De Barcelona al mundo
No es de recibo que haya quien pretenda aprovechar los atentados para denigrar a sus oponentes pol¨ªticos o para relanzar sus reivindicaciones pol¨ªticas
Nueve d¨ªas despu¨¦s de la matanza de La Rambla, los barceloneses tenemos hoy, con la manifestaci¨®n que saldr¨¢ de los Jardinets de Gr¨¤cia a las seis de la tarde, la oportunidad de decir al mundo que no tenemos miedo, que no tenim por, y que estamos unidos contra el terror y en defensa de la libertad. Han sido nueve d¨ªas conmovedores en los que ha habido formidables demostraciones de grandeza, principalmente de la ciudadan¨ªa cuya solidaridad tras los atentados lleg¨® incluso a desbordar el Banco de Sangre y cuya colaboraci¨®n ha sido determinante en la desarticulaci¨®n de la c¨¦lula terrorista. Las muestras de solidaridad y fraternidad provenientes del resto de Espa?a con Barcelona y toda Catalu?a han sido asimismo espectaculares.
Tambi¨¦n los Mossos, que han dirigido la investigaci¨®n, han vuelto a demostrar su diligencia, acreditada durante a?os como polic¨ªa integral de Catalu?a en la defensa de la seguridad de los catalanes. No lo dicen ellos, sino la mayor¨ªa de los expertos reconocidos y no politizados en materia de seguridad y defensa. En lo que s¨ª que han insistido los Mossos en todas y cada una de sus comparecencias es en que la colaboraci¨®n con el Cuerpo Nacional de Polic¨ªa, la Guardia Civil y el CNI ha sido fundamental, constante y fluida, extremo que confirman los mandos policiales de los principales cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, que a su vez alaban la actuaci¨®n de la polic¨ªa catalana. Es triste que haya tenido que ocurrir una tragedia para que los Mossos, instituci¨®n se?era del autogobierno catal¨¢n, recibieran el reconocimiento de la sociedad a la que llevan d¨¦cadas sirviendo y protegiendo con lealtad, no siempre correspondida e incluso en algunas ocasiones despreciada por sectores partidarios de la anomia social e institucional. En fin, nunca es tarde.
Por todo ello parece oportuna la decisi¨®n del Parlament de condecorar a los Mossos, a los servicios de emergencia, a la Guardia Urbana de Barcelona y a la polic¨ªa local de Cambrils con la medalla de honor de la C¨¢mara, pero solo la pretensi¨®n de rentabilizar la tragedia con fines partidistas puede explicar la exclusi¨®n de la Polic¨ªa Nacional y la Guardia Civil de tal reconocimiento. Si de los mandos policiales de los Mossos dependiera, seguro que ambos cuerpos recibir¨ªan tambi¨¦n la distinci¨®n del Parlament. Ser¨ªa una muestra de unidad que la mayor¨ªa de los catalanes sin duda agradecer¨ªamos, como aplaudimos las im¨¢genes de unidad que vimos al d¨ªa siguiente de los atentados, con el Rey, el presidente del Gobierno, el de la Generalitat y la alcaldesa de Barcelona presidiendo un conmovedor minuto de silencio por las v¨ªctimas de Barcelona y Cambrils. Por cierto, hay que ser muy mezquino para criticar, como han hecho algunos opinadores, el llamamiento de Rajoy a la unidad, como si el presidente estuviera llamando a la unidad de Espa?a contra el separatismo, cuando la ¨²nica lectura razonable y l¨®gicamente conciliadora que cabe hacer de sus palabras es que est¨¢ llamando a la unidad de todas las personas decentes, de la gente de bien, con independencia sobre todo de su adscripci¨®n partidista o religiosa.
Ni que decir tiene que el elogio a los Mossos no debe hacernos caer en la autocomplacencia sin conciencia. Al contrario, como sociedad tenemos que ser exigentes con las instituciones de las que nos hemos dotado para ordenar nuestra convivencia, y si ha habido fallos en la prevenci¨®n del ataque o en la gesti¨®n posterior, cosa que parece probable, debemos detectarlos, denunciarlos y tratar de corregirlos, asumiendo que el riesgo cero no existe. Dicho lo cual, tambi¨¦n tenemos derecho a reconocer alguna vez el trabajo de nuestros polic¨ªas, cosa que por desgracia no hacemos a menudo, y ¨¦sta parece una ocasi¨®n adecuada cuando les hemos visto estos d¨ªas jugarse la vida por todos nosotros.
Lo que no es de recibo es que haya quien pretenda aprovechar los atentados para denigrar a sus oponentes pol¨ªticos o para relanzar sus reivindicaciones pol¨ªticas. Y estos d¨ªas hemos visto cosas muy preocupantes, como el comunicado de un sindicato de la Guardia Civil y otro de la Polic¨ªa Nacional denunciando una supuesta exclusi¨®n de ambos cuerpos en las investigaciones posteriores al atentado. Se trata de un mensaje que no puede por menos que intranquilizar a los ciudadanos, lo cual constituye una irresponsabilidad m¨¢xime cuando altos mandos policiales de ambos cuerpos, as¨ª como del CNI, insisten en p¨²blico y en privado en que la colaboraci¨®n con los Mossos ha sido y sigue siendo notable, empezando por el mayor, Josep Llu¨ªs Trapero. Lo f¨¢cil es despotricar siempre en la misma direcci¨®n y regodearte en tus prejuicios, pero, al menos en momentos como este, conviene elevar un poco el vuelo, abandonar las trincheras y escucharnos un poco entre todos. A ver si por una vez desmentimos al gran Larra y alguien convence a alguien en este pa¨ªs y no acabamos a silletazos.
Da la impresi¨®n de que eso, elevar el vuelo, es lo que han intentado hacer Colau, Puigdemont y Rajoy, a los que por desgracia no siempre han seguido algunos de sus correligionarios, como el alcalde de Alcorc¨®n o el jefe de prensa del Diplocat, empe?ados en la criminalizaci¨®n sistem¨¢tica del adversario. Juzgadores temerarios, all¨¢ ellos con su conciencia, si la tienen. Los dem¨¢s, nos vemos esta tarde en Barcelona.
Ignacio Mart¨ªn Blanco es periodista y polit¨®logo.
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