso de Moderat, quien puso m¨¢s ardor en el calor fue Anderson .Paak con su banda. Nueva estrella del neo soul, o sea otro artista chapoteando en la tradici¨®n negra con un aire contempor¨¢neo, realiz¨® un concierto contagioso marcado por las piezas de su excelente Malib¨². Anderson .Paak, a¨²n un chaval¨ªn, era puro nervio, constante despliegue f¨ªsico a base de carreras, saltos, bailes y exhortaciones al p¨²blico subido a su monitor de sonido. M¨²sica negra para una noche t¨®rrida, con funk, hip-hop, soul, pop negro y disco. Hablando de disco, cuando son¨® Am I Wrong solo se resistieron a la expansi¨®n un par de parejas que estaban a otras cosas. Tambi¨¦n al amor se impone al baile en esta patria de la danza, el S¨®nar. Y lo dicho, mucho sudor en el escenario, con un teclista obeso que debi¨® perder 10 kilos bajo la luna. Eso s¨ª, en directo la m¨²sica de .Paak pierde sutileza, se queda sin la producci¨®n matizada que la dibuja en disco haciendo que esa joya que responde por The season/Carry Me suene menos orfebre y menos retenida. Pero ?qui¨¦n se pone a pensar en esas cosas cuando te impele la negritud de un grupo saltar¨ªn? Por cierto, un detalle a agradecer, pese a ser bater¨ªa y tocarla muy bien, con fuerza y control, Anderson .Paak ahorr¨® solos a la multitud. Un detallazo. ?Un bater¨ªa l¨ªder de grupo sin solos?, ?ser¨¢ verdad que los tiempos est¨¢n cambiando?
En ese mismo escenario, m¨¢s tarde, triunf¨® de manera incontestable Nicolas Jaar, musculoso en el uso del bombo, que escond¨ªa y hac¨ªa aparecer tal que un mago su paloma. Comenz¨® planeador, como asegurando que las prisas no son buenas y que ya llegar¨ªa el ritmo, que apareci¨® de manera obvia m¨¢s tarde para ir jugando al escondite a lo largo de todo el directo. Un escenario resuelto visualmente de manera extraordinaria, con una c¨¢mara tras Jaar que ofrec¨ªa en las pantallas un contraplano como a trav¨¦s de una persiana digital y daba lugar a multitud de efectos visuales. Mientras, el propio escenario apenas mostraba una l¨ªnea de luz que fue haciendo emerger, con la paulatina incorporaci¨®n de m¨¢s luces estilizadas, la imagen del artista norteamericano. Delicad¨ªsimo.
Hier¨¢ticos como los guerreros de Xian, el tr¨ªo Moderat jugaron su partida en el escenario m¨¢s grande, y aquello fue un horno. Suerte que la m¨²sica de los alemanes, electr¨®nica milim¨¦trica a mayor gloria de una voz delicada y con aire melanc¨®lico, no obligaba a esfuerzo f¨ªsico, pues en casi contrario se hubiese asistido a m¨¢s de una licuaci¨®n. Ahora bien, quiz¨¢s ante la magnitud de la multitud el sonido, muy alto, desdibuj¨® los perfiles quir¨²rgicos del ritmo, e incluso el Shazam no reconoc¨ªa Eating hooks. La noche lo confund¨ªa. Mientras tanto, una se?orita se somet¨ªa a un calambre en una atracci¨®n publicitaria, remedo de los ¡°toques¡± que se ofrecen en la plaza Garibaldi de Ciudad de M¨¦jico. Como dice la canci¨®n, cada loco con su tema.
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