Proceso¡ ?de autodestrucci¨®n?
El ganador de la situaci¨®n es ERC, la antigua Converg¨¨ncia est¨¢ en proceso de autodestrucci¨®n y el catalanismo pol¨ªtico ha virado hacia la izquierda
El llamado proc¨¦s no sabemos exactamente c¨®mo acabar¨¢, pero en el camino ¡ªtodo proceso es un camino¡ª est¨¢ produciendo considerables destrozos, especialmente fracturando partidos y haciendo que emerjan otros.
La historia es conocida. La separaci¨®n entre CDC y UDC, que provoca, adem¨¢s de acabar con las hist¨®ricas siglas de la federaci¨®n CiU, que CDC pase a llamarse PDeCAT y que Uni¨® desaparezca. Asimismo, restos de Uni¨® de tendencia independentista crearon un nuevo min¨²sculo partido que se ali¨® con CDC (por independentista) pero entr¨® en conflicto con ella debido a una cuesti¨®n de marca, de nombre: se denominan Partit Dem¨°crata mientras la nueva CDC se quer¨ªa denominar, de entrada, Partit Dem¨°crata Catal¨¤. Ahora le han a?adido la E (en el PDeCAT), que no significa Espa?a sino Europa, y parece que el conflicto se ha resuelto. A su vez, la aparici¨®n de Lliures, que dirige el veterano y brillante parlamentario Antoni Fern¨¢ndez Teixid¨® quiere recoger el esp¨ªritu liberal de CDC con marchamo catalanista pero no independentista.
Menos complicadas son las fracturas en el PSC, pero tambi¨¦n las hubo, con nuevos partidos ¡ªde mesa de camilla, por supuesto¡ª y deserciones de notables, en especial del sector catalanista, aunque su ausencia no parece notarse a la luz de los ¨²ltimos acuerdos con Pedro S¨¢nchez. Como me hac¨ªa observar el otro d¨ªa una inteligente amiga, exmilitante socialista: ¡°Quer¨ªamos que el PSOE se presentase en Catalu?a y ahora es el PSC quien se presenta en toda Espa?a¡±.
Pero esta es otra cuesti¨®n, que nos desviar¨ªa de nuestro tema de hoy. S¨®lo a?adir, para finalizar con un bajonazo, que han aparecido, o cobrado relevancia especial, tres partidos que, cada uno por razones distintas, est¨¢n incidiendo con fuerza en el nuevo sistema de partidos catal¨¢n: Ciudadanos, los comunes (o como se llame exactamente) y la CUP. Dej¨¦moslo tambi¨¦n para otro d¨ªa. Vayamos ahora a comentar otra consecuencia del devastador proc¨¦s: la extrema debilidad del Gobierno Puigdemont.
En efecto, no se trata de un Gobierno normal, sino de uno muy peculiar, limitado por cuatro factores infrecuentes. Primero, es el producto de una coalici¨®n electoral formada circunstancialmente por miembros de dos partidos rivales, desde el punto de vista nacionalista, m¨¢s algunos independientes ligados a la Assemblea Nacional Catalana y a ?mnium Cultural, dos asociaciones impulsoras de la independencia. Su grado de integraci¨®n es, pues, de entrada, relativo. Segundo, su presidente ha dicho que s¨®lo tiene previsto estar al mando del mismo hasta que los catalanes ejerzan el derecho (sic) a decidir; una vez cumplido este objetivo, abandona el cargo.
Tercero, este objetivo debe cumplirse en un plazo de 18 meses, que ya ha transcurrido, con lo cual todo se ha debido llevar a efecto aceleradamente, de forma visiblemente atolondrada. Cuarto, en todo el proceso el Gobierno Puigdemont ha estado fuertemente condicionado por la CUP, una organizaci¨®n pol¨ªtica antisistema, antiglobalizaci¨®n e independentista, de la que depende su estabilidad parlamentaria, no pudiendo encontrar apoyo en ning¨²n otro grupo. Rep¨¢rese en que la CUP s¨®lo coinciden con Junts pel S¨ª en el independentismo, en nada m¨¢s, en todo lo dem¨¢s est¨¢n muy distantes, sobre todo del PDeCAT, cuya m¨¢xima dirigente, Marta Pascal, ocupa un alto cargo en la internacional liberal. As¨ª pues, es un Gobierno muy complicado: por su objetivo, por su composici¨®n, por su peculiar presidente y por sus apoyos parlamentarios.
Toda esta complejidad se ha puesto de relieve en los ¨²ltimos d¨ªas y se le han a?adido otros factores. Algunos consejeros ¡ªtodos del PDeCAT¡ª no se han mostrado dispuestos a asumir las responsabilidades penales y civiles (patrimoniales) que comporta el proc¨¦s, lo cual muestra poca confianza en que ¨¦ste llegue a buen fin. El presidente Puigdemont, al parecer, est¨¢ condicionado por un misterioso e invisible comit¨¦ externo a su Gobierno, en el que est¨¢, entre otros, Artur Mas, que sigue intentando dirigir un proceso que hace tiempo se le escap¨® de las manos. Puigdemont, por su parte, un presidente casual, seleccionado por la CUP, no se sabe si obedece a los intereses de su partido, a los del misterioso comit¨¦, a los de Junqueras o a los suyos propios e intransferibles.
En el fondo, en medio de toda esta confusi¨®n, s¨®lo algo parece claro: el ganador de la situaci¨®n es ERC, la antigua Converg¨¨ncia est¨¢ en proceso de autodestrucci¨®n y el catalanismo pol¨ªtico ha virado hacia la izquierda. Habr¨ªa que preguntarse el porqu¨¦, sin duda hay respuesta.
Francesc de Carreras es es profesor de Derecho Constitucional.
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