Ceder la voz para narrar la desesperaci¨®n
La escritora Concita de Gregorio encarna a una madre que perdi¨® a sus dos hijas
Irina Lucidi es una abogada italiana que habla varios idiomas y con un extenso curr¨ªculo en Estados Unidos, Francia y Suiza. Estaba casada con Mathias, un suizo-alem¨¢n que trabajaba con ella en una multinacional. En 2005, tuvieron dos hijas gemelas: Alessia y Livia. Tras sufrir a?os de maltrato psicol¨®gico, Lucidi se separ¨® de Mathias en 2011. Ese mismo a?o, ¨¦l se llev¨® a sus hijas (de seis a?os) de vacaciones por Navidad. D¨ªas despu¨¦s, se suicid¨® en unas v¨ªas del tren y le dej¨® una nota a su exmujer:?"las mat¨¦, no sufrieron. Jam¨¢s las volver¨¢s a ver¡±, dec¨ªa.
Estos son los hechos cronol¨®gicos de una historia que sacudi¨® a la sociedad italiana y que tom¨® dimensiones sensacionalistas como el caso Jos¨¦ Bret¨®n en Espa?a. ¡°Pero no es la realidad total, eso es un t¨¦rmino que pertenece a cada persona. Transformar la verdad de uno en la de todos es el camino de la literatura¡±, explica Concita de Gregorio (Pisa, 1963), una periodista y escritora italiana que en 2015 public¨® un novela para darle voz a Lucidi que ahora se ha editado en castellano, Parece que fuera es primavera (Anagrama).
¡°Ella no quer¨ªa hablar de lo que pas¨®, sino de lo que sent¨ªa y c¨®mo luchaba para sobrevivir a esta historia¡±
El libro es una construcci¨®n de invenciones literarias y a trav¨¦s de ellas De Gregorio realiza un trabajo de ¡°m¨¦dium¡± para ¡°meterse dentro de ella, pensar como ella, escribir como ella¡±, dice. Hay cartas en las que la periodista escribe, como si fuera la propia Lucidi, al terapeuta de la pareja, al hermano de ella y al fiscal encargado de investigar el caso. ¡°Ella no quer¨ªa hablar de lo que pas¨®, sino de lo que sent¨ªa y c¨®mo luchaba para sobrevivir a esta historia¡±, explica la escritora.
Seis a?os despu¨¦s de la desaparici¨®n, nada se ha vuelto a saber de las ni?as. Por en medio, Lucidi ha participado en programas de desaparici¨®n de ni?os, ha viajado y ha encontrado el amor: un espa?ol, Luis, que vive en Granada. ¡°Ella ¡ªLucidi¡ª se puso en contacto conmigo solo para hablar. Al principio, ninguna de las dos planteamos escribir el libro. Eso vino meses despu¨¦s de la visita: algo a lo que yo me negu¨¦. Pero su historia me atrap¨®, me obsesion¨¦. Necesitaba sacarla de m¨ª y acced¨ª¡±, dice De Gregorio.
La historia sigue llena de interrogantes: no hay rastro de las hijas y tampoco se sabe si Mathias cont¨® con la ayuda de un c¨®mplice para llevarlas lejos de all¨ª. Hoy no se sabe si todav¨ªa siguen vivas, un clavo ardiente a la que la madre se agarr¨® pero que ahora parece improbable. ¡°Pero yo no he hecho un trabajo de investigaci¨®n period¨ªstica, sino una novela de ficci¨®n en la que encarno la voz de Irina¡±, a?ade. ¡°Lo ¨²ltimo que le quedaba era explicar todo lo que llevaba dentro como m¨¦todo de curaci¨®n. Detr¨¢s de este libro ha habido muchos horas de conversaci¨®n sincera por ambas partes. Si no entiendes la muerte, no valoras la vida¡±, dice la escritora. La pregunta abierta que plantea el libro es: ?por qu¨¦ Irina no se dio cuenta del peligro? ¡°Ese es el punto ciego del cerebro. Lo que est¨¢ delante pero somos incapaces de ver. ?C¨®mo una mujer con tanta formaci¨®n, que en su trabajo estaba acostumbrada a analizar los perfiles de la gente no vio la clase de persona que ten¨ªa delante?¡±, se pregunta la periodista.
¡°Irina me dec¨ªa: yo soy la prueba de que si alguien cae puede volver a levantarse"?
Obseso del orden
Lucidi tard¨® mucho en percatarse de que viv¨ªa con un desconocido. Un obseso del orden (con personalidad ¡°psicorigida¡±, seg¨²n los expertos) que inundaba las paredes de su casa con instrucciones sobre c¨®mo calentar la leche o la manera exacta en la que deb¨ªa vestir a las ni?as, por d¨®nde empezar y por d¨®nde acabar. ¡°Ella pensaba que era el car¨¢cter suizo-alem¨¢n, a veces tan r¨ªgido. No se dio cuenta del l¨ªo en el que se hab¨ªa metido hasta que vio la cara de sorpresa de una amiga que fue a visitarla¡±, dice la periodista.
Con todo, De Gregorio saca el lado positivo de la tragedia: ¡°Irina me dec¨ªa: yo soy la prueba de que si alguien cae puede volver a levantarse. Ahora s¨¦ que hay salida a cualquier adversidad. Lo que no te mata, te hace m¨¢s fuerte. Puede sonar incre¨ªble, pero llegar a este punto es un privilegio¡±.
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