El diputado n¨²mero 136
Faltan poco m¨¢s de 90 d¨ªas para el refer¨¦ndum y, como si fuera una gran final de 90 minutos, el apoyo colectivo ser¨¢ fundamental para que pueda celebrarse
El 9 de junio el presidente Carles Puigdemont anunci¨® la fecha y la pregunta del refer¨¦ndum, en un acto solemne en el Palau de la Generalitat. Aquella declaraci¨®n, como dej¨® claro el fiscal general del Estado, no tuvo ning¨²n efecto jur¨ªdico, pero provoc¨® consecuencias pol¨ªticas y, sobre todo, un gran impacto medi¨¢tico y social. Tres d¨ªas antes, el Pacto Nacional por el Refer¨¦ndum enterr¨® la posibilidad de que este fuera pactado, disolvi¨® su comisi¨®n ejecutiva y se puso a disposici¨®n de las instituciones catalanas para seguir actuando como foro de debate y de consenso. Puigdemont, con su gesto, quiso se?alar que ha llegado la hora del impulso gubernamental de un refer¨¦ndum no acordado, de la intensificaci¨®n de una acci¨®n popular que contribuya a defenderlo y de responder a las maniobras del Gobierno para evitar la participaci¨®n popular.
Dos d¨ªas despu¨¦s del anuncio de Puigdemont, las entidades soberanistas organizaron una multitudinaria concentraci¨®n en las emblem¨¢ticas cuatro columnas de Puig i Cadafalch en Montju?c para ratificar ambos prop¨®sitos: avalar la decisi¨®n del ejecutivo catal¨¢n y mostrar de nuevo el apoyo social al refer¨¦ndum.
Los presidentes de ?mnium Cultural y de la ANC insistieron en la firme voluntad de los catalanes de decidir en las urnas el futuro de Catalu?a y advirtieron de que ¡°no hay suficientes c¨¢rceles para meter a todo el pueblo de Catalu?a¡±. Pep Guardiola, que ley¨® el manifiesto, tambi¨¦n se refiri¨® a la fuerza del pueblo y afirm¨® que ¡°cuando el Gobierno de Catalu?a cumpla con el mandato democr¨¢tico no estar¨¢ solo. Adem¨¢s de la mayor¨ªa democr¨¢tica del Parlament, debe saber que todos estaremos a su lado. Ahora que quieren secuestrar la voz de la democracia, m¨¢s que nunca acudiremos a las urnas y defenderemos con todas nuestras fuerzas la democracia y a nuestros representantes. Estamos comprometidos con ello¡±.
Desde aquel compromiso de ¡°refer¨¦ndum o refer¨¦ndum¡± (pactado o no pactado con el Gobierno espa?ol) que contrajo el presidente de Catalu?a en el debate sobre la cuesti¨®n de confianza de septiembre de 2016, ha habido un latente apoyo popular favorable a cualquier iniciativa de refer¨¦ndum que, si se manifiesta terminante y sin fisuras en los pr¨®ximos tres meses, ser¨¢ decisivo. Si el Gobierno catal¨¢n desea realmente llegar hasta el final y celebrar, con todas sus consecuencias, el refer¨¦ndum, no solo debe desprenderse de los independentistas pusil¨¢nimes y descre¨ªdos que a¨²n posee en sus filas y que a?aden trabas internas a las dificultades externas, sino que necesita garantizar un amplio y persistente apoyo popular.
Si recordamos los precedentes de las ¨²ltimas cinco Diadas es dif¨ªcil augurar que los partidarios del refer¨¦ndum y de la independencia de Catalu?a desistan. Entre uno y hasta casi dos millones de catalanes se manifestaron en Barcelona (2012), formaron una cadena humana de 400 kil¨®metros que uni¨® 86 municipios (2013), participaron en una V humana de 11 kil¨®metros que cruz¨® la capital catalana (2014), se concentraron en un tramo de 5,2 kil¨®metros de la Meridiana de Barcelona (2015) y organizaron cinco concentraciones simult¨¢neas en Barcelona, Berga, Lleida, Salt y Tarragona (2016). Y a todas estas masivas concentraciones, pac¨ªficas y populares, hay que sumar los casi 2.350.000 catalanes que votaron el 9-N. Todo parece indicar que el 11 de septiembre, a 20 d¨ªas de la fecha se?alada para el refer¨¦ndum, la demostraci¨®n de fuerza popular ser¨¢ incluso superior a la de a?os anteriores y, una vez m¨¢s, quedar¨¢n en agua de borrajas las teor¨ªas sobre el sufl¨¦ independentista. Algunas mentes unionistas empiezan a darse cuenta de que la celebraci¨®n de un refer¨¦ndum no es la obsesi¨®n de un Gobierno alocado, ni el empecinamiento insensato de una mayor¨ªa absoluta parlamentaria, sino que es la voluntad de una amplia mayor¨ªa del pueblo de Catalu?a.
Del mismo modo que los 11 jugadores del terreno de juego necesitan el apoyo incesante del llamado jugador n¨²mero 12, es decir, sentir el aliento de la afici¨®n para amedrentar al equipo contrario en los partidos m¨¢s trascendentes, el Ejecutivo de Puigdemont y la mayor¨ªa absoluta parlamentaria que lo sustenta tambi¨¦n necesita, en esta fase final, el respaldo del diputado n¨²mero 136, de una amplia mayor¨ªa popular dispuesta a luchar para poder decidir el futuro pol¨ªtico de los catalanes. Faltan poco m¨¢s de 90 d¨ªas para el refer¨¦ndum y, como si fuera una gran final de 90 minutos, el apoyo colectivo ser¨¢ fundamental para que pueda celebrarse.
Jordi Matas es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UB
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